Republica del Zulia

Julio Portillo: Necesitamos entonces promover el regionalismo como protesta al excesivo centralismo en todos los órdenes. Tenemos que despertar la conciencia política de la provincia.

lunes, 6 de enero de 2025

Simón García: ¿El cambio es propiedad de una parcela?



No parece cierto que hoy predomine una narrativa que descalifique las expectativas y esperanzas de cambio.

Es un tema que no debe verse en abstracto. Un Angulo es observarlo momentáneamente dentro de una contienda por consolidar una hegemonía en la oposición. En términos simples podría esquematizarse como una pugna incomprensible entre quienes desean sumar fuerza y quienes desean pelear con los que tienen propuestas minoritarias diferentes. En esta simplificación las minorías no tienen derechos.

El riesgo inminente es recaer nuevamente en otra división con las que hemos destruido dirigentes y partidos.

La representatividad del liderazgo de María Corina y la legitimidad constitucional del de Edmundo González han sofocado está propensión a barrer la casa hacia afuera y darle mayor relevancia al conflicto interno.

Pero esa contención no basta. Necesitamos un debate de altas miras sobre el futuro del país y sobre un consenso en torno a una teoría de cambio como marco para cultivar las estrategias de la oposición. Ese debate, que no encontró alicientes en los recientes seis meses, no puede darse en estos momentos y ni quizá tan cerca de lo que ocurra el 10.

Pero no esTampoco es legítimo comenzar a excluir participantes necesarios en ese debate, delimitando los que no tienen derecho a opinar porque tienen distintos grados de compromiso o mantienen aún una estrategia diferente a la de María Corina.

Junto a ellos existen también posiciones de gentes que están en la lucha contra el régimen autoritario, que apoyan al liderazgo principal de estas luchas; pero consideran que, en algunos aspectos, hay opciones que brindan más seguridad al logro de objetivos que la decidida por la dirección principal de la oposición. Esta discrepancia es descalificada automáticamente y denunciada como colaboración o complicidad. Esta conducta asimila una disidencia a una traición y se complace en listar cohortes de futuros alacranes desterrados de la oposición sin tomar en cuenta trayectorias o aportes a una verdadera alianza nacional.

El dogma es el mismo: si no se está de acuerdo en todo, no se está de acuerdo en nada. AEsta cláusula permite que algunas franjas de la mayoría opositora se apropie de los 7 millones de venezolanos que votaron por Edmundo y se confieran una instantánea superioridad moral para tratar con desprecio a los impuros y a los tibios.

Este discurso que suele acompañarse de un empoderamiento autoritario de la verdad, convierte a los seguidores en súbditos sin derecho a expresar lo que piensan.

Esa deformación en la oposición es un traslado de la cultura autoritaria del régimen que bloquea el desarrollo de sus rasgos alternativos.

Se da por sentado, más por costumbre que por análisis, que la política, especialmente aquella vivida como acto heroico más fantasioso que real, es el arte de hacer posible lo imposible.

Tal vez sea así en algunos momentos especiales en los cuales se le debe pedir a Rodas que salte, justo en ese instante y lugar. Pero, ¿estamos en una fase de la lucha por la vigencia de la Constitución que nos permita gritar ahora o nunca? Fetichizar el 10 de enero y convertirlo en la línea de muerte  para el régimen, contando fundamentalmente con la necesidad objetiva de los cambios  y el deseo  de todos de salir del desguace del país, ha dado lugar a inflar una expectativa separándola  de variables que aún hay que reunir.

La esperanza, real o ilusoria, es un deseo subjetivo capaz de transformarse en una fuerza material. Pero necesita parteros, en vez de porteros.

Lo que se quiere evitar y que en estos momentos no es útil examinar en detalle, es cómo sacar el mejor provecho de los triunfos extraordinarios obtenidos por la vía electoral y por la aparición en toda la población de un  cambio  de actitud vivido como  responsabilidad de todos.  ¿Qué daño pueden ocasionar los que alertan para no caer en un barranco porque no se están atendiendo, a su parecer, determinados requisitos de triunfo?

El traslado de la polarización al interior de la oposición alienta una línea de exclusión que no representa las motivaciones de diversas franjas de ciudadanos presentes en la apabullante victoria del 28. Mantener la amplitud de esa jornada debe ser un fundamento para formular y lograr nuevas expectativas.

El artículo que me suscitó estos comentarios aislados, contiene planteamientos y sugerencias de interés para todos los preocupados por el destino del país y para la suerte de la oposición. Puede ser un recurso cuando se abra una nueva fase y un nuevo debate sobre cómo trabajar lo posible para superar juntos la realidad de un régimen, un modelo y una cultura autoritaria.

El retorno al primitivo decreto de guerra a muerte no es respuesta certera, aunque crecerán sus partidarios. De ese modo se convierte a la polarización en un mecanismo de extinción del adversario y no deja espacio para ir más allá de los que consideran que tácticamente ha llegado la hora de los creyentes firmemente convencidos que la victoria nos esperará en menos de seis meses.

De nuevo la compulsión inmediatista y la propuesta de otra fecha para ganar el todo con pocos.

En Venezuela sobran razones para luchar por un cambio que asuma que la democracia se reconquista practicándola. Un solo dato revuelve el ánimo: el monto del salario mínimo y de las pensiones.

Los que aún no creen o tienen dudas  sobre las probabilidades actuales de avances  tienen derecho a tener otra opinión;  los que han perdido todo, incluida la esperanza, tienen que tener un espacio entre las diversas maneras de ser útil para realizar la expectativa de vivir mejor que es una que debe unirnos a todos.

¿Acaso vamos a presentar una oferta de nueva sociedad solo para la vanguardia de los elegidos?

Tener dudas o no tener una ilusión ciega en qué Edmundo se va a juramentar en Venezuela, ¿es signo de ser aliado del régimen (siempre tratado como bloque sin apreciar su contradictoriedad ) y cómplice de la corrupción?

Es así, ¿Con dogmas, sectarismos, amenazas y exclusiones cómo se pretende construir futuros mejores? Dudo.

Los sectores moderados en la oposición y los que nos interesa estimular en el campo dominante no han desaparecido. Unos y otros tienen un papel que jugar en una crisis estructural que el poder no tiene medios, distintos a favorecer alguna modalidad de transición, para salir de ella con bajos costos.

También las distintas clases de líderes radicales presentes en la oposición (Democráticos o autocráticos; moderados o extremistas) jugarán un papel en el acortamiento o prolongación de la dominación de las fuerzas que controlan al Estado sobre la sociedad.

El sistema en el poder llegó a su punto de agotamiento. No puede mantenerse sobre la destrucción de las condiciones de vida y la represión a un país que piensa diferente desde el 28 de julio.

Ese es el mayor capital del cambio. No lo dividamos.  Protejamos toda la esperanza.

Si no lo podemos lograr el optimismo de la razón comenzará a ser doblegado por la ineficacia de la voluntad. Entonces se descubrirá que la esperanza se aferraba a la espera de un milagro y todos habremos perdido.

https://www.costadelsolfm.org/

No hay comentarios.:

Publicar un comentario