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Julio Portillo: Necesitamos entonces promover el regionalismo como protesta al excesivo centralismo en todos los órdenes. Tenemos que despertar la conciencia política de la provincia.

martes, 9 de junio de 2020

Barbara Mattos de Moody's Investor Service: “El Covid-19 es un gran riesgo social con el que la minería va a tener que lidiar” Natalia Vera Ramírez

La senior vice president de Moody’s Investor Service detalla los primeros impactos de esta pandemia en las compañías mineras que operan con diversos tipos de restricciones en América Latina.

La pandemia por el nuevo coronavirus ha impuesto ciertas condiciones de operación para la minería, una de las principales actividades económicas de la región latinoamericana, que tras sortear caídas de precios y fluctuaciones en la demanda, se enfrenta hoy a este nuevo desafío sanitario.

AmericaEconomía conversó con Barbara Mattos, analista principal para el sector minero de la agencia de calificación de riesgo, quien avizora que las mineras pequeñas y menos diversificadas sufrirán mayores efectos en esta coyuntura.

- ¿Cómo viene impactando el COVID-19 en la actividad minera latinoamericana?

Depende del país. Si hablamos de forma general, lo primero que han hecho la mayoría de las compañías es tomar medidas para garantizar la seguridad de sus empleados en operaciones. Sin embargo, hemos visto medidas más estrictas impulsadas por los cierres o estados de emergencia en términos de movimiento de personas que han afectado a ciertas operaciones mineras, especialmente en el Perú, donde hay un estado de emergencia más extendido que ha impactado la producción de algunas mineras, al igual que el movimiento de los empleados. En este escenario, las empresas –en la medida de lo posible– han continuado con sus propias operaciones, cumpliendo los requerimientos impuestos por el estado de emergencia. Pero también hemos visto que en los proyectos de inversión, especialmente los que requerían contratistas, han sido retrasados en la mayoría de casos. El enfoque está principalmente en mantenerse en la medida en que sea posible, continuar con la actual producción u operación, respetando las exigencias del cierre. La situación es distinta dependiendo del país y de la región, pero, en general, es esa. Probablemente veremos una producción decreciente, pero es difícil de decir si esto se va a materializar en más de un periodo del año. Si pensamos en 2020, tal vez sea solo un declive temporal, pero después seguramente las compañías puedan recoger la producción y mantengan los mismos niveles de producción. Es difícil de decir si es que va a tener más implicaciones materiales para compañías, hay que considerar que estas tienen inventarios.

- Es complejo tener una proyección acertada de cómo el año terminará para la minería en términos de producción en este momento.
"Claramente las compañías que son más pequeñas, menos diversificadas y con una estructura menos competitiva de costos van a tener riesgos más altos”.

Sí, porque hay un gran número de cosas a considerar. En primer lugar, algunas compañías están siendo afectadas por interrupciones o limitaciones en la producción, pero necesitamos ver si van a ser capaces de recuperar el nivel perdido. Este no es el único problema. Algunas compañías –especialmente las que producen cobre–, por ejemplo, enfrentan una disminución de las leyes de mineral que las afecta. Probablemente veremos una combinación de ambos efectos: las implicancias del coronavirus, reducciones de leyes de mineral y también posibles retrasos en proyectos que al final del día afectarán el nivel de producción en algún punto. Por eso es complejo decir exactamente cuáles serán las implicaciones y en cuánto caerá la producción al final de año. No obstante, eso dependerá de cuánto dure este estado de emergencia y las restricciones. En Chile, las operaciones mineras han continuado, pero con ciertas limitaciones, porque las compañías necesitaban implementar medidas para garantizar la seguridad de las operaciones como cambios en los turnos de los empleados y en cierta medida afectará los niveles de producción. Es difícil predecir y hacer estimaciones precisas sobre la producción, pero en cierta medida tendremos algún impacto del coronavirus en los niveles de producción de 2020.

- A fines de 2019, Moody’s señaló que los riesgos sociales y ambientales eran los principales que enfrentaban las compañías mineras de para su desarrollo. ¿Cómo ha cambiado este panorama con la pandemia? ¿Aún siguen siendo importantes?

La pandemia COVID-19 es un riesgo social y está afectando a la región entera. En nuestro último reporte de 2019 recogimos riesgos sociales, por ejemplo en Chile, que estaba relacionado más con problemas laborales de sindicatos; mientras que en el Perú estaban las comunidades en contra de proyectos como Tía María de Southern Copper. En este caso, si lo vemos de forma general, el COVID-19 es un gran riesgo social con el que la industria va a tener que lidiar y no sabemos por cuánto tiempo, pero los otros permanecen, claro que sí. En el lado medioambiental, creo que los requerimientos van a ser más estrictos debido al COVID-19. Por el lado social, de nuevo, esta pandemia es un riesgo relevante para operaciones, porque afecta en la manera cómo operan las compañías y tal vez incluso llegue a fomentar el uso de vehículos autónomos en la industria de la minería, en lugar de tener a alguien manejando los camiones o el equipo. Quizás se dé más inversión en vehículos autónomos que ya existen. Es probable que esto acelere estas nuevas tecnologías que serán menos intensivas en mano de obra, por dar un ejemplo. Creo que este es un riesgo adicional que no previmos en 2019.

- Hablando de la oferta y demanda de minerales, especialmente de cobre, Chile y Perú son grandes productores, ¿qué impacto tendrá en la oferta el hecho de que en ambos países las operaciones estén paralizadas u operando limitadamente? De otro lado tenemos a China que se está recuperando de la pandemia. ¿Qué efecto tendrá en la demanda?

Por el lado de la demanda, tenemos a China con un crecimiento económico más débil y esperamos que lo sea más, por lo tanto eso afecta la demanda de cobre. La construcción e infraestructura están debilitadas, al igual que las actividades industriales como la manufactura y no solo en China, sino también en países desarrollados que son importantes consumidores de cobre. Lo mismo sucede con el comercio, los flujos comerciales se van a debilitar este año. La actividad manufacturera china consume cobre y parte de la producción la exportan. Aproximadamente el 30% de la actividad manufacturera de ese país es para la exportación. El flujo comercial crecerá a un ritmo más bajo así que debemos esperar un crecimiento de la demanda más débil. Pero al mismo tiempo, del lado de la oferta, tenemos esta menor producción por Chile y Perú y de otros países por el COVID-19, pero también por la disminución de la ley de mineral y porque no hay oferta nueva grande este año y el siguiente. No hay nuevos grandes proyectos que estén en curso o vayan a empezar y que puedan cambiar el saldo de la oferta que tenemos hoy en la industria. No solo eso, los precios están a niveles más bajos y no son incentivos para nuevos proyectos. Tenemos una situación en la que posiblemente tengamos una oferta más alta que la demanda, depende de lo que continúe pasando con la oferta. El cobre está en una posición más recuperable en términos de fundamentos de mercado.

- ¿Qué va a pasar con la clasificación crediticia de las mineras que están operando bajo estas restricciones?

Nuestro enfoque está muy medido en términos de clasificación, es decir, continuamos usando nuestra metodología, seguimos buscando la calidad crediticia de las compañías desde una perspectiva de diversificación de operaciones, la fuerza de su balance y de su liquidez. Claramente las compañías que son más pequeñas, menos diversificadas y con una estructura menos competitiva de costos van a tener riesgos más altos, pero continuamos evaluándolos de forma individual, para ver si habría cualquier riesgo o necesidad de hacer cambios en términos de clasificación, pero es muy prematuro. Tenemos visibilidad limitada del entorno, pero hemos visto hasta ahora, por ejemplo, que se han tomado algunas acciones en empresas más pequeñas en el Perú, no necesariamente relacionadas directamente con el COVID-19, sino porque han tenido problemas en términos de producción o su perfil del negocio ha cambiado o su liquidez es más débil. Necesitamos ver si el COVID-19 traerá cambios más prolongados al entorno que requerirán algunas modificaciones en las clasificaciones. Cualquiera que sea el caso, es importante poner en perspectiva, especialmente las grandes compañías mineras globales, pero también en América Latina, cuando comparamos esta situación con lo que ya hemos visto en el mercado en 2015 y 2016. Ellas son más fuertes hoy, especialmente las más grandes, tienen mejor balance, menor apalancamiento e incluso tienen mejor posición de costo y han invertido también en mejoras en sus costos, están mejor preparadas para enfrentar la crisis.

- ¿Qué se puede esperar en la industria minera en los próximos años?

En América Latina las compañías están invirtiendo en diversificación. Es el caso de Minsur, que es un gran productor de estaño y que está invirtiendo en cobre. Una vez completada esta inversión va a ser muy relevante para la empresa en términos de su tamaño, escala y diversificación. No obstante, seguimos viendo compañías como Southern Copper, que es un productor de cobre principalmente, y si bien tiene otros productos, como zinc y otros metales preciosos, continúa invirtiendo en su crecimiento, especialmente en cobre y con ello debemos ver un volumen y producción incremental y capacidad también. Es importante tener en cuenta que los proyectos toman mucho tiempo. Para cuando la compañía decida invertir y para cuando esta sea completada, puede tomar hasta siete años obtener los permisos, realizar estudios de factibilidad, sacar licencias ambientales, que el proyecto sea aprobado y puesto en su lugar. Todo ello toma un largo periodo. Mientras tanto, la industria entra en ciclos y las compañías emprenden proyectos de inversión de siete años, a veces con crisis de alto o bajo nivel. Por eso, es importante para cualquier compañía minera tener un balance que pueda absorber los efectos de las fluctuaciones de precios mientras que llevan a cabo una gran inversión y no todas pueden hacerlo. Cuando miras a América Latina es muy importante considerar que hay muchas reservas que pueden ser exploradas. La calidad de estas sigue siendo muy importante y buena. En la industria minera en América Latina, los países de la región siguen siendo relativamente seguros desde un punto de vista político y en términos de estabilidad de inversión. No es solo una cuestión de tener reservas, sino también contar con el entorno que necesitan para invertir, y por supuesto, los precios.
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Natalia Vera RamírezLa pandemia por el nuevo coronavirus ha impuesto ciertas condiciones de operación para la minería, una de las principales actividades económicas de la región latinoamericana, que tras sortear caídas de precios y fluctuaciones en la demanda, se enfrenta hoy a este nuevo desafío sanitario.

AmericaEconomía conversó con Barbara Mattos, analista principal para el sector minero de la agencia de calificación de riesgo, quien avizora que las mineras pequeñas y menos diversificadas sufrirán mayores efectos en esta coyuntura.

- ¿Cómo viene impactando el COVID-19 en la actividad minera latinoamericana?

Depende del país. Si hablamos de forma general, lo primero que han hecho la mayoría de las compañías es tomar medidas para garantizar la seguridad de sus empleados en operaciones. Sin embargo, hemos visto medidas más estrictas impulsadas por los cierres o estados de emergencia en términos de movimiento de personas que han afectado a ciertas operaciones mineras, especialmente en el Perú, donde hay un estado de emergencia más extendido que ha impactado la producción de algunas mineras, al igual que el movimiento de los empleados. En este escenario, las empresas –en la medida de lo posible– han continuado con sus propias operaciones, cumpliendo los requerimientos impuestos por el estado de emergencia. Pero también hemos visto que en los proyectos de inversión, especialmente los que requerían contratistas, han sido retrasados en la mayoría de casos. El enfoque está principalmente en mantenerse en la medida en que sea posible, continuar con la actual producción u operación, respetando las exigencias del cierre. La situación es distinta dependiendo del país y de la región, pero, en general, es esa. Probablemente veremos una producción decreciente, pero es difícil de decir si esto se va a materializar en más de un periodo del año. Si pensamos en 2020, tal vez sea solo un declive temporal, pero después seguramente las compañías puedan recoger la producción y mantengan los mismos niveles de producción. Es difícil de decir si es que va a tener más implicaciones materiales para compañías, hay que considerar que estas tienen inventarios.

- Es complejo tener una proyección acertada de cómo el año terminará para la minería en términos de producción en este momento.

"Claramente las compañías que son más pequeñas, menos diversificadas y con una estructura menos competitiva de costos van a tener riesgos más altos”.

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  1. Natalia Vera RamírezLa pandemia por el nuevo coronavirus ha impuesto ciertas condiciones de operación para la minería, una de las principales actividades económicas de la región latinoamericana, que tras sortear caídas de precios y fluctuaciones en la demanda, se enfrenta hoy a este nuevo desafío sanitario.

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