En los cuatro primeros días de marzo, el gobierno de EEUU envió al régimen de Venezuela dos contundentes mensajes que han puesto en vilo a Nicolás Maduro en sus pretensiones de consolidarse en el poder, por encima de las reglas nacionales e internacionales.
Y ambos avisos están circunscritos a la seguridad hemisférica, al petróleo y al cumplimiento de acuerdos internacionales, tres de las prioridades del presidente Donald Trump, en su controversial política exterior, y que Maduro se empeña en desafiar.
Las advertencias, que pueden interpretarse como parte de la estrategia de máxima presión, buscarían en este caso poner en jaque al régimen de Maduro para que concrete el proceso de negociaciones, pero ahora con un tono más duro.
Richard Grenell, enviado especial de Trump que inició negociaciones con Maduro, a finales de enero pasado, es ahora también director interino del Centro Kennedy en Washington, y su misión actualmente está en manos del Secretario Marco Rubio.
Estos hechos, en el contexto de la política internacional de EEUU, son vistos como el inicio de un giro de Trump hacia América Latina, luego de pausar el apoyo a Ucrania y alejarse de los países europeos, tras la polémica reunión con Volodímir Zelenski, según análisis estadounidenses.
Mensajes claros de EEUU
El 1 de marzo, EEUU advirtió a Venezuela, en una enérgica declaración, que “cualquier provocación” del Maduro en la región ocasionará “consecuencias”, luego de calificar de “inaceptable” la amenaza militar contra la operadora petrolera ExxonMobil en aguas de Guyana.
La respuesta estadounidense se debió a la presencia de un buque de la Armada venezolana en territorio del Esequibo, zona limítrofe en disputa que se dirime en la Corte Internacional de Justicia, la cual fue denunciada por el presidente de Guyana, Irfaan Al.
La incursión de Venezuela ocasionó el rechazo de la OEA y de la Comunidad del Caribe (Caricom), que fue aliado de Venezuela por años, contra la provocación de Maduro, quien también proyecta tener gobernador del Esequibo, en las elecciones regionales anunciadas para mayo. El régimen, por su parte, rebatió las acusaciones.
Pero esta no fue la única señal contra Maduro. En menos de 24 horas, la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro informó que “se preparaba” para tomar “desmantelar” la Licencia General 41, y el 4 de marzo la canceló, mediante la licencia 41A .
La estadounidense Chevron y a otras operadoras no podrán hacer transacciones con Pdvsa, principal fuente de ingresos del país, ni exportar petróleo a otra jurisdicción que no sea EEUU, a partir del 3 de abril.
Las petroleras extranjeras producen un total de 446.000 barriles día, equivalentes a 50% de la producción nacional. “Un tsunami se le viene encima”, predijo el exministro de Petróleo Rafael Ramírez, chavista separado del régimen, días antes.
Un jaque a Maduro
Eduardo Gamarra, analista político y director del Foro de Opinión Pública Latina de la Universidad Internacional de Florida, afirma que EEUU está endureciendo su posición contra Maduro, en medio de los “mensajes confusos” que la administración Trump envía al mundo.
La medida del Tesoro sobre las operaciones de Chevron y de otras, parte de las sanciones impuestas por la OFAC, obedece a varias razones externas e internas, según el profesor.
El acuerdo inicial de Grenell a Maduro fue el de no imponer más sanciones a cambio de llevarse a cientos de inmigrantes venezolanos indocumentados de vuelta a su país, pero esto no se cumplió. “Esto ha causado el enojo de Trump”, dice.
“El presidente afirmó en una comparecencia, en diciembre, que iba a negociar deportaciones por sanciones. Y estamos en eso. Llas deportaciones no han sido lo suficientemente rápidas ni masivas, como él lo esperaba, a pesar de los grandes esfuerzos de la política migratoria”.
“El Departamento de Prisiones de EEUU y otras fuentes señalan que se capturaron 600 miembros del Tren de Aragua, que es un cifra ínfima con relación a la cantidad de inmigrantes venezolanos indocumentados. Quizá Venezuela buscó 1,000 con sus aviones pero el número es pequeño”, indica, tras considerar que las cifras “son poco transparentes”.
Negociaciones en curso
Explica que como las sanciones tienen un plazo de espera habría que esperar el cumplimiento de los acuerdos por parte de Maduro, que se caracteriza por no cumplir ninguno en los últimos cinco años.
Otra razón de las medidas de la OFAC y la “política dura” de EEUU sería el cuestionamiento de venezolanos en Florida a la reunión de Grenell con Maduro y su declaración reciente de que Trump no busca cambio de régimen en Venezuela, según sostiene Gamarra.
“Eso fue muy negativo y contribuyó a la decisión. Marco Rubio, supongo, fue el primero en advertir que esa visita no fue buena. Además, contradice su posición contra dictaduras procomunistas, y eso creo le puede haber creado tensión. Lo que negoció Grenell quizá no tenga sentido ahora”.
Gamara menciona otra razón adicional en la política interna. Los tres representantes del Sur de La Florida Mario Díaz-Balart, Carlos Giménez y María Elvira Salazar habrían presionado por las sanciones a cambio de sus votos decisivos en la aprobación del presupuesto de Trump. Hubo 217 votos a favor y 215 en contra.
“Lo que hizo Trump con el acercamiento a Maduro fue que arriesgó el presupuesto”.
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