Primero fue "Cese a la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres"; luego vino "el quiebre militar"; y finalmente, "sanciones". Así pudiera resumirse la línea estratégica que ha liderado Guaidó durante poco más de un año. En ese período estuvo presente también el "diálogo en Noruega", y quizás algunos otros intentos menos publicitados. Pero, si se toman puntos centrales de la estrategia el "Cese a la usurpación" sigue estando de primero en la lista, y de darse esta vendría sin duda el "Gobierno de transición". Así, el objetivo inicial se ha mantenido, quizás han cambiado las tácticas.
Con esto en mente, es clave hacer un balance de la estrategia.
Luego de poco más de un año, en el que el liderazgo de Guaidó se debilitó, la gira internacional de enero y febrero de 2020 sin duda le ha dado un nuevo oxígeno. Sin embargo, no hay que olvidar que físicamente se perdió el control de la AN, que el oficialismo continúa avanzando con la estrategia electoral, y que la sociedad ha ido buscando su cauce y tratando de vivir. De acuerdo con Bloomberg, no solo Maduro está acercándose el capitalismo, sino que alrededor de un millón de emigrantes venezolanos han regresado (según datos de encuestadores nacionales). Esto ha ocurrido en un contexto en el que Maduro logró ingresar al país alrededor de 7.000 millones de dólares en el 2020, a pesar de las sanciones.
Un resultado concreto de la gira de Guaidó parece ser el incremento de las sanciones de los Estados Unidos. Esta mayor presión busca el “Cese a la usurpación” vía quiebre interno; para ello se intentarán revertir los “logros” de Maduro, el objetivo es evitar que la sociedad se normalice, aunque sea en condiciones muy precarias. Sin embargo, en una economía cada vez más pequeña el oficialismo puede hacer más para comprar voluntades y crear dependencia social con menores recursos. De esta manera, la estrategia de las sanciones puede ser contraproducente ante un eventual escenario electoral, sin mencionar los costos humanos que implica.
Otro aspecto por considerar es que luego que no procediera el “impeachment” contra el presidente Donald Trump, este pudiera sentirse con mayor fortaleza para enfrentar a Rusia, y ahora sí terminar de quitar el oxígeno al oficialismo en Venezuela. Con una economía fortalecida y sin mayores efectos adversos en la opinión pública norteamericana sobre la política exterior de la administración Trump, todo sugiere que la influencia rusa en las decisiones del presidente Trump pudieran ser menores que en el pasado. Por otro lado, tanto Trump como Putin son hombres pragmáticos, y muchas oportunidades de acuerdos en todo el mundo, más cuando la deuda de Venezuela con Rusia está casi saldada.
En este momento el futuro de Venezuela está, más que nunca, en manos de Rusia. Sí, Cuba ejerce influencia, pero el que tiene el dinero es Rusia. Putin debe decidir si ceder ante la presión norteamericana y dejar solo a Maduro, o enfrentar a los Estados Unidos. Todo indica que este último no se saldrá del guion de las sanciones, y así puede estar por años; pero ¿podrá aguantar el liderazgo de Guaidó un mayor deterioro social y una guerra de trincheras? ¿qué pasa si el oficialismo llama a elecciones parlamentarias en condiciones medianamente aceptables y no se participa o se logra un resultado poco contundente por parte de la oposición?
En este momento el futuro de Venezuela está, más que nunca, en manos de Rusia. Sí, Cuba ejerce influencia, pero el que tiene el dinero es Rusia. Putin debe decidir si ceder ante la presión norteamericana y dejar solo a Maduro, o enfrentar a los Estados Unidos. Todo indica que este último no se saldrá del guion de las sanciones, y así puede estar por años; pero ¿podrá aguantar el liderazgo de Guaidó un mayor deterioro social y una guerra de trincheras? ¿qué pasa si el oficialismo llama a elecciones parlamentarias en condiciones medianamente aceptables y no se participa o se logra un resultado poco contundente por parte de la oposición?
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