Cada 8 de marzo, el mundo se detiene para rendir homenaje a las mujeres, seres fundamentales que sostienen el tejido de nuestras sociedades.
En Venezuela, donde la lucha diaria se entrelaza con la esperanza, las mujeres son faros de resistencia y valentía. Son ejemplo de resiliencia permanente, más allá de nuestras fronteras y dentro de su país, dominado por un gobierno empeñado en violarle sus derechos constitucionales.
Desde nuestras madres, hermanas y esposas hasta nuestras heroínas contemporáneas, cada mujer es un pilar que sostiene nuestra historia. La Patria misma lleva nombre de mujer y su esencia resplandece en nuestra Bandera, donde cada estrella representa a una mujer valiente.
La Virgen de la Coromoto, la Virgen del Valle y la Chinita son guardianas que nos protegen desde el cielo, mientras que mujeres como Ana María Campos nos recuerdan el legado de lucha y dignidad que nunca se apaga.
En la ribera del Lago de Maracaibo, las olas cuentan historias de amor y sacrificio. María Calcaño, con su poesía que desafía al tiempo, nos muestra que el arte es un refugio ante las adversidades.
Hoy, muchas venezolanas enfrentan la dura realidad de encontrarse en prisión por haber defendido la soberanía popular el 28 de julio de 2024; todas ellas llevan en su corazón, la esperanza de regresar a sus hogares.
El coraje de mujeres como Roscio San Miguel, Magaly Meda, Dinorah Hernández y María Corina Machado, brilla intensamente en un país que clama por libertad y democracia. Ellas son símbolos de una lucha que no conoce fronteras, luchadoras incansables que inspiran a nuevas generaciones.
En este día internacional de la mujer, recordemos que ser mujer en Venezuela es enfrentar desafíos diarios con una fuerza admirable. Es construir sueños a pesar de la adversidad y mantener viva la esperanza de un futuro mejor.
Celebremos su valentía, su amor y su inquebrantable espíritu. Que cada mujer sepa que su lucha no pasa desapercibida: son ellas quienes hacen posible que sigamos avanzando en este camino de resistencia hacia la libertad y la democracia.
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