Desde Miraflores han anunciado que este año se impulsará una reforma constitucional.
El asunto es delicado, porque al ser la Carta Magna el pacto legal la sociedad venezolana, un cambio a su letra debería gozar de un amplio respaldo popular y no ser impuesta.
La actual Constitución define la organización jurídica-política que adopta la nación venezolana “como un Estado democrático y social de derecho y justicia. Propugna el bienestar de los venezolanos, creando condiciones necesarias para su desarrollo social y espiritual, y procurando la igualdad de oportunidades para que todos los ciudadanos puedan desarrollar libremente su personalidad, dirigir su destino, disfrutar de los derechos humanos y buscar su felicidad”, según se lee en su exposición de motivos.
En lugar de cambiar la Constitución, sería necesario hacerla cumplir. Hacer que su texto tenga sentido y valor. ¡Ese debería ser el gran reto!
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