Internacionalmente se conoce que Edmundo González ganó las elecciones y es el presidente legítimo. Se ha demostrado que la votación contra Maduro fue abrumadora. Por diversas vías los gobiernos de muchos países, están al tanto de la aplastante derrota de Maduro y el holgado triunfo de EGU. No es secreto que accedieron a miles de miembros de mesas, testigos y asistentes a los escrutinios, así, como de componentes militares que custodiaban la seguridad de las elecciones. En el mundo democrático internacional conocen que Maduro robó el triunfo opositor y no tiene como demostrar su proclamación. Los cuerpos de inteligencia de diversos países, incluso de sus aliados Colombia y Brasil, dominan cómo se perpetró el fraude y del inobjetable triunfo de EGU. Por ello, se han insistido a Maduro y secuaces muestren al mundo las actas originales de las elecciones.
En Venezuela todos saben que Maduro perdió las elecciones en forma aplastante. El pueblo estaba organizado para votar contra la dictadura. Los comanditos en todo el país tenían movilizaron a la gente que rechazaba a Maduro. Miles de personas presenciaron los escrutinios y percibieron directamente el sobrado triunfo de EGU. Había alegría porque en forma categórica se había votado contra el nefasto y criminal gobierno dirigido por una pandilla cívico-militar. Se confiaba que la manifestación de la soberanía popular fuese respetada. No obstante, la cúpula, que sabía del repudio a Maduro, puso en marcha el plan macabro de desconocer la derrota y movilizar a grupos criminales para reprimir bestialmente a la protesta popular.
Estos nuevos crímenes de la pandilla dirigida por Maduro llevaron a la conciencia del pueblo que era necesario nuevas formas de organización y de lucha contra la dictadura, pues esta no tiene escrúpulos para asesinar, apresar a niños, a mujeres embarazadas, ancianos y a discapacitados, solo por disentir del perverso régimen.
Posterior a las elecciones la economía se ha resentido más, apareciendo de nuevo la inflación y la devaluación golpeando fuertemente el bolsillo de los venezolanos, causando mas pobreza y angustia en el seno de la familia. Mientras tanto la pandilla cívico-militar continúa robando, raspando la olla, y para tapar la problemática social vocifera sus repetidas mentiras de culpar a las medidas internacionales. La economía está mal por los desfalcos e ineptitud del gobierno. Las sanciones internacionales son contra los pandilleros que hoy ejercen el poder del Estado.
La pandilla gobernante en Venezuela está aislada internacionalmente por diversos motivos. Uno, es por su permanente y sistemática violación de los derechos humanos, cometiendo crímenes lesa humanidad y genocidio. Otra causa, es el desprecio a las normas internacionales amparando terroristas, facilitando el narcotráfico y potenciando el lavado de dinero ilícito. Otro motivo, es el incumplimiento de compromisos políticos contraídos, lo que ha generado una gran desconfianza, una muestra de ello son: la burla a los países que intercedieron para negociación político democrática; y el ridículo de Maduro en la cumbre de las BRICS, en la cual no ingreso porque no era un régimen confiable.
El repudio popular a la pandilla gobernante ha crecido en los últimos meses, en la encuesta de la última semana de noviembre el 93,4% rechaza al gobierno de Maduro y secuaces y quieren la salida inmediata de esa pandilla y se reconozca el triunfo de EGU.
Ante este aislamiento internacional e inmenso repudio popular no cabe duda que su fin está muy cerca. Lo de Siria ha demostrado, al igual que muchas experiencias históricas, no hay dictadura eterna, siempre caen. La pandilla lo sabe y se aferra a la represión para demorar su caída, pero el pueblo inteligentemente está minando su estrategia, y más pronto que tarde se derrumbara esta perversa tiranía.
El año 2025 para los venezolanos, Dios mediante, será lleno de alegría por haber recobrado la libertad y la vida democrática y encaminados con el esfuerzo de todos para llevar al país a sitiales de progreso y bienestar social. Juntos triunfaremos. ¡hasta el final!
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