En enero de 2002, cuatro meses después del ataque terrorista contra las Torres Gemelas en Nueva York y el Pentágono, el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, describió ante el Congreso norteamericano el Eje del Mal, integrado por Irán, Irak y Corea del Norte, países que apoyaban el terrorismo.
Veintidós años después, Irán y Corea del Norte siguen apoyando y diseminando el terrorismo por el mundo, pero ahora se ha construido un Eje del Bien, que atraviesa el Asia, Medio Oriente, Europa, Norteamérica e Iberoamérica, con países que apoyan la libertad, la democracia y el Estado de derecho. Lo integran la India, Israel, Italia, Estados Unidos y Argentina, actualmente gobernados por Narendra Modi, Benjamín Netanyahu, Georgia Meloni, Javier Milei y electo para otro período, Donald Trump. Este Eje del Bien tiene la capacidad de llevar bienestar y progreso a sus ciudadanos y de enfrentar a las dictaduras, entre las que se encuentran los países del Eje del Mal.
La India es la democracia más grande del mundo, el país más poblado con 1.437 millones de habitantes, 12 millones más que China y la 5º economía del mundo. Israel es una democracia en el Medio Oriente, con casi 10 millones de habitantes, y la 29ª economía del mundo. Italia es la 10ª economía mundial y una democracia sólida con 58 millones de habitantes. Argentina es la 24ª economía del mundo y una democracia con 48 millones de habitantes y Estados Unidos es la democracia más antigua, con la primera economía mundial y una población de 335 millones de habitantes, la tercera del mundo, después de la India y China.
Los partidos políticos de Narendra Modi, de Benjamín Netanyahu, de Georgia Meloni y de Donald Trump son miembros de la internacional de partidos conservadores y de centro derecha, IDU. El recién constituido partido de Milei también es de derecha. Todos tienen en común defender la libertad, la democracia y el Estado de derecho, que son indispensables para el progreso.
Este Eje del Bien representa la opción de gobiernos que defienden la libertad de sus ciudadanos, que eligen a sus gobernantes a través de elecciones libres y justas y que se rigen por el estado de derecho, en el que nadie está por encima de la ley. Por eso progresan y sus ciudadanos desarrollan sus proyectos de vida en libertad.
Son lo opuesto a dictaduras que violan las libertades, no hacen elecciones o las hacen fraudulentas y por consiguiente, no hay alternancia democrática en el poder y sus ciudadanos no pueden desarrollar sus proyectos de vida, por vivir bajo represión.
En Nicaragua es urgente restablecer la libertad y la democracia cuanto antes, para que nuestros ciudadanos puedan progresar en paz y libertad, como en los países del Eje del Bien.
El autor es presidente de honor del Partido Conservador (PC) de Nicaragua. Expresidente del Banco Central y de la Asamblea Nacional.
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