Republica del Zulia

Julio Portillo: Necesitamos entonces promover el regionalismo como protesta al excesivo centralismo en todos los órdenes. Tenemos que despertar la conciencia política de la provincia.

viernes, 4 de octubre de 2019

Pasado y futuro en la crisis venezolana, Por Antonio Sánchez García

La intención del castrismo era devastar hasta sus cimientos a Venezuela. (YouTube)

La revolución auspiciada por Chávez fue un viaje al corazón de nuestras tinieblas

No ha terminado de acomodarse la Venezuela rural, agraria y ruralista, autocrática y conservadora, con la Venezuela mecanizada por el petróleo, que pugna por “morder el futuro”, como lo señala en un extraordinario ensayo sobre el gran historiador, pensador y literato Ramón Díaz Sánchez, el gran historiador venezolano Ramón José Velásquez, en su magnífica recopilación de ensayos llamada Caudillos, historiadores y pueblos[1]: “En Venezuela” —escribe Díaz Sánchez en su ensayo—

Paisaje de la cultura venezolana […] este contraste de las culturas ha creado la imagen de dos países que se superponen y contradicen en el bastidor de la historia como dos dibujos desenfocados. Uno de estos dibujos es el del país vegetal; el otro, el del país mineral. O dicho de otra manera: el de la Venezuela típicamente agraria, predominante hasta el primer cuarto del siglo XX, y de la Venezuela que desde esa época vive y se agita en torno al petróleo.

Lo que termina por partirla en dos mitades solapadas, contrapuestas y a veces en feroz combate interior. Hasta mezclarse e interferir. Una en el curso de la otra, y así recíprocamente. Y que se expresan políticamente en las dos fuerzas espirituales básicas de la venezolanidad enfrentadas desde la Independencia: la conservadora y aferrada al pasado, y la que busca abrirse hacia el futuro. Es esa contradicción entre el pasado y el futuro la que alimenta los conflictos del presente y la mantiene al borde del abismo de la indefinición, la causante de la actual tragedia. Y que tiene, desde luego y no podía ser menos, dos figuras arquetípicas, de esas que condensan, representan y metaforizan su tiempo histórico: Carlos Andrés Pérez, el demócrata liberal y Hugo Rafael Chávez Frías, el caudillo militarista de vieja estampa. Por contradictorio que suene, la revolución auspiciada por Chávez, como la de Cipriano Castro, por lo menos nominalmente, fue una “revolución restauradora. O más exactamente, como diría el gran novelista Joseph Conrad, un viaje al corazón de nuestras tinieblas.

Reflexionando sobre Venezuela, sus caudillos y su historia, ve confirmarse Ramón J. Velásquez el acierto de Heinrich Rickert —Danzig, 25 de mayo de 1863 – Heidelberg, 25 de julio de 1936, filósofo alemán y uno de los principales el futuro”, como lo señala en un extraordinario ensayo sobre el gran historiador, pensador y literato Ramón Díaz Sánchez, el gran historiador venezolano Ramón José Velásquez, en su magnífica recopilación de ensayos llamada Caudillos, historiadores y pueblos[1]: “En Venezuela” —escribe Díaz Sánchez en su ensayo—Paisaje de la cultura venezolana […] este contraste de las culturas ha creado la imagen de dos países que se superponen y contradicen en el bastidor de la historia como dos dibujos desenfocados. Uno de estos dibujos es el del país vegetal; el otro, el del país mineral. O dicho de otra manera: el de la Venezuela típicamente agraria, predominante hasta el primer cuarto del siglo XX, y de la Venezuela que desde esa época vive y se agita en torno al petróleo.

Lo que termina por partirla en dos mitades solapadas, contrapuestas y a veces en feroz combate interior. Hasta mezclarse e interferir. Una en el curso de la otra, y así recíprocamente. Y que se expresan políticamente en las dos fuerzas espirituales básicas de la venezolanidad enfrentadas desde la Independencia: la conservadora y aferrada al pasado, y la que busca abrirse hacia el futuro. Es esa contradicción entre el pasado y el futuro la que alimenta los conflictos del presente y la mantiene al borde del abismo de la indefinición, la causante de la actual tragedia. Y que tiene, desde luego y no podía ser menos, dos figuras arquetípicas, de esas que condensan, representan y metaforizan su tiempo histórico: Carlos Andrés Pérez, el demócrata liberal y Hugo Rafael Chávez Frías, el caudillo militarista de vieja estampa. Por contradictorio que suene, la revolución auspiciada por Chávez, como la de Cipriano Castro, por lo menos nominalmente, fue una “revolución restauradora. O más exactamente, como diría el gran novelista Joseph Conrad, un viaje al corazón de nuestras tinieblas.

Reflexionando sobre Venezuela, sus caudillos y su historia, ve confirmarse Ramón J. Velásquez el acierto de Heinrich Rickert —Danzig, 25 de mayo de 1863 – Heidelberg, 25 de julio de 1936, filósofo alemán y uno de los principales menta los conflictos del presente y la mantiene al borde del abismo de la indefinición, la causante de la actual tragedia. Y que tiene, desde luego y no podía ser menos, dos figuras arquetípicas, de esas que condensan, representan y metaforizan su tiempo histórico: Carlos Andrés Pérez, el demócrata liberal y Hugo Rafael Chávez Frías, el caudillo militarista de vieja estampa. Por contradictorio que suene, la revolución auspiciada por Chávez, como la de Cipriano Castro, por lo menos nominalmente, fue una “revolución restauradora. O más exactamente, como diría el gran novelista Joseph Conrad, un viaje al corazón de nuestras tinieblas.

Reflexionando sobre Venezuela, sus caudillos y su historia, ve confirmarse Ramón J. Velásquez el acierto de Heinrich Rickert —Danzig, 25 de mayo de 1863 – Heidelberg, 25 de julio de 1936, filósofo alemán y uno de los principales representantes del neokantismo—, según el cual “hay ciertas individualidades con carga de significación histórica, e individualidades que simplemente lo son por presentar matices que las diferencian de las restantes” (2013, pág. 297). Y ello “porque en determinadas circunstancias del acontecer patrio fueron canales o vertientes por los cuales se escurrió el anhelo colectivo” (ibídem).

Leer mas: https://es.panampost.com/antonio-sanchez/2019/10/03/pasado-futuro-crisis-venezolana/

1 comentario:

  1. ...dos figuras arquetípicas, de esas que condensan, representan y metaforizan su tiempo histórico: Carlos Andrés Pérez, el demócrata liberal y Hugo Rafael Chávez Frías, el caudillo militarista de vieja estampa. Por contradictorio que suene, la revolución auspiciada por Chávez, como la de Cipriano Castro, por lo menos nominalmente, fue una “revolución restauradora. O más exactamente, como diría el gran novelista Joseph Conrad, un viaje al corazón de nuestras tinieblas.

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