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La incompetencia que la Organización Mundial de la Salud (OMS) demostró con el manejo de la pandemia es un hecho evidente. El organismo quiso lavarse las manos cuando responsabilizó al resto del mundo de no tomarse en serio el virus, pero olvidó sus propias responsabilidades cuando desestimó los inicios del brote en China.
Esto fue lo que observaron investigadores de la propia OMS. Ni la organización, ni China actuaron a tiempo. El resultado: una epidemia que se extendió porque, en gran parte, la ocultaron. El virus fue detectado por primera vez a finales de 2019 en la ciudad china de Wuhan. La organización minimizó el virus hasta marzo de 2020, cuando finalmente aceptó que se trataba de una pandemia.
“Al referirse a la cronología inicial de la primera fase de la epidemia, se constata que habría sido posible actuar más rápido sobre la base de las primeras señales”, reza el informe. Las cifras actuales de muertos (2.033.641) doblan las detectadas en octubre del año pasado (1.046.101). Quizás estos números pudieron haberse evitado.
El problema empeoró en los último meses, porque nuevas cepas con mayor facilidad de propagación se están expandiendo en decenas de países. Reino Unido y Sudáfrica identificaron mutaciones diferentes, ahora se suma Brasil.
Los expertos forman parte de un área independiente de la OMS llamado (Grupo Independiente de Preparación y Respuesta Frente a las Pandemias, IPPR por sus siglas en inglés). La organización se vio obligada a crear este grupo en julio de 2020 por exigencia en la 73ª Asamblea Mundial de la Salud.
Reinó el silencio
La OMS no convocó su comité de emergencia hasta el 22 de enero de 2020, en ese momento tampoco acordó declarar el nuevo brote de coronavirus como una Emergencia de Salud Pública de Interés Internacional (PHEIC), hasta una semana después, según reseña Infobae, respecto al informe.
Cuando lo declaró como PHEIC ya habían 7818 casos confirmados en todo el mundo, la mayoría de ellos en China y 82 en otros 18 países, de acuerdo con la información en su sitio web. Sin embargo, la pandemia fue declarada el 11 de marzo.
“No está claro por qué el comité no se reunió hasta la tercera semana de enero, ni tampoco está claro por qué no pudo llegar a un acuerdo sobre la declaración (PHEIC) cuando fue convocado por primera vez”, adelanta una parte del informe, que será presentado de manera oficial en los próximos días.
Es decir, un panel que forma parte de la OMS (más allá que sea independiente), dejará por sentado que la organización adscrita a la ONU no actuó como debía.
El argumento está en línea con una investigación que The New York Times reveló en noviembre de 2020, donde quedó plasmado que la OMS evitó investigaciones contra el COVID-19 en China. Su directiva, encabezada por Tedros Adhanom Ghebreyesu, rindió pleitesía al régimen comunista chino para limitar la investigación del virus. No cuestionaron la respuesta inicial del régimen, y evitó que el equipo de expertos visitara el mercado de Wuhan.
Desaciertos y contradicciones
La ONU trató de defender a la OMS de su incompetencia en la pandemia. Su director, Antonio Guterres, cuestionó a “algunos gobiernos” por incumplir las directrices para atacar la enfermedad. Eso fue en diciembre, es decir, la organización no pretende ceder al hecho que lo hizo mal.
En este lapsus de negligencia surgieron varios errores y contradicciones, como en abril pasado cuando recomendó el uso de mascarillas solo para personal médico y enfermos. En junio reculó y recomendó a los gobiernos que incentivaran en uso de la mascarilla al público en general.
Otro desacierto lo tuvo a inicios de 2020, cuando decía que eran «escasas» las posibilidades de que el virus saliera de la zona donde se originó y que «no había una transmisión significativa de persona a persona».
El listado se extiende: la OMS tampoco recomendó restricciones de viaje o de comercio muy a pesar de que a finales de enero las alarmas ya estaban encendidas. La poca importancia que le dieron a los vuelos quedó por escrito en una declaración conjunta sobre el turismo.
Tedros Adhanom Ghebreyesu llegó a ocultar un informe contundente y crítico sobre el manejo del coronavirus en Italia, durante el inicio de la pandemia.
Avanzan las nueva cepas
Mientras que en la OMS están concentrados en los orígenes del virus y de su mala gestión, nuevas mutaciones se esparcen varios países.
La cepa británica ya fue identificada en 58 países de cuatro continentes; la sudafricana está presente en 22 naciones. Además, surgió otra cepa en Brasil. Las tres están calificadas por ser «más transmisibles» que la primera variante.
«Analizando las bases de datos hay evidencia de diversas variantes dando vueltas por el mundo, incluyendo la brasileña, que creo que circula desde hace algún tiempo», dijo Wendy Barclay del National Virology Consortium, reseñado por La Nación.
Felipe Naveca, investigador de las variantes del COVID-19 en Amazonas dice que aún falta determinar el porcentaje exacto de contagio de la cepa sudamericana, pero desde ya adelantó que será más contagiosa. En el medio, están las campañas de vacunación que siguen su curso, con lentitud y sin saber con total certeza qué tan efectivas serán las dosis ante las mutaciones.
Italia tomó la decisión de suspender sus vuelos desde Brasil. La misma decisión han tomado muchos países, que poco a poco vuelven a encerrarse por una pandemia que probablemente pudo controlarse mucho tiempo antes.
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Italia tomó la decisión de suspender sus vuelos desde Brasil. La misma decisión han tomado muchos países, que poco a poco vuelven a encerrarse por una pandemia que probablemente pudo controlarse mucho tiempo antes.
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