Bukele contra Petro, Petro y López Obrador contra Milei, Milei contra Maduro, Maduro contra Lula, Lula contra Boric y Noboa contra casi todos. Los ataques verbales tuvieron sus réplicas o contrarréplicas, sobre todo en redes sociales, pero también en entrevistas en medios tradicionales y en ruedas de prensa. El año que termina ha sido una eclosión de insultos entre los presidentes latinoamericanos, trasladando al ámbito regional la polarización política que viven sus respectivos países.
Esta dinámica ha ido aumentando los últimos años. Por un lado, a raíz del uso y abuso de Twitter (ahora X) por parte de los dirigentes políticos, con presidentes muy activos en esa red social como Nayib Bukele, en el poder desde 2019, y el colombiano Gustavo Petro, presidente desde 2022, quien muchas veces se ha quemado los dedos por recurrir compulsivamente a esos mensajes cortos, poco reflexivos y con frecuencia basados en informaciones sin confirmar. Tan crítico con Donald Trump, Petro no ha hecho más que copiar un tic que el presidente estadounidense consagró convirtiendo los «trinos» en un sintomático elemento de su populismo. Hacer política a través de Twitter tiene su variante en política internacional: la llamada «twitplomacia», cuya vertiente más negativa es la que estamos viendo en el cruce de mensajes presidenciales en Latinoamérica.
Por otro lado, la elección de algunos presidentes que tienen el gatillo fácil del insulto ha acrecentado el fenómeno. La llegada del argentino Javier Milei a la Casa Rosada en diciembre de 2023 ha amplificado notoriamente el problema, por su incontrolado verbo y por la irritación que provoca en líderes de ideologías opuestas. Se ha producido tal relajación de las formas protocolarias a la hora de tratar a la máxima autoridad de otro país que la conversación entre gobiernos ha llegado a ser tabernaria, acostumbrando a las poblaciones a esa falta de respeto: la expresión «carajo» se ha convertido en la más sublime llamada a la acción política, incluso entre muchos jóvenes. Bajar el listón de las normas de educación es algo que se propaga enseguida, y vemos cómo presidentes menos dados al expansionismo verbal, como el ecuatoriano Daniel Noboa, se han sumado incluso con entusiasmo a esta tendencia.
Al recurrir al insulto, los presidentes latinoamericanos han trasladado a toda la región la polarización interna que viven sus países, como ha analizado Carlos Malamud, del Real Instituto Elcano, perjudicando con ello cualquier proceso de integración continental, ya muy dañado por una politización mal digerida.
Cruce de mensajes
El cruce de mensajes en Twitter entre Bukele y Petro ya venía de atrás, pero el año pasado arreció con los problemas ante la Justicia del hijo del presidente colombiano a raíz de la supuesta financiación irregular de la campaña electoral de su padre. «¿No es su hijo el que hace pactos bajo la mesa y además por dinero? ¿Todo bien en casa?», escribió Bukele en marzo de 2023 en Twitter. «Mejor que hacer pactos del gobierno por debajo de la mesa es que la justicia pueda hacerlos encima de la mesa sin engaños y en búsqueda de la paz», respondió Petro, aludiendo a los contactos ocultos que Bukele había mantenido con las maras antes de aplicar su política de «mano dura». Cuando en noviembre de 2023 Milei ganó en Argentina, Petro se lamentó en esa misma red social: «Ha ganado la extrema derecha en Argentina. Triste para América Latina y ya veremos… el neoliberalismo ya no tiene propuesta para la sociedad». Bukele terció en el asunto para responder a Petro: «Ahora dilo sin llorar».
En abril de 2024, en una entrevista en la CNN, Milei mostró su poca estima hacia Petro, llamándole «asesino terrorista» que quiere impulsar un comunismo «verdaderamente despreciable». «Mucho no se puede esperar de alguien que era un asesino terrorista, comunista», dijo, haciendo referencia a la vieja militancia de Petro en el M19 colombiano. En esa misma entrevista, Milei cargó también contra el mexicano Andrés Manuel López Obrador, a lo que este contestó en Twitter que Milei es un «facho conservador» que «desprecia al pueblo». El argentino respondió por la misma vía que López Obrador era un «ignorante».
Nicolás Maduro también se las tenido con varios presidentes que han criticado su régimen autoritario y el fraude de las elecciones de julio de 2024, arremetiendo especialmente contra Milei y contra el chileno Gabriel Boric. Desde su gobierno se les ha contestado que «metan sus opiniones por donde les quepan». Esta respuesta también iba dirigida contra el brasileño Lula da Silva, antes un amigo. Por su parte, Lula también ha vertido alguna pulla contra algún colega: frente a la moderación del izquierdista chileno Boric, el presidente brasileño dijo que era un «joven sediento» de protagonismo «y apresurado».
El mayor catálogo de calificativos en un solo momento correspondió al ecuatoriano Noboa, quien en una entrevista publicada en la revista «The New Yorker» en junio de 2024, dijo de Petro que es un «snob de izquierda», «inteligente pero no logra hacer nada»; de Milei, que no sabe por qué «piensa que es tan genial», cuando «parece pagado de sí mismo, lo que es muy argentino, por cierto»; de Bukele, que «es arrogante y solo busca controlar el poder para sí mismo y hacer rica a su familia».
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