La crisis a todo nivel en la que está sumida la estropeada Venezuela aplasta con más furia especialmente a los más vulnerables: los niños, los enfermos y los adultos mayores. Pero aún en medio de la crueldad de unos gobernantes a los que la indiferencia y la sed de poder cada vez los aísla más y más de las necesidades del pueblo, surgen voces que no se callan, que permanecen valientes sin importar el tiempo y la distancia.
Para los venezolanos, lamentablemente, se ha vuelto cotidiano saber que los ancianos, a despecho de su condición social o nivel educativo, sucumben por hambre y enfermedades de manera irremediable, porque sus familias se han quedado sin recursos, o porque sus hijos han emprendido el éxodo y muy a su pesar los dejan solos, o porque las fundaciones y organizaciones de apoyo ya no se dan abasto… en realidad no importan las razones, la Venezuela chavista no pensó que la población envejece y necesita que el Estado arrime el hombro, y cuando la corrupción hace de las suyas desviando recursos a intereses y bolsillos que no tienen que ver con los más acuciantes problemas sociales, nada se puede hacer, solo queda contemplar lo que se ha abalanzado sobre Venezuela: pobreza y enfermedad dándose la mano y haciendo trizas a los mayores.
Pero reiteramos, hay voces a las que es imposible bajarles el volumen, siguen claras y firmes al emitir el mensaje de alerta, la protesta ante la inmoralidad y la irresponsabilidad. Ahí está valiente y aguerrido Edgar Silva, luchador social que ha hecho de los derechos de los adultos mayores venezolanos su bandera e incombustible se niega a abandonar esta lucha de David frente a un Goliat descomunal, poderoso y cruel, porque sabe demasiado bien a quiénes está victimizando hasta la muerte, en muchísimos casos.
Coordino el Comité de DD.HH. de Defensa de Pensionados, Jubilados, Adultos Mayores y Personas con Discapacidad
Nuestra lucha apunta a la obtención de una pensión digna y suficiente que permita proteger a quienes trabajaron toda su vida y que de la noche a la mañana por una pésima política económica han visto esfumarse sus ingresos por los que lucharon durante toda su vida laboral. También aspiramos a que el Seguro Social retome su obligación de protección integral del adulto mayor, que retome el suministro de medicinas y la atención médica integral que el gobierno en mala hora eliminó”, nos comenta.
Desde que toma la palabra el combativo señor Silva no para de dar razones de peso para que los resortes del poder en Venezuela se activen para proteger a los adultos mayores, pero igual Silva sabe que nada van a hacer y por ello no se detiene, porque su interés es que no siga obviando lo que crudamente ocurre: “En la práctica desde 2013 no existen las pensiones. Lo que ha ocurrido es verdaderamente deprimente: En 2022 las pensiones ascendían a unos escasos $30, ahora son apenas $2 al mes. Mientras la pérdida de poder adquisitivo de las pensiones se siga dando, llegaremos al valor $0 que parece querer imponer el gobierno. Nosotros somos incómodos porque reclamamos el derecho a pensiones dignas como un Derecho Humano, tal como está resguardado en la Constitución Bolivariana. Lo que pedimos es simple y lógico: Aspiramos a una pensión para el retiro, para poder costear una buena calidad de vida. Para que no tengamos que estar mendigando para operaciones, mucho menos si consideramos que esta es una obligación del Estado, que tiene que atender esas necesidades, porque para eso el trabajador paga cotizaciones. El pensionado y sus familiares deberían estar protegidos, y si no lo están en este momento, es responsabilidad de los políticos al mando, porque el país está en un contexto de inflación creada por las políticas fomentadas por el propio gobierno”, nos afirma con claridad y sin titubeos Silva.
–Más de cinco millones de adultos mayores están mal viviendo en Venezuela y 30 mil pensionados se encuentran en el exterior, estos últimos no han cobrado ni un centavo desde hace 11 años y 11 meses, cuando el gobierno suspendió el pago de las pensiones a las que tienen derecho. Y no olvidemos que los pensionados en Venezuela solo cobran dos dólares mensuales, con la tragedia que esto implica, nos hemos dado a la tarea de documentar lo más que podamos esta situación ante la Corte Penal Internacional, porque para el Estatuto de Roma esto es un crimen de lesa humanidad por exterminio. Se trata de un ataque sistemático e intencional contra la población adulto mayor venezolana.
Denunciamos la falta de medicinas y alimentos. No obstante, la CPI no se ha pronunciado ante el derecho de los ancianos venezolanos a sus pensiones de vejez, por discapacidad y sobrevivientes. Lamentablemente no hemos tenido respuesta desde enero de 2021. En Venezuela concurrimos ante el PNUD con el pliego.
-En Venezuela es un pecado ser viejo, parece que estuvieran atrapados en una triste realidad irremisiblemente…
–Porque además de acumular los achaques propios de la edad, los viejos en Venezuela son abrumadoramente pobres. La pobreza del adulto mayor en Venezuela es multidimensional. Para empezar, carece de los servicios públicos básicos mínimos, lo que profundiza su nivel de pobreza, la hace más crítica, porque todo se lo tiene que costear y no le alcanza. Además, por su avanzada edad, es propenso a la desgracia de tener que sufrir enfermedades crónicas, la situación se le pone más difícil. Pobreza y enfermedades se hermanan para hundir la estabilidad de los ancianos en Venezuela. Así todo se agrava, muchos mayores han fallecido en el país por falta de alimentos y medicinas, ambos al mismo tiempo.
-En cierta manera en nuestro país la horrible situación de vida de los ancianos dejó de ser noticia de primera plana, es como si lo hubiéramos “normalizado”.
–Nunca debería ser “normal” ver ancianos mendigando en los semáforos o con potes en la mano pidiendo comida en las puertas traseras de los restaurantes. La situación es denigrante. Venezuela es el peor país para envejecer. Y teniendo los recursos ingentes que posee. Eso es violatorio de los principios de la ONU, por cierto, principios y acuerdos que Venezuela ha suscrito.
Una historia de lucha incesante
-¿A qué edad inició la lucha por los derechos de los adultos mayores?
-Yo empecé a los 44 años, se me metió en la cabeza que a la edad que tengo hoy, yo debería gozar de protección para el adulto mayor. Nosotros conocemos el ayer y el hoy de la seguridad social de Venezuela. Recuerdo que en los 80 al fondo de pensiones, que era capitalizado, comenzaron a meterle mano los corruptos anteriores a este gobierno. Llegó el gobierno de Jaime Lusinchi y no se rescató ese dineral y con ello se perdió la capacidad de un fondo estable. Los pensionados de aquel momento tenían un ingreso que les permitía alimentarse y adquirir las medicinas que requerían, existía la certeza de que podían aspirar a una mejor situación. Hasta que llegó este salto al vacío que aun padecemos.
-Tenemos entendido que, a pesar de todo, usted y sus compañeros siempre se reunieron con los gobernantes a hacer sus peticiones
-Así es. Nos reunimos con Caldera, con Carlos Andrés Pérez en su segundo mandato, también acudimos al despacho del presidente interino Ramón J. Velásquez. Hasta con Chávez nos reunimos. Los gobiernos nos escuchaban. Pero este señor Maduro, que dice ser un “presidente obrero”, ha hecho oídos sordos. Hemos acudido a la Defensoría del Pueblo, al Ministerio del Trabajo, a la Vicepresidencia con Delcy Rodríguez. También a la Comisión de Familia de la asamblea chavista. Allí incluso nos dieron derecho de palabra para llamar la atención sobre las condiciones precarias de los pensionados y jubilados de Venezuela. Pero no ha pasado nada, nos han ignorado deliberadamente, los adultos mayores no somos importantes para ellos. Los adultos mayores son la parte vulnerable de la población trabajadora venezolana y el régimen abandonó esa responsabilidad.
-¿Qué opinión le merecen las políticas de bonos y el impuesto de protección de pensiones que asumió Nicolás Maduro como las más recientes decisiones en torno a los trabajadores en Venezuela?
-Creo que él todo lo maneja muy arbitrariamente. Hace más o menos seis meses que promulgó el impuesto a la Protección de las Pensiones, que pecha con 9% las ganancias de los empresarios, que va directo a la administración del Seniat y que termina siendo manejado directamente por Maduro. Ya tienen medio año pagando ese impuesto que es una cantidad inmensa, pero no se ofrecen resultados, ni se ven mejoras de ningún tipo en las condiciones de vida de los pensionados y jubilados. Han sido ofrecimientos al vacío en el contexto de la lucha electoral que vivió Venezuela en estos tiempos recientes. Por otra parte, hace rato el régimen asumió la perniciosa ruta de la bonificación para responder a las necesidades salariales de los trabajadores venezolanos, lo cual destruyó las prestaciones sociales. Nosotros rechazamos la política de bonos y por la calle del medio exigimos aumento salarial de una vez.
Alexander Arredondo – Venezuela – RED Informativa – Nota de prensa
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