Republica del Zulia

Julio Portillo: Necesitamos entonces promover el regionalismo como protesta al excesivo centralismo en todos los órdenes. Tenemos que despertar la conciencia política de la provincia.

martes, 22 de junio de 2021

Rafael Tomás Caldera: “Vale la pena aportar reflexiones que ayuden a pensar los problemas”

 

Como venezolano de su tiempo, la amplia trayectoria de Rafael Tomás Caldera le ha permitido convertirse en profesor titular del Departamento de Filosofía de la Universidad Simón Bolívar. El reconocido individuo de número de la Academia Venezolana de la Lengua, además miembro de la Sociedad Venezolana de Filosofía y la Academia Pontificia de Santo Tomás de Aquino, compartió con la revista SIC sus reflexiones sobre los grandes temas de la vida nacional que hemos dispuesto llevar adelante desde nuestro sentir, pensar, decir y actuar

Juan Salvador Pérez*

Son tantos los temas que demandan análisis profundo en este momento en Venezuela, tantas las preguntas sin respuesta, tantos los asuntos importantes que la urgencia va desplazando… Pero, quisiera hacer el esfuerzo de plantear al menos cuatro de esos temas importantes, para generar de alguna manera un inicial ejercicio de reflexión. Venezuela, un país en diáspora, nuestra cultura del trabajo, el valor de la democracia y el papel de los creyentes en esta circunstancia.

Rafael Tomás Caldera: 

Los temas que has planteado son tan interesantes como complejos. Exigen suma mesura al intentar responder. Además, cada uno de ellos se llevaría una entrevista completa, en atención al espacio disponible. Más que dar respuestas, podría uno decir, vale la pena aportar algunas reflexiones que ayuden a pensar los problemas, con la esperanza de que puedan suscitar nuevos aportes, más completos. Es muy difícil anticipar por dónde irán las cosas en este mundo, lo que en buena medida depende de lo intentado por la libertad humana en unas circunstancias determinadas. Atender a eso dado resulta más factible: es lo que un pensador español denominaba biología de la historia, para contraponerlo al ámbito de la libertad. Será, en cierta manera, lo que intentaremos hacer ahora.

Venezuela, un país en diáspora

— Quizás durante el periodo de las guerras de independencia habrá existido una cantidad relevante de personas y familias que, por razones obvias, dejaron el país (me refiero al territorio que hoy día entendemos como Venezuela). Por el contrario, habíamos sido más bien un país receptor de inmigrantes, donde irse era cosa excepcional. Hoy eso ha cambiado notablemente. Son millones los venezolanos que han dejado su patria, pero ¿es esto inexorablemente malo?, ¿representa esta realidad un hecho de solo consecuencias negativas? 

—Tomemos el caso de la diáspora venezolana, que ha alcanzado cifras propias de un país azotado por la guerra. ¿Por qué este éxodo tan masivo, indetenible, tan doloroso para Venezuela? ¿Qué lo ha desatado, qué lo ha puesto en marcha?

La respuesta inmediata, que apunta a lo más visible, es el exilio forzado en búsqueda de oportunidades de trabajo y de condiciones de vida en las cuales se pueda prosperar. Sin hablar del exilio político, por la persecución injusta. Venezuela ha sido –como señalas– tierra de inmigración y, argumenta el sentido común, nadie se va de donde se encuentra bien. Habría quizá que hacer referencia a aquel “exilio patriótico” que considera Rómulo Gallegos en Reinaldo Solar, lo que en definitiva tendría que ver con un no encontrarse bien en este país.

Ahora el caso es claro: en términos generales, es un problema de supervivencia. Sin embargo, ello ocurre en un medio donde han sido muy numerosos los hijos de inmigrantes, venidos de España, Italia, Portugal, Colombia, cuyo arraigo en el país acaso era menor o que, por otra parte, han mantenido un vínculo vivo con la tierra de sus padres.

Hemos de añadir que, desde hace treinta años, el espejismo de la globalización afecta mucho a los millennials. Piensan, desde el primer momento, que han de ir a vivir y trabajar allá donde ocurren las cosas, en el mundo del desarrollo y de lo novedoso. En esa línea de las nuevas mentalidades, no se puede dejar a un lado la desintegración de las familias, a la cual va ligada una ausencia de pietas, la virtud romana del amor a los padres y a la patria –esa tierra de mis padres, donde yacen mis ancestros–, que determina un sentido de arraigo ahora en buena medida ausente.

Los venezolanos de la diáspora difícilmente regresarán al país –en todo caso, no en grandes números–, tras haberse insertado en sus países de adopción. Venezuela ha perdido un enorme capital humano que hará aún más difícil su recuperación.

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https://revistasic.org/

1 comentario:

  1. La respuesta inmediata, que apunta a lo más visible, es el exilio forzado en búsqueda de oportunidades de trabajo y de condiciones de vida en las cuales se pueda prosperar

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