Otro salto cualitativo en su devenir histórico, aparece cuando los obreros petroleros decidieron alzarse entre tolvaneras y betumen, en estas tierras calientes de Cabimas, San Lorenzo, Mene Grande, Bachaquero, Mene Mauroa y Cumarebo en el año 1936. Estos combates se libraron contra la voracidad patronal de las empresas, Caribbean Petroleum Company, Lago Petroleum Company y la Venezuela Oíl Company.
Desde el principio nuestros trabajadores se agruparon en la Central de Trabajadores de Venezuela (CTV), Confederación de Sindicatos Autónomos de Venezuela (CODESA), Confederación General de Trabajadores (CGT) y la Central de Trabajadores Unitaria de Venezuela (CTUV). Estas organizaciones sindicales derivaron del Primer Congreso de Trabajadores de Venezuela, realizado en 1936 y convocado por la Confederación Sindical Obrera de Venezuela y la Asociación Nacional de Empleados.
En tiempos de democracia habrá que recordar la huelga de los obreros de la Compañía Ford en Valencia, los trabajadores del Aseo Urbano en Maracaibo. Las luchas de los Textileros en Aragua, los Caucheros de Carabobo en Firestone, Goodyear y Uniroyal. De forma particular recordaremos las permanentes y aguerridas huelgas de los matanceros de Sidor y las Ferromineras en Guayana.
Huelga frontal y de transcendencia histórica significativa, fue la impulsada por los trabajadores petroleros del país en el 2002. Este movimiento que también tuvo sus ribetes políticos porque buscaba el derrocamiento del gobierno. llegó a su fin cuando en medio de la confrontación, apareció el presidente Hugo Chávez en los medios de comunicación y dando pitazos, ordenó finalmente el despido de más de nueve mil trabajadores de PDVSA.
A partir de aquel intento de derrocamiento del gobierno, este impulsó la estrategia de aplastar cualquier manifestación de independencia del movimiento obrero. Para ello ha venido creando un alambrado jurídico reflejadas en normas, que limitan la posibilidad del ejercicio de la libertad sindical. Así tenemos la propia Ley Orgánica del Trabajo, donde se estatuye la intromisión del Estado en la vida interna de los sindicatos.
Otras de las normas anti obreras impuesta en la era del chavismo madurista ha sido la Ley Orgánica de Seguridad de la Nación, que imposibilita el ejercicio de huelga en áreas específicas del territorio nacional. La Ley Especial de Defensa Popular y el Código Penal, son utilizados para penalizar como delitos el derecho a huelga y la libertad sindical, cuando los trabajadores pertenezcan al sector agro industrial.
Un mal momento histórico atraviesa el movimiento de los trabajadores en Venezuela. Nunca había estado tan acosado por la represión hacia sus dirigentes, reflejada en la inhumana detención del recio dirigente ferrominero Rubén González, y tampoco había sido víctima de una pobreza tan atroz como la actual, donde los salarios son devorados por la criminal hiperinflación reinante.
En contraste con la heroica tradición de lucha del trabajador, está la grotesca imagen de Nicolás Maduro, quien será recordado como el presidente, que más ha pisoteado los intereses de la clase obrera. Mientras tanto, Rubén González, este 1°de mayo desde la mazmorra de su carcelero, dignifica la memoria de líderes fundadores del movimiento sindical venezolano como Manuel Taborda, Max García, Luis Emiro Arrieta, Valmore Rodríguez y Jesús Faria.
Otras de las normas anti obreras impuesta en la era del chavismo madurista ha sido la Ley Orgánica de Seguridad de la Nación, que imposibilita el ejercicio de huelga en áreas específicas del territorio nacional. La Ley Especial de Defensa Popular y el Código Penal, son utilizados para penalizar como delitos el derecho a huelga y la libertad sindical, cuando los trabajadores pertenezcan al sector agro industrial.
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