Twitter: @OrlandochaconVe
En una asamblea de vecinos que realizamos la semana pasada en el sector Corito 4, de la parroquia Cristo de Aranza de Maracaibo, terminamos conversando y escuchando a los vecinos sobre qué es para ellos la política. La política, contrario a lo que muchos perciben en Venezuela luego de décadas de corrupción —y en los últimos años ejemplificada en la miseria y en la lucha por subsistir—, es un oficio que se debe a la gente, al servicio, a construir soluciones para transformar realidades.
Esa es la política en la que creemos, una donde debemos asumirnos como autocríticos, humildes y, sobre todo, humanos; donde debemos ser capaces de analizar los aciertos, de dónde venimos, dónde estamos y hacia dónde vamos, sabiendo aceptar los errores que hemos cometido, no para seguir repitiendo que nos hemos equivocado, sino para superarlos y avanzar. Eso es precisamente lo que necesita nuestra gente de la política en Venezuela.
El que «roben, pero que hagan» o «roban y dejan robar», han sido frases que nuestro pueblo ha repetido durante muchos años y hoy, al señalar la corrupción, también debemos señalar la cultura política que por muchos años hemos tolerado e impulsado, porque el político en el poder no debería tener ni siquiera la oportunidad de llevarse un lápiz a su casa, y que en Venezuela lo normalicemos, es un error garrafal.
Hay que recomponer “la política” en todos sus niveles, porque el ciudadano, ese que vota en democracia, que tiene el poder de elegir, es político. Porque la política, así muchos digan que solo es para “los políticos”, delegando la responsabilidad en unos pocos, afecta la economía del hogar, la salud, el transporte, la calidad de vida y puede llevar a una nación, a vivir una pesadilla, como la que vivimos hoy.
Debemos entender y ser capaces de resolver las complejidades que hoy presenta la coyuntura política y construir una ruta que permita empoderar a cada venezolano, a cada sector de la sociedad, a cada comunidad, como parte de la lucha, una donde también debemos entender la naturaleza del régimen al que enfrentamos y, entendiéndolo, construir un camino que permita la transición.
La ruta es organizarnos, asumir tareas, generar estrategias, sumar al que no piensa como yo, pero tampoco estar conforme con esto; recuperar la fuerza y trabajar juntos en pro de un solo objetivo.
Hacer política en Maracaibo, de servicio, de acompañamiento, planteando soluciones, me ha permitido tener los pies sobre la tierra y, al mismo tiempo, enfrentar los más grandes retos que nos separan de la reconstrucción del país. Mientras más aislado y derrotado está este régimen de miseria, más fomenta el odio, la desesperanza y la discusión absurda. Hacia el lado contrario debemos ir. De la acalorada discusión estéril de quién tiene la razón a tener la capacidad de servir a los venezolanos, al mismo tiempo que se buscan alternativas para generar un cambio. Porque ya los venezolanos han visto la debacle de un discurso populista que no es más que eso: un discurso, que no le plantea más allá de lo que todos sabemos, vivimos y necesitamos.
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Es en la comunidad, en el barrio, la urbanización, el caserío, el condominio, la invasión que tiene 20 años —y ni un solo servicio público—, donde debemos ir al encuentro con nuestra gente para construir alternativas solidarias a la crisis que vivimos; para articular soluciones, generar propuestas, organizar y lograr cambios.
Hemos demostrado con nuestros programas sociales y activismo diario en Maracaibo que sí es posible hacerlo.
Desde nuestros comedores solidarios hasta la recuperación de espacios o la respuesta de un ente “público” al articular la comunidad en protesta.
En cada sector que visitamos, también encontramos venezolanos que no se rinden, venezolanos que, a pesar de la dura situación, mantienen intacta la fe y la esperanza, venezolanos que día a día afrontan esta situación, tratando de sobrevivir, con trabajo duro y honesto.
Y ahí mi reconocimiento a los líderes sociales que a diario trabajan por sus comunidades, que generan soluciones, impulsan la solidaridad y siempre están para apoyar a sus vecinos. Son nuestros líderes sociales quienes hacen a diario un inmenso trabajo, una gran demostración de la buena política.
En medio de la incertidumbre, de la desesperanza y el miedo, como dirigentes tenemos el deber de recuperar la confianza de quienes hoy se ven decepcionados, demostrado que sí es posible una forma distinta de hacer política.
Orlando Chacón es dirigente político y presidente de la Fundación Construyamos País.
TalCual
En medio de la incertidumbre, de la desesperanza y el miedo, como dirigentes tenemos el deber de recuperar la confianza de quienes hoy se ven decepcionados, demostrado que sí es posible una forma distinta de hacer política.
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