Lo cierto es que existe un reacomodo en lo político. Es difícil leer hacia dónde apuntará el futuro de países como Argentina, que al parecer escogió volver a un modelo de gobierno que demostró no tener las mejores ideas. Uruguay trata, por el contrario, de salir de la izquierda para ver si con ese vuelco mejoran las cosas.
Para Venezuela, se trata de un juego de ajedrez que está en pleno movimiento, sobre todo tomando en cuenta lo necesaria que es la ayuda internacional en los actuales momentos de crisis.
Ya se ha visto cómo funcionan las lealtades en los organismos multilaterales, si se toma como ejemplo la votación para el Consejo de Derechos Humanos de la ONU. Recientemente, el jefe del régimen entregó la presidencia del Movimiento de los No Alineados haciendo votos por un mundo pluripolar. Pero la realidad es otra.
En Miraflores están contando cuántos son de izquierda y cuántos de derecha, porque de no alineado el régimen no tiene ni el nombre. La permanencia de un amigo como Evo Morales y la ascensión de Cristina de Kirchner a la Vicepresidencia de Argentina le deben dar un espaldarazo a la izquierda latinoamericana y en especial a la venezolana que dice gobernar.
En este momento, los venezolanos protagonizan una ola migratoria que ha puesto a toda la región en crisis. Cientos salen todos los días y necesitan contar con países amigos que los apoyen.
¿Será esto posible si la posición de sus gobiernos con respecto al régimen venezolano cambia? Esperemos que este no sea el caso. Es una emergencia humanitaria y de derechos humanos difícil de negar.
El futuro de los países depende del rumbo que tomen sus gobiernos. Si son de izquierda o de derecha, poco importa, lo que es deseable es que trabajen por la gente.
Editorial de El Nacional - confirmado.com.ve/
Lo cierto es que existe un reacomodo en lo político. Es difícil leer hacia dónde apuntará el futuro de países como Argentina, que al parecer escogió volver a un modelo de gobierno que demostró no tener las mejores ideas. Uruguay trata, por el contrario, de salir de la izquierda para ver si con ese vuelco mejoran las cosas. Para Venezuela, se trata de un juego de ajedrez que está en pleno movimiento, sobre todo tomando en cuenta lo necesaria que es la ayuda internacional en los actuales momentos de crisis.
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