Son tiempos de recordar las enseñanzas dejadas por el milenario Sun Tzu cuando señalaba: "Conoce a tu enemigo y conócete a ti mismo; en cien batallas, nunca serás derrotado. Cuando te ignoras a ti mismo, pero conoces a tu enemigo, tus posibilidades de ganar o perder son iguales. Si te ignoras a ti mismo y a tu enemigo, estás seguro en cada batalla de perder." Y ese es el punto en estos días de la necesaria unidad.
Debemos saber a quién nos estamos enfrentando. Tener equívocos en este sentido, significa que no estamos entendiendo que si hemos llegado a este punto del camino, donde no pudimos imponer el mandato del 22 de octubre, ha sido precisamente porque nos enfrentamos ante un régimen que hará lo imposible por promover la confrontación entre quienes estamos de este lado de la acera.
Seamos conscientes de que no ha sido fácil amalgamar todos los factores que activan dentro de la Plataforma Unitaria con los atraídos por el influjo del liderazgo de Maria Corina. Esta premisa es fundamental superarla para así poder avanzar sin tropiezos en el objetivo de hacer que nuestro candidato Edmundo González Urrutia derrote a Nicolás Maduro.
La líder de este proceso ha reiterado que seguirá al frente de las movilizaciones de calle y que será a través de la Gran Alianza Nacional - Gana Venezuela y la Plataforma Unitaria, donde descansará la responsabilidad de la campaña. Esa misma condición de seguro se hará realidad en perfecta armonía en todo el país y más allá de nuestra frontera donde haya un venezolano.
El momento exige que actuemos cómo la Santísima Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo en una sola unidad física y espiritual, sin desconocer los méritos del otro. Necesitamos que Candidato, Comando y Campaña se enfoquen en el mismo objetivo, al lado del pueblo con los 600K y sus Comanditos.
Lo otro sería fortalecer el aliento allá en la acera del frente y promover el desaliento aquí, en este arcoíris de fuerzas políticas congregada en la Plataforma Unitaria, todas conducidas bajo el liderazgo de María Corina Machado, donde llevamos como estandarte el llamado a que todo el mundo vote por Edmundo.
El momento exige que actuemos cómo la Santísima Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo en una sola unidad física y espiritual, sin desconocer los méritos del otro.
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