En este cuarto de siglo de “revolución” los venezolanos casi que nos quedamos sin país. El Che Guevara decía que hay revolución cuando lo excepcional se vuelve cotidiano. Hace 25 años, en los albores de este socialismo era – excepcional – quedarse sin luz, sin agua, poseer ingresos indigentes, colocar a nuestros niños y jóvenes en escuelas que no educan, tratar de curarse en hospitales enfermos… el Che tuvo toda la razón, en esta “revolución”, la inopia se volvió cotidiana.
Por ejemplo, la increíble inopia petrolera. Si hace 25 años si yo le hubiera expresado que Pdvsa se iba a convertir en lo que se ha convertido, usted me hubiera dicho – por lo menos – que yo era un loco.
Padecemos un régimen agotado, fracasado y sin credibilidad; las encuestas dicen que alrededor del 80% de los venezolanos quieren salir de este estado de cosas y que lo van a manifestar el 28 de julio. También indican que Edmundo González Urrutia será el ganador, “a menos que suceda lo imposible”, como diría un famoso narrador de carreras de caballos.
¿Qué es lo que quiere el pueblo?
Es muy simple, casi de Perogrullo, el 28 de julio los venezolanos se levantarán al alba o antes, para salir en masa a votar. Para recuperar una vida decente. A buscar cosas que la “revolución” no puede darle: mejores salarios, mejores empleos, más comida, menos hambre y desnutrición, mejores colegios y universidades, mejores hospitales, mayor respeto a los derechos humanos, mejor sistema de justicia, y que se devuelvan de tierras lejanas muchos de los hijos, nietos, padres, parejas que el socialismo arrojó de la patria a la búsqueda de oportunidades que le negaba el gobierno. El 28 de julio los venezolanos votarán pensando en mejorar su calidad de vida, cansados de pisar con los zapatos rotos el suelo de un país que tiene en su subsuelo “las mayores reservas de petróleo del mundo”
Ya el pueblo no cree los trillados cuentos- made in La Habana hace más de seis décadas- de la culpa del imperio, de los capitalistas explotadores, de las sanciones y el bloqueo. Los venezolanos están convencidos que las primeras sanciones fueron “denme un millardito”, que rompió el equilibrio monetario; “exprópiese”, que acabó con miles de empresas productivas; “empresa parada empresa tomada”, idem; “ser rico es malo”, (menos los enchufados); o el pito de Pdvsa, que acabó con nuestra empresa pivote; y paremos de contar.
Por ello, el 28 de julio buscarán una transición hacia las libertades económicas y hacia la democracia. Nada de “transición hacia el socialismo” como dice el gobierno. Eso sería una transición retrógrada, algo así como pasar del capitalismo hacia la edad media, o de la edad media hacia la edad de piedra. O de la riqueza a la indigencia. Es que chivo que se devuelve…
Solucionática
Así como hay problemática también debe haber solucionática: Libertad de prensa para que todas las opiniones puedan ser expresadas en la prensa escrita y en la televisión, libertad económica para que vengan inversiones de todas partes del mundo que constituyan empresas que generen empleos bien pagados. Elecciones limpias para que ganen los que el pueblo decida, y alternabilidad para que no se eternicen los gobernantes. Gerencia de las políticas sociales para lograr la meta de marginalidad cero y no para repartir comida de mala calidad, u ofrecer hospitales y escuelas que dejan muchísimo que desear. Mejorar la infraestructura, nuevas autopistas, ferrocarriles, caminos vecinales para los agricultores, políticas agrícolas y agroindustriales para alimentar a los venezolanos. Construcción de viviendas dignas, propiedad de los usuarios y no préstamos de ocupación mientras se porten bien. Hotelería para contribuir con el desarrollo del turismo.
Desarrollar, mediante la participación de capital privado nacional e internacional, nuevas industrias petroleras, eléctricas, de comunicaciones, que generen divisas, gasolina, gas, gasoil, empleos, electricidad continua, internet de primera. Descentralización para tomar decisiones desde la provincia y no tener que hacer denigrantes colas en la capital. Participación de las comunidades organizadas sin imposiciones políticas. Separación de poderes, burocracia eficiente, eliminación del petroestado. No repetir vergonzosas escenas de corrupción. Políticas económicas y monetarias que eliminen la inflación.
Y todo esto… en democracia. Nada nuevo bajo el sol, así operan muchos países. Y si otros países de Europa, Asia y América pueden… nosotros también.
A organizarnos, a votar, a cobrar y a gobernar… ese es el camino de su prosperidad. De usted depende.
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