EN EL ANIVERSARIO DE SU NACIMIENTO
Jóvito Villalba Gutiérrez, más margariteño que el hijo 'er diablo, nació en Pampatar el 23 de marzo de 1908. Desde su juventud, destacó como líder estudiantil y orador valiente, enfrentándose a la dictadura de Juan Vicente Gómez.
En los carnavales de 1928, el 14 de febrero se alzó junto a los estudiantes y fue detenido cuando apenas tenía 19 años de edad.
Este acto de desafío lo llevó a soportar varios años de prisión en condiciones inhumanas, pero su espíritu nunca se quebrantó. Rómulo Betancourt lo describió como "el líder joven más valioso de Venezuela", destacando su papel como abanderado de una generación que declaró la guerra al despotismo.
Junto a Rómulo Betancourt y Rafael Caldera, Jóvito Villalba fue arquitecto de la era democrática que nació en 1958, cuando el pueblo, unido en las calles, derrocó al dictador Marcos Pérez Jiménez.
Si al final quisiéramos indagar más sobre Jóvito habrá que recordar a Escobar Salom, cuando en un merecido homenaje que la Academia Nacional de la Historia le rindiera a Villalba, expresó:
"A todos los despedía diciéndoles: tenemos que hablar. Parecía como que siempre quedaba pendiente un tema, un encuentro, que el diálogo no era solo para un día. El ¡tenemos que hablar! era una convocatoria, el próximo paso de un programa, un plan de lucha”.
Hoy la vida de Jovito Villalba nos enseña que este combate por la democracia, no es sólo un acto de resistencia, sino un compromiso constante con el futuro. Su frase "tenemos que hablar" simboliza su fe en el diálogo y la inclusión, valores que siguen siendo esenciales en la Venezuela de hoy.
Hoy, su legado cobra una relevancia especial. Sí Villalba estuviese vivo, estaría al lado del pueblo venezolano en su lucha contra un régimen que, al no reconocer su derrota en las elecciones del 28 de julio, intenta sumir al país en una nueva era de oscuridad con partidos inhabilitados, presos políticos y sin libertades democráticas.
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