Republica del Zulia

Julio Portillo: Necesitamos entonces promover el regionalismo como protesta al excesivo centralismo en todos los órdenes. Tenemos que despertar la conciencia política de la provincia.

sábado, 1 de marzo de 2025

La diplomacia de los golpes


Refiere el célebre periodista Bob Woodward en su último libro, War (Guerra), que en febrero de 1989, estando en un cocktail junto con su amigo, el también famoso periodista Carl Bernstein (ambos dieron a conocer el escándalo de Watergate), fueron abordados por el entonces magnate inmobiliario Donald Trump, quien les preguntó por qué no lo entrevistaban. El reto fue aceptado. La entrevista fue grabada en cassettes y guardada por Woodward en su casa. En 2019, Woodward visita a Trump, ahora en la Casa Blanca, y este le reclama que nunca vio la entrevista hecha 30 años atrás. Woodward se empeña en buscar tales grabaciones y en 2023 las encuentra en un viejo depósito donde guardaba infinidad de papeles y documentos. De la entrevista surge, claramente, el verdadero carácter de quien fuera riesgoso inversionista, 3 décadas más tarde convertido en el presidente de la nación más poderosa del planeta.

En 1989, los periodistas preguntan a Trump cuáles son los pasos para cerrar exitosamente un negocio. El magnate les responde: «Dejarme llevar por mis instintos». Más tarde, ya en la Casa Blanca, Trump no quiso recibir los primeros reportes diarios de inteligencia, aduciendo que él solo creía en sus instintos. Seguramente más tarde aceptaría tales reportes. Más adelante, en la misma entrevista, Trump revela la tremenda impresión que tuvo cuando era inversionista en el negocio del boxeo profesional: un novato boxeador gana finalmente a quien todos veían como el indudable victorioso de la contienda. El nuevo campeón declaró su secreto: «Golpeaba y golpeaba». Trump confirma a los periodistas que es eso lo que él hace: «golpear, golpear» («I go with the punches«). La actuación de Trump en su primera presidencia confirma que «golpear» ha sido su práctica permanente.

El libro escrito por Bob Woodward, War, se imprime en octubre de 2024, en plena campaña electoral y, claro, no incluye los primeros 30 días de la segunda gestión de Trump. El primer golpe de este fue contra Canadá, amenazándola en convertirla en el Estado 51. De seguidas, Groenlandia, Panamá, México y los palestinos de Gaza. El golpe más fuerte lo reservó para Ucrania. Un golpe que también fue acusado por la Unión Europea y el Reino Unido.

El corolario de este artículo es que las técnicas de negociaciones diplomáticas recomendadas por el sano juicio e incluidas en los textos que tratan de cómo solventar las diferencias entre las naciones han sido, una vez más, puestas a un lado por este innovador en acabar con las situaciones en conflicto. Si no, véase cómo Canadá de inmediato elevó el gasto de vigilancia fronteriza  con su vecino del sur. Panamá rescindió todos los contratos con Pekín. México respondió inteligentemente: el otrora histórico Golfo de México reservaría su nombre para la zona marítima sobre la plataforma continental mexicana. La parte de las aguas sobre la plataforma continental de Estados Unidos podría llamarse Golfo de América. El golpe a Groenlandia solo sirvió para que el Reino de Dinamarca elevara los gastos militares para ese territorio autónomo.

El proyecto de convertir la zona de Gaza, luego de la anunciada limpieza étnica, en la Riviera del Medio Oriente, fue puesto a un lado por la delegación bilateral estadounidense que en días recientes se reunió en Tel Aviv con las autoridades israelitas. ¿Pero tenía justificación el lanzar dardos y flechas a diestra y siniestra, cuando se tiene un cuerpo diplomático con niveles académicos privilegiados y listos para enfrentar cualquier desafío a los intereses de su país? Y las consecuencias había que medirlas: resentimientos que perduraran y obstaculizaran cualquier futura ayuda o alianza que se requiriera. La diplomacia es construir puentes, no volarlos para, indefectiblemente, tener que construirlos de nuevo. Otros golpes han sido autoinfligidos: los recibió la sociedad estadounidense en forma de despidos masivos en las dependencias federales, cortes a los subsidios a los productores agropecuarios y un largo etcétera. Pero la sociedad ya está respondiendo a los golpes indiscriminados con crecientes movilizaciones públicas en diferentes ciudades; el sistema judicial independiente ha paralizado la acción del tsunami de edictos ejecutivos: el Congreso, órgano legislativo independiente, ha sido obviado hasta ahora. Algo inédito en la ya bicentenaria democracia que cuenta con 47 presidentes elegidos ininterrumpidamente por los votos libres de sus ciudadanos.


Alonso Pérez Marchelli es internacionalista

https://www.elnacional.com/

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