Un sospechoso número de turistas rusos han aterrizando en Cuba en lo que va de año, superando incluso la cantidad de visitantes de la comunidad cubana y otros provenientes de Canadá, España o Alemania. Son cifras atípicas que llaman la atención debido a que la situación en la isla está peor a causa de la pandemia. Algunos expertos cuestionan si se trata de verdaderos turistas, ya que son conocidos los estrechos lazos entre las dos naciones comunistas que los ha llevado a firmar acuerdos en materia económica, tecnológica y armamentística.
Para entender lo que ocurre hay que remitirse a los números. En lo que va de 2021 se contabilizan 72304 viajeros rusos, muy por encima de las 12207 personas de la “comunidad cubana en el exterior” que visitan su tierra, indica Cubanet. Si hablamos de porcentajes, los rusos representan actualmente el 63 % de los turistas que llegan al país caribeño.
Al cierre de 2019 ingresaron a Cuba 4,27 millones de visitantes provenientes de distintos países. Las expectativas eran tan altas que el régimen se propuso recibir 4,5 millones de turistas en 2020. Pero el COVID-19 lo cambió todo. En los primeros cuatro meses de 2020 apenas se registraron 64712 turistas extranjeros. Ni hablar del año en curso.
La dictadura cubana se ha mostrado especialmente interesada en difundir sus iniciativas para promover este turismo ruso. La web oficial del Ministerio de Turismo (MINTUR) muestra a su titular, Juan Carlos García, en una feria en Moscú, asegurando que Cuba «cuenta con las condiciones de seguridad sanitarias requeridas para recibir a más vacacionistas».
¿Pero estamos hablando de turistas auténticos? Los expertos lo ponen en duda, sobre todo porque las cifras no detallan con qué fines llegan al país.
Muchos aviones, muchos turistas
«¿Cómo justificas tres y cuatro vuelos diarios de Moscú a La Habana si no es con el pretexto del turismo?», cuestiona un exfuncionario de la Cancillería cubana en entrevista con el mencionado portal de noticias, quien no revela su identidad por temor a represalias. Pero aprovecha para subrayar que sobre todo en pandemia es una tarea complicada esconder el tráfico aéreo y marítimo .
“Las estadísticas solo dicen que arribaron a Cuba más de 70000 rusos, pero eso no quiere decir que sean 70000 turistas”.
Asevera que a pesar de los riesgos de contagio, el régimen castrista va a seguir permitiendo la entrada de visitantes porque no se trata solo de turismo, «eso es lo de menos, se trata de lo que se esconde».
«Los armamentos y las nuevas tecnologías para usarlos nunca llegan solos. No se trata de una batidora o de un teléfono móvil. En cuestiones militares hacen falta el entrenador y su experiencia”.
Ahora bien, cabe aclarar que ni Cuba ni Rusia son ejemplos en el manejo de la pandemia. A inicios de julio, el primer país registró dos nuevos récords diarios absolutos desde el inicio de la pandemia: el de contagiados con 3819 y el de fallecidos con 26. La tendencia empeoró, para el 28 de julio se registraron 9323 contagios en un día y 68 muertes. Rusia también rompía récords a inicio de mes con 24439 contagios en solo 24 horas.
Por ende, no es cierto que la isla «cuenta con las condiciones de seguridad sanitarias» como afirmaba el ministro. Rusia tampoco repara para permitir la salida de «turistas». Además de eso, desde el país liderado por Vladimir Putin despegaron dos aviones el pasado 24 de julio con supuesta ayuda humanitaria, incluidas un millón de mascarillas.
Un negocio poco rentable
Recibir a los turistas rusos tampoco genera ganancias. Están clasificados como clientes de bajo costo” o “menos rentable” respecto a canadienses o europeos. Sin embargo, el sector turístico en Cuba está destinando instalaciones de primera. Cada dólar que se invierte en el turista ruso, solo genera 10 centavos de ganancias. Es decir, la pérdida es de 90 centavos, según un exfuncionario del MINTUR.
Él se pregunta por qué se siguen haciendo este tipo de negocio cuando se pueden destinar productos y recursos más económicos. Inmediatamente lanza la siguiente hipótesis: «Creo que la respuesta está en que a ambos gobiernos les conviene la masividad, que haya un flujo constante y considerable de viajeros rusos hacia Cuba y de cubanos hacia Rusia en el caso del turismo de compras, para en esa marea que se mueve en ambos sentidos disimular lo que en verdad les interesa, el trasiego de cosas más importantes que personas haciendo turismo”.
Al no haber discriminación del tipo de visitante, es imposible saber los verdaderos fines de su llegada a la isla. Por ahora solo hay conjeturas basadas en la lógica y en el número de arribos.
Los estrechos lazos entre Putin y el castrismo
En marzo de este año el viceprimer ministro ruso, Yuri Borisov, visitó Cuba después de haber pasado por Venezuela. Fue para «abordar sus cada vez más estrechas relaciones bilaterales y suscribir posibles nuevos acuerdos en áreas como economía, comercio, ciencia y tecnología», indicó EFE.
Se desconoce el motivo de la reunión a puertas cerradas, pero encuentros de este tipo han ocurrido durante años, desde que Fidel Castro estaba con vida. En diciembre de 2020 el Kremlin informó que ayudaría al régimen de La Habana a modernizar lo que califica como “empresas de defensa”.
«Cuba tiene sus propias fábricas, necesitamos elevar el nivel de su competencia, brindar capacitación y transferir las tecnologías que tenemos. Tienen suficientes armas», declaró Anatoly Punchuk, subdirector del Servicio Federal de Cooperación Técnico-Militar (FSMTC), una agencia militar rusa. Para 2018 ambos países anunciaban un préstamo por 38 millones de euros para comprar armas.
Según Cubanet, las fuerzas de seguridad y civiles adeptos al régimen salieron a la calles durante las protestas con armas de procedencia rusa para reprimir a los manifestantes. Entonces, tal como indican los expertos consultados, puede que los aviones lleguen a la isla con algo más que turistas entusiastas por visitar las paradisíacas playas.
...tal como indican los expertos consultados, puede que los aviones lleguen a la isla con algo más que turistas entusiastas por visitar las paradisíacas playas.
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