Todo estaba estremecido de libertad de espíritu y hasta las piedras eran como conciencias dormidas en un sopor sin sueño. Gottfried Leibniz.
En una oportunidad anterior escribí sobre este tópico, pero por lo desconocido del término es preciso explicar que él se refiere a un determinado tipo de relación entre un líder y sus seguidores. La teoría diádica intenta explicar porqué los líderes varían su comportamiento con los distintos seguidores. Busca hacer entender la forma en que el líder crea camarillas y grupos de excluidos formando así falsos revolucionarios.
En esa ocasión me referí también a los lémures, pequeños animalitos cuyo comportamiento se asemeja al fanatismo en grupos de humanos. En esta oportunidad, con el auxilio de la vinculación diádica vertical, quiero resaltar esa relación de los lémures mayores con sus seguidores, ya que viene al caso por los desplantes que en repetidos eventos han dispensado a su pueblo, sobre todo aquellos que consideraron que su voz era la voz de Dios.
Al comienzo de la gestión, con todo a su favor, siguiendo las tesis de Ceresole, buscaron vincularse directamente con el pueblo, por encima de Ministros, gobernadores y alcaldes, a quienes después culpaban de ineptitud e ineficiencia. También lo hicieron con los miembros de las Fuerzas Armadas donde se han saltado las jerarquías de mando, en una típica relación diádica, hasta que empezaron los reclamos airados de los primeros y se le pusieron respondones algunos de los segundos.
El liderazgo que se mantiene en el poder ha creado sus camarillas de venezolanos, cubanos, chinos, rusos, Iraníes y otros de baja calaña quienes mantienen fuertes lazos con ellos, cuya relación se caracteriza por un “grado elevado de confianza, intercambio, lealtad e influencia mutuos.” Son los que tienen asientos en las primeras filas, debajo de los toldos, obligación de aplaudir y licencia para robar, enjuiciar trampear, perseguir, injuriar y matar. Son los que cumplen disciplinadamente con el lema: “ dentro de la revolución todo. Fuera de la revolución nada.”
Esto da lugar a la otra categoría de seguidores, que es la de los excluidos. Fanáticos del régimen que no tienen lazos sociales con el líder y su relación está estrictamente dirigida a cumplir con las tareas asignadas. Aparecen fuera de los toldos, parados, molestando con sus papelitos y sus gritos. Sin embargo, son el blanco de la ira por no callar cuando su líder habla, aunque en años son los únicos que hablan.
En la vinculación diádica, “el líder concede favores especiales a los integrantes de la camarilla a cambio de su lealtad, compromiso y sumisión por encima del promedio.” En este caso medido en términos de halagos, genuflexión, obediencia y adulación. Los seguidores excluidos “solo tienen que cumplir con los requisitos de su función formal y sujetarse a la dirección del líder.” Sin chistar, sin reclamar, calladamente, pendejamente. Este tipo de seguidores al no formar parte de la camarilla se están, cansando y se están rebelando. Se han fastidiado de la verborrea incansable que sigue difiriendo la solución de sus problemas a pesar de la danza millonaria de petrodólares.
nevillarin@gmail.com
En la vinculación diádica, “el líder concede favores especiales a los integrantes de la camarilla a cambio de su lealtad, compromiso y sumisión por encima del promedio.” En este caso medido en términos de halagos, genuflexión, obediencia y adulación
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