La situación se complica y el gobierno decreta el estado de emergencia, el ejército toma las calles , se aplacan las protestas y se decide no continuar con el incremento del pasaje.
Recobrada momentáneamente la calma , solo queda esperar cuando volverán a la calle los que dicen luchar por los intereses del pueblo.
Lo que me intriga en todo esto que seguimos en tiempo real gracias a la magia de la tecnología comunicacional, es la ferocidad de los manifestantes que quieren transportes baratos o gratis, pero a su vez lo destruyen .
También me llama la atención la facilidad como los gobiernos terminan aceptando los reclamos , como dándole la razón a la violencia como forma de exigencia.
Chile vive hoy lo que nosotros en Venezuela vivimos a finales de la década de los 80 del siglo pasado.Un gobierno democráticamente elegido fue puesto en jaque por grupos de salteadores que protestaban por el incremento de 0.25 bs en el precio de la gasolina.
Hoy no tenemos transporte público y la gasolina en la mayoría de los casos hay que pagarla en dólares.
Lo que sí tenemos es a los salteadores de ayer encumbrado en los puestos de gobierno y hoy ya no roban las tiendas y automercados , porque se se están apropiando de las riquezas del país.
Cosas raras las que pasan, como las de Argentina donde votan contra la presidente por ladrona y por destruir medio país y unos años más tarde votan nuevamente por ella para que destruya lo que había quedado en pie.
Seguramente en Chile No volverán a aumentar las tarifas del metro , porque ya no lo tendrán porque habría sido destruído por los manifestantes .
Piñera terminará su mandato y Los chilenos tendrán su Maduro para que se terminen las protestas a sangre y fuego, para seguir diciendo que la represion , los encarcelamientos y los asesinatos son realizados en nombre del pueblo.
No es la carta de Puebla, tampoco el foro de São Paulo el causante de nuestras desgracias, algo está fallando para que la gente en su deseperacion se suicide y no haya una elite política capaz de interpretarlos y darle sentido a sus vidas.
No es la carta de Puebla, tampoco el foro de São Paulo el causante de nuestras desgracias, algo está fallando para que la gente en su deseperacion se suicide y no haya una elite política capaz de interpretarlos y darle sentido a sus vidas.
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