Twitter: @angellombardi
En un Estado democrático, de sociedades abiertas, división de poderes y gobiernos alternativos, ejercer el gobierno no implica ejercer el poder total. Este está limitado por leyes y la diversidad de intereses que existen en el Estado Constitucional. En Venezuela y otros muchos países, ser gobierno se sustenta sobre la idea primitiva del «que manda» todo y todos se le subordinan y terminan ejerciendo el poder más que el gobierno, en el sentido administrativo del Estado democrático. Del aquí «mando yo» al «yo el supremo», aquí lo llamamos presidencialismo o «monarcas sin corona» y llevamos dos siglos en ello.
En la actual etapa política, inaugurada en 1999, Hugo Chávez logra ganar las elecciones de 1998 con respaldo popular y grandes expectativas. Muy temprano se pone de manifiesto el sesgo autoritario en el ejercicio del gobierno del novel gobernante de formación castrense, sin lugar a dudas hábil político.
Mientras más crecía el descontento y la crítica más se acentuaba el autoritarismo y la represión y cada vez era más difícil precisar si seguíamos siendo una democracia. Ante la posibilidad de no poder sobrevivir a su grave enfermedad, designa «a dedo» a su sucesor, Nicolás Maduro que logra imponerse en el proceso electoral, en resultados todavía discutidos.
Maduro lleva dos periodos y busca un tercer periodo, pero en el camino se terminó de destruir la economía y se creó una crisis generalizada en todos los sectores a la par que el gobierno se cerraba y se volvía más arbitrario y represivo. Más que un gobierno realmente era un régimen empeñado en una hegemonía, sectaria y excluyente y en la permanencia eterna en el poder.
Ya son 23 años y Maduro ha sido exitoso en su control del gobierno y el poder, él como su antecesor también ha resultado un hábil político y con buenos asesores en cuanto a permanecer en el poder aunque a nivel de gobernante es un fracaso total igual como lo fue su mentor.
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El primer aspecto de este «éxito» se lo debe a las fuerzas armadas, ideologizadas y al servicio del régimen y no a la Constitución y en segundo lugar es que han sido muy hábiles en dividir a la oposición externa e interna y descabezar de manera oportuna a posibles rivales, como en su momento lo fue Elías Jaua, Rafael Ramírez, Tareck El Aissami, etc… Enfrentado al proceso electoral del 2024, Maduro ya candidato formal a continuar al mando, tiene la ventaja de los recursos del gobierno, el poder de atemorizar y un año anticipado a la campaña formal, de allí el programa con Maduro con nuevo look publicitario. Su presencia física creciente en diversos escenarios nacionales e internacionales: Brasil(Unasur) Turquía, Arabia Saudita…
La oposición no la va a tener fácil y los tiempos apremian y la unidad sigue siendo el objetivo esencial. ¿Democracia o dictadura? La respuesta definitiva la tendremos en este proceso electoral 2023-2024.
Ángel Lombardi Lombardi es licenciado en Educación, mención Ciencias Sociales, con especialización en la Universidad Complutense y la Universidad de La Sorbona. Fue rector de la Universidad del Zulia y rector de la Universidad Católica Cecilio Acosta.
Maduro lleva dos periodos y busca un tercer periodo, pero en el camino se terminó de destruir la economía
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