La Asamblea Nacional de Venezuela instó a Nicolás Maduro, el pasado 8 de octubre, a “romper relaciones diplomáticas, comerciales y consulares” con España. Tras el discurso vehemente de Jorge Rodríguez, presidente del parlamento chavista, este aprobó el proyecto presentado en septiembre, en respuesta al reconocimiento que dieron las Cortes españolas a Edmundo González como presidente electo.
«Ya te puedes reunir con tu infanto, Felipe VI”, dijo Rodríguez en el tono agraviante que le es habitual.
“Es una ruptura de relaciones altamente improbable, y si se produjera sería de corta duración”, señala la internacionalista Elsa Cardozo, al basarse en las “señales cruzadas” lanzadas por el régimen venezolano desde el discurso político y el económico, en 22 días, hacia España.
El chavismo, en 24 años en el poder, solo ha mantenido tensas relaciones diplomáticas durante gobiernos conservadores del PP de España y se aminoran con los socialistas.
Cardozo interpreta en su análisis que lo que buscaría el régimen con la ofensiva desde la Asamblea Nacional es enviar un mensaje a otros gobiernos sobre el tipo de relaciones que Maduro está dispuesto a tener y lo hace mediante la propuesta legislativa que no es vinculante.
Señales «rojas»
“Lo interesante de esto es saber cuáles son las líneas rojas que quiere trazar en sus relaciones con aquellos países que no reconocen a Maduro, pensando en la juramentación presidencial 10 de enero de 2025”.
Y explica: “Si se materializa la aspiración de Maduro a juramentarse, la relación internacional sería con un gobierno de facto y entonces traza las líneas rojas, en qué sí y en qué no se admite la relación”. La señal es clara para el gobierno de España, envuelto en la actualidad en serios escándalos de corrupción con tentáculos del régimen venezolano.
Desde el 14 de septiembre, una semana después de que González llegó a Madrid en condición de refugiado, el régimen venezolano mantiene detenidos a dos ciudadanos españoles a los que vinculó con supuestos planes de magnicidio y organizaciones de inteligencia internacional. Según reportes, ambos atraviesan obstáculos para la asistencia consular.
¿Fin de relaciones Venezuela-España?
Cardozo, catedrática e investigadora de Ciencias Políticas, afirma que lo que existe hasta ahora es un “enfriamiento formal de las relaciones”, que se limita hasta ahora en la retirada de los embajadores. Una posible ruptura de relaciones debe analizarse desde distintos ángulos. Y Venezuela tiene doble registro, dice.
Distingue un registro político muy teñido por el conflicto sobre el triunfo electoral del pasado 28 de julio.
«Por este lado, toda la tensión con España, toda esta agresividad expresada y ese trazado de líneas, también es un mensaje de Maduro a lo interno, de presentarse dispuesto a levantar una muralla ante el mundo, cueste lo que le cueste, antes que admitir su derrota ni negociar”, vislumbra.
Para Cardozo, este tipo de mensajes valdrían también para el caso de España: “Tanto el gobierno español como el venezolano manejan todo esto pensando también en su situación doméstica”.
La reciente declaración de Sánchez en la que admite que aprobó la visita de la vicepresidente venezolana Delcy Rodríguez a España, —especie de mia culpa en el Vaticano— a pesar de que sobre ella pesaban sanciones de la UE que le impedían pisar territorio español, formaría parte de un intento por bajar la presión en lo interno.
“Para Sánchez todo el tema del asilo de González, la presencia de Jorge Rodríguez y de la vicepresidencia en la embajada de España en Caracas, la presión a González para que firmara un documento, todo lo irregular que España permitió en su embajada, ha hecho mucho ruido interno”, explica la catedrática.
Y a esto añade la presión del Congreso español para que se apruebe el reconocimiento de González como candidato ganador. “A Sánchez se le pone difícil armar el juego”.
Repsol, el otro discurso
Pero al registro político del régimen venezolano se suman las reuniones de alto nivel entre personeros de Maduro y Repsol, la compañía energética y petroquímica española más importante para Venezuela, aparte de Citgo.
Cardozo asegura que en el contexto de una posible ruptura de relaciones, una reunión similar no se hallaba en la escala tradicional del manejo de relaciones internacionales.“
La presión, antes, comenzaba por las relaciones consulares, seguidas de las económicas y por ultimo las políticas, pero estos tiempos son otros y pareciera que toda esa tensión haría posible la relación con Repsol que ha sido particularmente cuidada por los dos países”.
El petróleo que compra Repsol, en el marco de las escasas relaciones comerciales entre Venezuela y España, representa el 88,6% del total de importaciones, según el informe de ICEX España Exportación e Inversiones, de mayo de 2024. Es para los dos gobiernos un recurso esencial.
“Allí está el doble registro de Venezuela”, continúa Cardozo, tras destacar los vínculos económicos que han existido con la izquierda española de Pedro Sánchez, en la que, por cierto, “aparece siempre el nombre (del expresidente del PSOE) José Luis Rodríguez Zapatero”.
“Creo que allí está el elemento que representa la dicotomía y hace improbable la ruptura de relaciones. Pero si esta ocurriera sí complicaría el tratamiento formal entre los dos gobiernos. Por eso creo que no sería una ruptura definitiva, sino a muy corto plazo, en la que podrían intervenir otros países para enderezar el entuerto”.
Otro factor que haría improbable la ruptura de relaciones es Cuba, aliado de Venezuela y que mantiene nexos comerciales cada vez más estrechos con el Reino de España.
La migración en España
En su análisis, Cardozo agrega otra razón por la que ve improbable el fin de relaciones al menos consulares, como Rodríguez lo pidió: la migración de los dos países.
Venezuela, hasta 2023, se convirtió en el noveno país con la migración española más grande del mundo: se contabilizaron más de 136,000 ciudadanos españoles.
“A España sí le importan los españoles que viven en ese país y los intereses de ellos, lo que viene ocurriendo es que se enfrían las relaciones políticas pero se mantienen las relaciones consulares que son mucho más importantes en términos prácticos, en solución de problemas de intercambio”. No le convendría, por tanto, una ruptura con Venezuela.
Para el régimen de Maduro pareciera también ser así, y no tanto por la alta migración de venezolanos en España, que se calcula en más de 169,000. “No solo no da muestra de que no le interesan los venezolanos en Madrid, sino que además no cesa de hacer acusaciones contra muchos de ellos”.
“En España hay muchas personas, empresas e iniciativas vinculadas al chavismo, o negocios con el gobierno venezolano que tienen actividades, y ese es otro factor que puede incidir en lo improbable. Pero en el caso de España parece más que llegue a ese punto la ruptura. Habría que ver qué tanto le conviene al gobierno venezolano, a personas cercanas desde el gobierno en Venezuela y España que se llegara a ese punto”.
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