Republica del Zulia

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sábado, 8 de febrero de 2025

Comenzó la guerra comercial internacional Por Adolfo P. Salgueiro


La mención de la palabra “guerra” se asocia con acciones militares acompañadas de mayor o menor violencia o destrucción. Hoy día comprobamos que los Estados, especialmente en los más poderosos, disponen de “medios alternativos” para promover el logro de sus objetivos.

Lo anterior lo estamos presenciando con el desarrollo de la actual guerra comercial que ha comenzado a desatarse entre Estados Unidos por una parte y algunos otros países por la otra, ya sea en forma colectiva o individual.

Estados Unidos a lo largo de su historia ha vivido épocas de proteccionismo y otras de libertad, que es cuando el  país ha sido por décadas campeón del libre comercio internacional como directriz principal de su orientación económica.

Hoy día la doctrina MAGA (Make America Great Again) está imponiendo un importante cambio de rumbo haciendo uso unilateral y autoritario de herramientas (tales como los aumentos de aranceles de importación) a modo de castigo para combatir problemas que poco o nada tienen que ver con el asunto.

Muy cierto es que el entonces candidato Trump manejó la alternativa durante la campaña electoral que resultó en su sólido triunfo en los comicios de noviembre de 2024 combinando MAGA con “America First” convertidos en  grata dupla para aquellos ciudadanos que resolvieron dar su voto al hoy presidente. Estimamos que el pintoresco estilo del personaje puede haber sido útil a la hora de decantarse por una de las opciones que, en las primeras horas, parece estar logrando algunos éxitos diplomáticos a corto plazo. Ese es para público que tiene la visión de que ayudar a Ucrania es malgastar recursos, toda vez que ese país queda demasiado lejos, mientras los alimentos  en el mercado suben de precio. Nada más lejos de la realidad de hoy, cuando la potencias más poderosas requieren del intercambio comercial lo mismo que los países más ricos (Arabia Saudita , Kuwait, Qatar, etc.) porque ninguno pudiera hoy llegar muy lejos si no pudieran comerciar libremente con el resto del mundo.

Lo anterior viene al caso por los aumentos de los aranceles para la importación a Estados Unidos de productos provenientes de México, Canadá, Europa y China, impuestos en algunos casos como “garrote político” y en otros como herramienta para castigar por ejemplo a Canadá -su más cercano y fiel aliado- por  el único pecado de sostener una balanza de pagos altamente deficitaria para Estados Unidos.

Distintas razones de mayor o menor validez han resultado en que el presidente Trump imponga, asimismo, aumentos desmedidos de aranceles de importación a México porque -según él- no colabora con la solución del problema migratorio, o la Unión Europea o -fugazmente- a Colombia por haberse negado inicialmente a recibir los deportados que eran trasladados a ese país encadenados, en aviones militares norteamericanos. Distinto el caso de China, a quien se le aplicará 10% de arancel como parte de una disputa por el liderazgo mundial.  Y pare usted de contar.

Al anunciar las medidas, Mr. Trump las presenta como una gran fuente de ingresos para el Tesoro sin explicar que esos costos, al final del día, tendrán que ser cancelados por el comprador norteamericano, pues el proceso aumentará los precios y empujará la inflación que el presidente prometió derrotar.

Hoy el resultado es el surgimiento de una atmósfera tensa que en lugares como Canadá es de franco enojo tratándose del aliado más antiguo y fiel de Estados Unidos . En México, las fábricas que producen para vender en el mercado norteamericano también deberán incrementar sus costos, que luego tendrán que trasladarse al consumidor final.

La experiencia histórica demuestra que el comercio libre con poco o ningún arancel dinamiza las economías impulsando el progreso, mientras que el proteccionismo exhibe resultados indefectiblemente negativos. Es por eso que los esquemas comunitarios destinados a reducir o eliminar las trabas al comercio internacional tienen resonante éxito, como es el caso de la Unión Europea, Mercosur, el Tratado México-Estados Unidos-Canadá, etc.

Por el momento pareciera que la táctica poco amistosa del señor Trump para encarar las relaciones internacionales le viene dando algunos éxitos iniciales. Habrá que ver hacia dónde se orienta el comercio internacional en los próximos años para sacar conclusiones más fundadas.

apsalgueiro1@gmail.com

EL NACIONAL.

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