Hechos clave:
- Bitcoin y las stablecoins "trabajan en contra del bien público", según el BIS.
- El organismo presenta a las CBDC como solución a los problemas del actual sistema de pagos.
En un capítulo de su Informe Económico Anual, presentado previo a su publicación completa prevista para el próximo martes 29, el Banco de Pagos Internacionales (BIS) arremetió contra Bitcoin señalando que la criptomoneda tiene pocos atributos de interés público.
La visión negativa de la criptomoneda pionera sirvió de preámbulo para luego destacar el rol que, según el BIS, cumplirán las monedas digitales de banco central (CBDC) en el sistema monetario.
El texto, titulado «CBDC: una oportunidad para el sistema monetario», también hizo mención al alto consumo de energía de la minería de criptomonedas. Citó los informes que se han publicado en los últimos meses según los cuales el proceso de emisión de bitcoins consume más energía que algunos países, como Italia o Argentina.
Todos estos factores, en opinión del BIS, hacen que Bitcoin tenga «pocos atributos de interés público que redimir, sobre todo cuando se considera su huella de energía derrochadora».
El informe también hace una breve evaluación de las stablecoins, a las cuales ve solo como «un apéndice del sistema monetario convencional». Esto, «siempre y cuando su supuesto respaldo en activos involucre dinero convencional».
El organismo cuestiona con ello el argumento que sostiene que este tipo de monedas están cambiando el juego en el sistema financiero, además de poner en duda que tengan un respaldo valedero.
Refiere así, aunque sin hacer mención directa, el caso de Tether (USDT). La stablecoin más grande del ecosistema -creada en 2014- reveló sus reservas por primera vez en mayo pasado. Después de afirmar que las monedas USDT estaban respaldadas al 100% por dinero fíat, resultó que menos del 3% de las reservas de Tether se mantenían en efectivo.
Las CBDC versus bitcoin
Todas las ideas en contra de las criptomonedas que se presentan en el informe del BIS sirvieron de preámbulo para desarrollar el tema central: las CBDC.
El organismo dedica casi todo el capítulo a explicar los diferentes modelos de diseño para estas monedas. Ofrece además su apoyo a la creación de tales activos, subrayando su papel en la «modernización de las finanzas», tal como lo ha hecho en anteriores informes.
De acuerdo a los señalamientos del organismo que comanda los principales bancos centrales del mundo, las características negativas tanto de bitcoin como de las stablecoins «solo podrán ser contrarrestadas con la creación de las CBDC».
El informe concluye que los bancos centrales están llamados a salvaguardar «la confianza pública en el dinero durante este período de convulsión».
Innovaciones como las criptomonedas tienden a trabajar en contra del bien público. (…) Por ello, los bancos centrales buscan dar forma al sistema de pago del futuro, con el desarrollo de CBDC minoristas y mayoristas, junto con otras innovaciones para mejorar los sistemas de pago convencionales.
Informe Económico Anual del BIS.
Otras de las razones por las cuales el Banco de Pagos Internacionales apuesta por las CBDC tiene que ver con el deseo de abaratar el costo de las transacciones monetarias, en un contexto donde disminuye el uso de dinero en efectivo. Este tema parece ser uno de los principales problemas que está afectando al sistema de pagos en la actualidad.
Al respecto, el informe inserta un gráfico en el que se observa cómo aumentan los costos dependiendo del tipo de pago que se utilice. La ilustración muestra datos que evidencian que las tarifas por servicios comerciales son mucho más altas cuando se usan tarjetas de débito y de crédito.
Bitcoin, el consumo de energía y el lavado de dinero: ideas en desmontaje
Para resaltar algunos rasgos negativos de las criptomonedas, el documento del BIS parte de dos posturas que se han estado manejando en debates públicos en detrimento de bitcoin. La primera de ellas tiene que ver con el consumo energético de la criptomoneda, el cual se apunta como excesivo.
Como contrapartida a esta idea, existen fuentes que señalan que la minería de Bitcoin es sostenida en 78% por energías renovables. Mientras, un estudio de Galaxy Digital publicado hace unas semanas concluye que la red consume la mitad del sistema bancario mundial y que la minería y producción del oro.
La segunda postura recurre a la matriz de opinión más antigua en contra de Bitcoin, aquella que ve a las criptomonedas como vía fácil para cometer delitos. Una visión que aún manejan muchas autoridades, reguladores y organismos de varios países.
Se trata de un conjunto de creencias en desmontaje, a partir de una serie de investigaciones que demuestran que el vínculo entre criptomonedas y hechos delictivos no es tan fuerte como parece. Sobre ello, CriptoNoticias publicó las opiniones del experto Yaya J. Fanusie, exanalista de contraterrorismo de la CIA, quien aseguró en septiembre de 2018 que los terroristas prefieren manejar dinero en efectivo.
A esta misma conclusión llegó el Parlamento Europeo y académicos de la Facultad de Derecho de la Universidad de Nueva York a través de investigaciones de 2017 y 2018. Los académicos documentan las dificultades de los terroristas, al operar en áreas con escaso acceso a las telecomunicaciones.
Por su lado, el estudio del Parlamento Europeo evidenció que apenas existe un pequeño número de documentos y casos confirmados de financiamiento del terrorismo, que implican criptoactivos. Aunque no se descarta que el interés de los grupos terroristas por las criptomonedas aumente con el tiempo.
En este sentido, vale acotar que plataformas como Bitcoin se han convertido en recursos que facilitan el rastreo de las transacciones y la identificación de las personas, obstaculizando el lavado de dinero.
Tal hecho lo reconoció la agente especial de la Administración para el Control de Drogas de Estados Unidos (DEA), Lilita Infante. Esto es posible gracias a las propiedades de las plataformas blockchains, en las cuales quedan grabados los registros de todas las transacciones facilitando su revisión y posterior seguimiento.
La segunda postura recurre a la matriz de opinión más antigua en contra de Bitcoin, aquella que ve a las criptomonedas como vía fácil para cometer delitos. Una visión que aún manejan muchas autoridades, reguladores y organismos de varios países.
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