En los últimos días del año 2020, gran parte de Venezuela experimentó “una realidad excepcional”, como lo define el economista y director de Econoanalítica Pedro Palma. A pesar de la pandemia por COVID-19 y de que sobre el país pesa un desplome del 80% del Producto Interno Bruto (PIB) desde 2013, entre los meses de noviembre y diciembre se vio gran cantidad de personas en comercios y bodegones; esto, sin embargo, no indica que exista una economía estable o en ascenso.
“En Puerto Ayacucho, el bolívar no vale: aquí todo se compra en pesos y gracias a mi hijo es que estoy sobreviviendo”, expresó Maritza Acuña a El Pitazo. Este testimonio explica en gran parte cómo se maneja la economía venezolana: sin su moneda oficial y con base en remesas de venezolanos que se encuentran en el exterior.
Palma resalta que la remesa ha significado un respiro para las familias venezolanas y ha contribuido a mantener el consumo. Este año se esperaba recibir por ese concepto $1.500 millones de dólares, 57,14% menos que en 2019, así que el fenómeno no quiere decir que la gente compra más que en el año 2012, antes de que Venezuela entrara en recesión económica.
Desde 2013 el país inició su colapso económico, pero la pandemia por COVID-19 agravó la situación: más del 96% del sector empresarial estuvo paralizado por más de ocho meses, de acuerdo con Consecomercio. Su presidente, Felipe Capozzolo, había pronosticado una caída del consumo interno del 70%, pero los últimos estudios ubicaron una disminución de un 40%.
“Tradicionalmente diciembre es una época en la que se produce una fuerte expansión monetaria, pero no podemos dejarnos llevar por lo coyuntural. Hay una brecha terrible entre los que pueden y los que no pueden acceder a bienes y servicios”, argumentó Capozzolo.
La proliferación de locales comerciales y bodegones que se ha visto en Caracas se repite en algunos estados del país. La pandemia por COVID-19 incluso aceleró la migración de negocios como ferreterías, autopartes o floristería a bodegones que ofrecen productos importados que deben pagarse en dólares.
*Lea más sobre este trabajo en El Pitazo.net
La proliferación de locales comerciales y bodegones que se ha visto en Caracas se repite en algunos estados del país. La pandemia por COVID-19 incluso aceleró la migración de negocios como ferreterías, autopartes o floristería a bodegones que ofrecen productos importados que deben pagarse en dólares.
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