El arribo de varios tanqueros con gasolina desde Irán a Venezuela ha puesto, de nuevo, sobre la mesa el tema de la presencia persa en la región. Los regímenes de Caracas y Teherán celebraron la llegada de la gasolina, pues esperaban que EE.UU. los interviniera. Pero los estadounidenses respondieron con más sanciones.
Llegaron los persas
La presencia iraní en Latinoamérica fue particularmente estimulada por Chávez. Fue el militar golpista quien en su convocatoria para la II Reunión de Jefes de estado de la OPEP, que se realizó en 2002 en Venezuela, dio el primer paso al visitar a la República Islámica. Esto permitió que el moderado Mohammad Jatami de Irán devolviera la visita, como uno de los primeros pasos en la apertura de ese país después de décadas de aislamiento. Pero con quien realmente Chávez mantuvo una intensa amistad fue con Mahmoud Ahmadineyad, quien gobernó Irán desde 2005 hasta 2013. Chávez visitó 13 veces a Teherán y Ahmadineyad correspondió con 6 viajes a Caracas.
Pero más que eso Chávez sirvió de mecenas del persa quien tomó ventaja de esa amistad para penetrar los otros gobiernos que se alineaban con el castrochavismo. Así los persas comenzaron a relacionarse con países con los cuales tenían poca ,relación como Bolivia, Argentina, Brasil y Ecuador. Por ejemplo Chávez persuadió a Evo Morales de iniciar relaciones con Irán y así comenzó una cooperación tripartita entre Irán, Venezuela y Bolivia para la producción de energía. E incluso promovió un pacto entre la Argentina de Cristina Kirchner e Irán para echarle tierra al atentado terrorista contra la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) en 1994, perpetrado por ellos.
Las anunciadas inversiones de Irán en Venezuela y en la región se concretaron muy poco a pesar de los cientos de acuerdos firmados. Lo cierto es que con base a ellos los persas aprovecharon para circunvalar las sanciones norteamericanas. Como apunta Douglas Farah, ellos “…facilitaron el tráfico de substancias ilícitas, adquisición y transporte de importantes recursos minerales, tecnología de doble uso y tráfico de personas” además de obtener divisas fraudulentamente.
¿Se fueron los persas?
Esto cambió con el ascenso al poder de Hassan Rohani. Con él se cerraron las filiales petroleras en Venezuela argumentando que sólo servían “para apoyar nuestros objetivos políticos”. En realidad el nuevo líder iraní buscaba un entendimiento con Norteamérica.
Entonces Obama firmó el acuerdo nuclear y hubo un período de paz. Pero con Trump, se alborotó el avispero. No es que Irán dejó de pensar en infringir daño al imperio, solo que se concentró en el tema del medio oriente ( Israel y ISIS) y en los negocios obscuros vinculados a sus brazos armados y clandestinos en nuestra región.
Claro, habían declaraciones conjuntas entre el pranato criollo y los persas, pero fue el envío de cinco tanqueros de gasolina lo que recolocó el asunto sobre el tapete.
Queda obvio que Irán quiere circunvalar las sanciones norteamericanas y que Venezuela puede jugar un papel en esto, al menos desde el punto de vista político.
Para Irán, cuyos enemigos declarados son EE.UU. e Israel, la posibilidad de anidar en Venezuela, es decir en el “patio trasero” del imperio, es de suyo un triunfo. Pero si el régimen le brinda apoyo para expandirse por la región y crear una base de operaciones, la ganancia es doble.
Obama
La administración de Obama, por boca de Hilary Clinton, más de una vez desechó que la presencia iraní en Venezuela fuera un peligro o amenaza a EE.UU. y quizás tenía razón en el corto plazo. En lo que pifió fue en no ver que el trabajo de los persas ha sido de largo plazo. Irán es una amenaza reconocida en el Medio Oriente, pero sin duda en el Caribe no ´lo estaba, pues su capacidad de poner en peligro al “imperio” es descartable.
Por eso los persas están interesados en ir armando capacidades en la región y en eso Venezuela es clave, más allá de su permisividad en los negocios ilícitos vinculados con las drogas, el lavado de dinero, entre otros, está su ubicación geoestratégica.
El gobierno de los ayatolas está interesado en crear y consolidar una plataforma logística que vincule a Caracas con Teherán, para retar a EE.UU., por ahora “simbólicamente”, pero a la larga militarmente. No en el sentido de montar una base militar en territorio venezolano y desde allí atacar a EE.UU. Una segunda crisis de misiles sería más que una tragedia , una comedia, pero si en el sentido de que esto le permitiría mover a sus operativos – Hezbolá y otros- más cómodamente por la región. Asunto que ya se viene dando y que está suficientemente documentado – un ejemplo: el caso del uso por Iran de pasaportes venezolanos. Chávez convino con ellos, sin embargo estableció que no podían iniciar acciones de fuerza desde Venezuela, pero en caso de una confrontación real eso podría cambiar.
Trump
Los iraníes comparten con los rusos y los cubanos, y en cierta medida con los chinos, el objetivo de desestabilizar a la región para crearle problema a EE.UU. y a sus aliados. Y por eso poner y más que eso, consolidar “una pica en Flandes” es vital. Para ellos la vuelta del castrochavismo o Socialismo del Siglo XXI al poder, es un objetivo clave.
La diferencia es que la presencia iraní en Venezuela y en la región está siendo cada vez más monitoreada de cerca por EE.UU. Así lo ha expresado la administración Trump. El Secretario de Estado Mike Pompeo ha señalado una y otra vez que Hezbolá tiene células activas en la región y que los iraníes están penetrando no sólo a Venezuela. sino a toda Suramérica. Y ha insistido que EEUU lo están tomando muy en serio y que la región también debería hacerlo.
Los iraníes y el chavismo celebraron el triunfo del paso de los tanqueros a Venezuela como una victoria, pues “EE.UU. no se atrevió a detenerlos”. Pero la sonrisa le duró poco.
EE.UU. inició una serie de sanciones, entre ellas: contra cuatro entidades y cuatro petroleros, que apoyaron la entrega de gasolina; pérdida de la bandera panameña de 62 barcos iraníes por estar relacionados con “grupos terroristas y extremistas violentos que se consideren socavan la estabilidad, la paz y la seguridad internacionales”; la reimposición de las sanciones que impedirán a Irán recibir ayuda occidental; y el anuncio de que otras “entidades” que habían acordado hacerlo se negaron frente a las posibilidad de sanciones . Adicionalmente ya se filtró que la próxima a ser acusada penalmente sería Cilia Flores, se sancionó al venezolano Adel El Zabaya y se le puso precio a la captura de JT Jiménez Camacho.
Sin duda Irán quiere jugar sus cartas en el continente y Venezuela, por su posición geoestratégica y sus riquezas naturales, es un objetivo a conquistar. Solo que ya vimos que EE.UU. no se ha quedado de manos atadas. Muy por el contrario ha respondido. Los ayatolas insisten que volverán a enviar gasolina a Caracas si Maduro se los pide, en un intento de mover el conflicto del Medio Oriente al Caribe en general y a Venezuela en particular. Solo que no tendrán la libertad que tuvieron con la administración Obama.
Sin duda Irán quiere jugar sus cartas en el continente y Venezuela, por su posición geoestratégica y sus riquezas naturales, es un objetivo a conquistar. Solo que ya vimos que EE.UU. no se ha quedado de manos atadas. Muy por el contrario ha respondido. Los ayatolas insisten que volverán a enviar gasolina a Caracas si Maduro se los pide, en un intento de mover el conflicto del Medio Oriente al Caribe en general y a Venezuela en particular. Solo que no tendrán la libertad que tuvieron con la administración Obama
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