Republica del Zulia

Julio Portillo: Necesitamos entonces promover el regionalismo como protesta al excesivo centralismo en todos los órdenes. Tenemos que despertar la conciencia política de la provincia.

domingo, 19 de abril de 2020

Transición en el Caribe Por Luis Beltrán Guerra G

Foto: EFE

El Caribe es para muchos idílico, particularmente, por sus playas, mar cálido y el color del cielo, privilegios que inducen a que lo consideren un paraíso. Pareciera, sin embargo, que durante la conquista, más que estas razones, fueron otras las que determinaron que españoles, ingleses, holandeses, franceses y portugueses enviaran sus barcos armados a apropiarse de tan placentera región, la cual en tiempos no tan lejanos ha sido, por cierto, objeto de una diversidad de negociaciones concernientes al gobierno, a la soberanía y a sus recursos.

Así comienza la conferencia la PHD en Ciencias Ocultas, Ruth Mercedes Calabria, alumna preferida del filósofo austriaco George Steiner, absolutamente gnóstico y para quién hagamos lo que nos propongamos, inclusive, absolutamente bueno, “al final solo seremos reductos de cenizas”. Pregunto, a pesar de lo que ocurre en la humanidad tan precipitadamente, en los primeros años del siglo, ¿tendrá vigencia esta máxima? Esto es, ¿estaremos tan cercanos a convertirnos en polvo? Una especie de hormigueo se percibe en los presentes.

Por cierto, me sorprendió al ver que los organizadores del evento le cambiaron el nombre, pues en la invitación recibida se titula “La transición en el Caribe”. No os preocupéis que alguna vinculación han de tener los dos. Es más, pienso que son cercanas, como quedará evidenciado en la exposición.

Me han convocado para guiarles ante la grave problemática de las actividades delincuenciales en el norte de America del Sur, este de Centroamérica y sureste de America del Norte, en lo que suele llamarse, precisamente, “El Caribe”. Los Estados Unidos han considerado que el principal causante es el narcotráfico, por su penetración en la política y en los gobiernos, creando “narcoestados”. Roberto Saviano demarca que es un flagelo que descompone tanto a los hombres como a la estructura del Estado. Marcos Pablo Moloeznik corrobora que “el narcoestado” es aquel “territorio dónde el tráfico de estupefacientes pasa a ser un actor político, que le disputa el poder al propio Estado”. Peter Dale Scott, de Berkeley, lo define como la “simbiosis entre los gobiernos y las asociaciones criminales”. Y para Carlos Sánchez Berzaín “es un narcoestado como Venezuela, Nicaragua y Cuba. Los sindicatos cocaleros trafican coca y cocaína por el eje que en connivencia ha creado Caracas. Y que ese es el mismo conducto para que circule ‘el terrible polvo blanco’ desde Colombia”. Digamos que tendríamos el problema identificado. Pero, “no su causa”.

A nivel internacional, agregaríamos que las Naciones Unidas han calificado a América Latina como un continente comprometido. Pero con el grave señalamiento de que la producción y el comercio de la droga es la fuente, alimentada por las paupérrimas condiciones económicas, acompañado de la grave imputación de la concurrencia política. Creo que estamos cercanos a la causa. «¡Es algo endemoniado y verdaderamente lamentable!» remarca la profesora Calabria.

En el análisis, comprendo, también, que esperan nuestras consideraciones en lo relativo a la decisión del Fiscal General de Estados Unidos, William Barr, formulando cargos criminales por narcotráfico a Nicolás Maduro y miembros destacados de la plantilla con la cual gobierna. «¡Plantilla no, pandilla!» grita sobresaltado en la penúltima fila Nicolás Matos. «¿Habrá sido la querella de Barr una decisión providencial?» pregunta Ruth Mercedes, sin inmutarse por lo de Matos.

No tengo dudas de que con la imputación del duro Fiscal General la esperanza ha renacido en el inmenso territorio bañado por las aguas del Caribe, particularmente, por la aparente ambivalencia creada días antes con ocasión de las declaraciones del embajador Elliot Abrams y del presuntamente más dócil Secretario de Estado, Mike Pompeo. Dejo al criterio de esta audiencia la determinación de quién de los dos engalletó el juego, advirtiéndoles haber oído que un venezolano le decía a otro «¡No nos preocupemos, que los americanos saben lo que hacen!».

Francisco Utrera, profesor de la UCAB de Caracas, propone una síntesis del planteamiento de Pompeo concerniente a una ley que crea un Consejo de Estado, con un Secretario General como Presidente interino hasta las elecciones y un miembro de las Fuerzas Armadas (Asesor Militar), estatuyéndose que el primero ejercería los poderes que la Constitución otorga al Primer Magistrado. Se mantiene el alto mando militar y las sanciones de los Estados Unidos quedarían suspendidas. Permítame manifestarle que Pompeo, Abrams y Barr quedaron envueltos no un una ambivalencia, más bien en “una trivalencia”, rigorosamente antitética. Pedro Planchart, exalumno de Utrera, apoya la posición de su maestro, pero agregando no tener dudas de que “el acuerdo Pompeo” fue enviado desde Caracas, por lo que no descarta que haya sido conversado entre la oposición y el gobierno. Pregunto, dice de nuevo la conferenciante, «¿pudiéramos asumir que a pesar de las confusiones, la presencia de tantos barcos de guerra, aviones, artillería y soldados en ‘el Caribe’ coadyuvará para que en Venezuela haya una transición menos blandengue?». «Así habría de ocurrir» agrega Irene Loreto, abogada constitucionalista, con el rosario en una mano y la Constitución en la otra. La conferenciante Calabria demanda orden en la sala.

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1 comentario:

  1. No tengo dudas de que con la imputación del duro Fiscal General la esperanza ha renacido en el inmenso territorio bañado por las aguas del Caribe, particularmente, por la aparente ambivalencia creada días antes con ocasión de las declaraciones del embajador Elliot Abrams y del presuntamente más dócil Secretario de Estado, Mike Pompeo. Dejo al criterio de esta audiencia la determinación de quién de los dos engalletó el juego, advirtiéndoles haber oído que un venezolano le decía a otro «¡No nos preocupemos, que los americanos saben lo que hacen!»

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