Un grupo de aliados internacionales de Nicolás Maduro y destacados lobistas y demócratas en EE.UU. mantienen una campaña de presión para impedir que, antes de abandonar la Casa Blanca en cinco meses, Joe Biden aplique sanciones generalizadas sobre Venezuela tras el fraude en las elecciones presidenciales del 28 de julio.
De momento, según han revelado funcionarios norteamericanos esta semana, el equipo del presidente estadounidense se plantea sanciones dirigidas a 60 jerarcas del régimen, incluidos el propio Maduro, varios ministros, jefes policiales y jueces.
José Luis Rodríguez Zapatero, expresidente del Gobierno español y aliado crucial de la dictadura, ha sido una de las voces más críticas con las sanciones, tanto las de EE.UU. como las de la UE. El político socialista, invitado por Maduro para observar la votación, que estuvo plagada de irregularidades, ha vinculado directamente el aumento de la inmigración en el continente americano a las sanciones. La crisis migratoria ha sido uno de los problemas más graves en la presidencia de Biden, que suspende en las encuestas sobre su gestión.
En la presidencia de Biden, al menos once millones de personas indocumentadas habrán entrado en EE.UU. de forma irregular. Más de 850.000 son venezolanos. Según las últimas cifras de Naciones Unidas, unos siete millones han abandonado Venezuela en una de las crisis migratorias más graves del planeta.
Destacados demócratas en activo y veteranos funcionarios de la época de Barack Obama han argumentado ante la Casa Blanca la necesidad de levantar sanciones generalizadas, después de que Trump dictaminara un embargo casi completo sobre el crudo. Quedan hoy en pie solo sanciones dirigidas a jerarcas como Maduro, sometidos a congelación de activos en EE.UU.
Se da así la circunstancia de que bajo Trump y los republicanos, las empresas petroleras norteamericanas perdieron el acceso al mercado venezolano, pero lo han recuperado con Biden y los demócratas.
En especial el veterano diplomático jubilado Tom Shannon, hoy empleado por el gabinete de lobistas de Arnold & Porter, que fue subsecretario de Estado y embajador en Brasil con Obama, ha defendido la necesidad de modificar profundamente el régimen de sanciones que dejó en pie la Administración Trump. Shannon es hoy un estratega y asesor muy influyente entre los demócratas, y según revela Zapatero en su último libro, fue quien le pidió en persona que ejerciera de mediador con Venezuela una vez dejó la presidencia del Gobierno español en 2011.
Zapatero define a Shannon como «el hombre de Obama para Venezuela». Revela varias reuniones entre ambos, y una coordinación clara de estrategias. «Creímos que el mejor modo de aterrizar en Venezuela no era yendo de la mano de un líder opositor, sino siendo aceptado como observador del proceso electoral», dice en su libro, titulado ‘Crónica de una España que dialoga’.
En octubre de 2016, Maduro en persona recibió en Caracas a Shannon, en ejercicio del cargo de enviado especial de EE.UU., y a Zapatero, ya por entonces como observador voluntario, para una ronda de negociaciones, después de que la oposición ganara las elecciones parlamentarias de 2015.
En febrero de este año, meses antes de las presidenciales, Shannon dijo que aplicar sanciones antes de las elecciones se entendería en Venezuela como un intento de injerencia, «que poderes extranjeros intenten definir cómo funcionan las instituciones electorales y quién es candidato o no». Esos comentarios fueron reproducidos por medios internacionales.
Entonces, la dictadura ya había inhabilitado a María Corina Machado, la líder opositora, y bloqueado a su sucesora, Corina Yoris. La oposición se amalgamó tras Edmundo González, que según las actas que reveló la oposición ganó las elecciones, algo que ha respaldado EE.UU.
Apenas dos días antes de las elecciones en Venezuela, Shannon volvió a advertir a la Casa Blanca en contra de las sanciones generalizadas, las que se aplican a todo un sector o toda una economía. Según dijo el 26 de julio, «las sanciones volverían a pulverizar la economía de Venezuela y tener graves consecuencias humanas, una de las cuales sería exceso de emigración». Añadió que, con nuevas sanciones, sería sólo una cuestión de tiempo el que se abriera un nuevo flujo migratorio a Norteamérica.
Fuelle a la inmigración
Las declaraciones eran parte de una información publicada en la portada del diario ‘The Washington Post’, muy influyente en la política norteamericana, con el titular de «La Casa Blanca de Trump fue advertida de que las sanciones en Venezuela podrían dar fuelle a la inmigración». Esto se dio justo cuando Kamala Harris, a la que Biden le encargó la gestión parcial de la crisis migratoria, se disponía a tomar las riendas del partido y de la candidatura, con un equipo en parte procedente de la era de Obama.
Ante el fraude en las pasadas elecciones presidenciales y los abusos de la dictadura, el equipo de Trump endureció las sanciones y aplicó abundantes restricciones al sector petrolero, impidiendo negocios a empresas petroleras extranjeras, como Chevron o la española Repsol, incluso el cobro de deuda. También cayeron casi totalmente las exportaciones de materiales químicos para refinar crudo de EE.UU. a Venezuela. La economía venezolana se contrajo un 71% en la década que acabó en 2020.
En febrero de 2021, días después de la llegada de Biden a la Casa Blanca, un informe del propio Gobierno de EE.UU., elaborado por una agencia de control público (Government Accountability Office) atribuyó a las sanciones de EE.UU. un papel crucial en el deterioro de una economía venezolana ya débil de por sí. Ese informe, hecho de forma independiente y ajena a la presidencia, dice que la falta de ingresos por el comercio de crudo por las sanciones de EE.UU. iniciadas en 2015 es responsable de un grave declive económico. Además, afirma, afecta negativamente a las agencias humanitarias internacionales por la falta de acceso a sistemas bancarios. Algunos demócratas de izquierda, como el diputado Gregory Meeks, que se ha visto con Maduro, pidieron entonces el levantamiento de sanciones.
Desde 2015, Obama inició la estrategia de sanciones con un decreto que identificó a individuos responsables de socavar la democracia y violar los derechos humanos en Venezuela. En su único mandato, Trump aumentó de forma notable las sanciones, enfocándose en sectores clave como el financiero y petrolero. En 2017, el hoy candidato republicano bloqueó el acceso del Gobierno venezolano a los mercados financieros de EE.UU., y en 2019 congeló todos los activos del régimen de Maduro en EE.UU. Biden revirtió el grueso de las sanciones en 2023, como un gesto de buena voluntad para facilitar unas elecciones libres y transparentes, algo que no ha ocurrido.
En este año electoral, lo republicanos y algunos demócratas centristas han marcado distancias con la estrategia de Biden y de hecho este mismo 22 de agosto presentaron en el Capitolio una ley que reimpondría sanciones sobre el Banco Central de Venezuela, la empresa de petróleo estatal Pdvsa y todas las iniciativas de criptomoneda del régimen, que se emplean para evadir sanciones y lavar dinero. Además, instan a la Casa Blanca a que fuerce la expulsión de Venezuela de organismos internacionales como la OEA, el Banco Interamericano de Desarrollo y el Fondo Monetario Internacional.
Si en las elecciones ganan los republicanos, socios clave de Trump, como los senadores Rick Scott y Marco Rubio y la diputada Maria Elvira Salazar, ya han avanzado que impulsarán este tipo de medidas. El equipo de Kamala Harris no se pronunció hasta este viernes sobre su política hacia Venezuela tras el fraude electoral.
Son pocos los demócratas que han pedido sanciones, entre ellas la diputada de Florida Debbie Wasserman Schultz, quien dice que después de facilitar que hubiera elecciones, ahora la Casa Blanca debe «asegurarse de que Maduro para las consecuencias por su intento de anular la voluntad de los votantes».
El equipo de Trump, mientras, mantiene que las sanciones fueron una parte esencial en debilitar a un régimen que sólo pudo reforzarse tras las concesiones de Biden. Según dice Elliott Abrams, quien fue enviado especial de la Casa Blanca para Venezuela hasta 2021, la Administración Biden hizo lo contrario: «Han debilitado a la oposición debilitando las sanciones».
No hay comentarios.:
Publicar un comentario