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Julio Portillo: Necesitamos entonces promover el regionalismo como protesta al excesivo centralismo en todos los órdenes. Tenemos que despertar la conciencia política de la provincia.

viernes, 2 de abril de 2021

La sombría advertencia de la embajada de EEUU en China sobre el laboratorio de Wuhan dos años antes de la pandemia

Los diplomáticos norteamericanos enviaron cables a la Casa Blanca pidiendo apoyo para que los científicos chinos cumplieran con los estándares de seguridad

La sombría advertencia de la embajada de EEUU en China sobre el laboratorio de Wuhan dos años antes de la pandemia
Cada día tenemos más datos, que confirman dos cosas sobre la pandemia de coronavirus.

Por mucho que gobiernos y grandes corporaciones intenten taparlo, los chinos son más culpables que Judas en este asunto.

Y segundo y también relevante: había indicios de que venía la tragedia y las autoridades no hicieron el mínimo caso.

El pedido de un nuevo informe sobre el origen del coronavirus en China motorizado por el jefe de la Organización Mundial de la Salud, Thedros Adhanom, puso una vez más en primer plano la intriga sobre cómo se propagó el COVID-19 en Wuhan.

El 15 de enero de 2021, durante los últimos días de la presidencia de Donald Trump, el Departamento de Estado de Estados Unidos emitió un comunicado con serias afirmaciones sobre los orígenes de la pandemia de coronavirus.

El mismo aseguraba que la inteligencia del país tenía evidencia de que varios investigadores del laboratorio del Instituto de Virología de Wuhan (WIV, por sus siglas en inglés) se habían enfermado con síntomas similares a los producidos por la enfermedad de COVID-19 en otoño de 2019 del hemisferio norte, lo que implicaría que el régimen chino ocultó información crucial sobre el brote durante meses, y que el laboratorio, a pesar de “presentarse como una institución civil”, estaba llevando a cabo proyectos de investigación secreta con el ejército chino.

El Departamento de Estado alegó un encubrimiento de China y afirmó que Beijing continuaba “reteniendo información vital que los científicos necesitan para proteger al mundo de este virus mortal y el próximo”.

El origen del nuevo coronavirus aún sigue siendo un misterio, pero la búsqueda de la verdad no se trata solo de culpar y responsabilizar. Si no se encuentra el origen de la enfermedad, no se podrá rastrear la verdadera ruta del virus y los científicos tampoco podrán estudiar adecuadamente las mejores formas de prevenir futuros brotes.

La historia original del régimen chino, de que la pandemia se propagó desde un mercado de mariscos en Wuhan, fue la primera y, por lo tanto, la teoría más aceptada. Pero las grietas en esa teoría comenzaron a aparecer lentamente a fines del invierno y la primavera boreal de 2020.

El primer caso confirmado de coronavirus en Wuhan se dio a conocer en febrero y no tenía conexión con el mercado. Según el medio POLITICO, China lo cerró en enero para desinfectarlo antes de que se pudieran tomar las muestras adecuadas. No fue hasta mayo que los Centros para el Control de Enfermedades de China desautorizaron la teoría del mercado, admitiendo que no tenían idea de cómo comenzó el brote, pero para entonces ya se había convertido en la historia más aceptada en China y el resto del mundo.

En la primavera boreal de 2020, en el gobierno de Estados Unidos algunos funcionarios comenzaron a encontrar y recopilar evidencia de una teoría diferente, quizás más preocupante: que el brote tenía una conexión con uno de los laboratorios en Wuhan, entre ellos el WIV, un líder mundial en la investigación sobre coronavirus en murciélagos.

Para algunos dentro del gobierno, el nombre del laboratorio les resultaba familiar. Su investigación sobre virus de murciélagos ya había llamado la atención de los diplomáticos y funcionarios estadounidenses de la embajada norteamericana en Beijing a fines de 2017, lo que los llevó a alertar a la Casa Blanca de que los propios científicos del laboratorio habían informado “una grave escasez de técnicos e investigadores debidamente capacitados necesarios para operar este laboratorio de alta contención”, consigna POLITICO.

Sin embargo, sus cables fueron ignorados.

Cuando Josh Rogin, columnista para The Washington Post y autor del artículo de POLITICO, publicó las advertencias de estos cables en abril de 2020, se agregó combustible a un debate que ya había pasado de una cuestión científica y forense a un tema político candente, y el debate previamente interno del gobierno de EE.UU. sobre la posible conexión del laboratorio llegó a la opinión pública.

Al día siguiente, Trump dijo que ya se encontraban investigando y el exsecretario de Estado Mike Pompeo pidió a Beijing que “aclarara” el origen del brote. Dos semanas después, Pompeo aseguró que había “pruebas enormes” que apuntaban al laboratorio, pero no proporcionó ninguna de ellas.

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1 comentario:

  1. Al día siguiente, Trump dijo que ya se encontraban investigando y el exsecretario de Estado Mike Pompeo pidió a Beijing que “aclarara” el origen del brote. Dos semanas después, Pompeo aseguró que había “pruebas enormes” que apuntaban al laboratorio, pero no proporcionó ninguna de ellas.

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