Stalin González ha sido un acérrimo promotor de los díalogos con el régimen. Además, ha realizado extrañas declaraciones. ¿Por qué sigue en su cargo?
Si hay un personaje que irradia complicidad y estulticia es Stalin González. Me cuesta pensar que alguien pueda ser auténticamente ingenuo mientras dice enfrentar a un régimen criminal. Al no poder aceptar esa teoría, me inclino por la otra opción: él decide libremente actuar con notable irracionalidad.
La primera ocurrencia de González que tengo en mi registro es ese videíto que circuló recientemente en el que asegura ser un auténtico izquierdista, mientras considera a Hugo Chávez un militar de derecha. Ante semejante declaración uno se pregunta (y con justa razón), ¿cómo es que semejante cenutrio pudo llegar al Parlamento? Bueno, peores disparates se han cometido en Venezuela. Pese a su proba incapacidad de análisis, el papel de González no terminó ahí.
Tras asumir en Oslo y Barbados el liderazgo de la comisión del gobierno interino, el segundo vicepresidente se vio plantado hace un mes cuando los mafiosos con los que insistía en sentarse a dialogar decidieron abandonar esa mesa que estaba condenada a fracasar desde que se concibió.
Stalin González insistió estoicamente en su convicción de dar a esta crisis una solución pacífica. El diputado caraqueño se puso casi de rodillas para suplicar al régimen que regresara a su bienamada mesa de negociación. A despecho de sus intentos heroicos por retomar el fracasado camino que en enero habían prometido no transitar, el régimen optó por no regresar.
Llegaría el perverso sábado 31 de agosto. El presidente encargado y el vicepresidente se fueron de gira con Henry Ramos Allup a Maracay, para refrendar su apoyo al cuestionado dirigente que lanzó sin reparo la candidatura presidencial de Juan Guaidó para unas elecciones que nadie sabe cuándo serán.
Poco después, en una intervención en el Parlamento, el segundo vicepresidente dijo que «estamos mucho mejor, aunque el país está peor». El escarnio público no se hizo esperar.
Uno pensaría que después de semejante papel algún prestigioso estratega le habría hablado a Guaidó para pedirle que amarrara a Stalin. Eso no ocurrió.
Como si de verdad tuviera algo valioso qué aportar, el diputado decidió darle una entrevista a César Miguel Rondón donde no perdió el tiempo para elogiar el acto del que participó en Maracay junto a Henry Ramos y finalmente tuvo la delicadeza de hacer el anuncio: en unas elecciones libres (lo que sea que eso signifique para él) el candidato será Juan Guaidó.
Si el gobierno estadounidense ya dijo que no apoyará unas elecciones en las que Nicolás Maduro y Juan Guaidó sean candidatos ¿cómo es que Stalin González puede hacer una afirmación de este tipo?
Bueno, en la letra pequeña del contrato está la clave. En sus declaraciones, Elliott Abrams aseguró que si Maduro o Guaidó quieren postularse, primero tendrían que dejar el cargo que ostentan (usurpador y presidente encargado, respectivamente) para evitar que haya peleas sobre si se manipuló la votación.
Ahora sí. Sabiendo que esta es la cláusula que pone el principal aliado de esta lucha democrática, ¿por qué Stalin González hace esta afirmación? Elemental: si Guaidó renuncia a su cargo para ser candidato, al estar preso Zambrano, Stalin González será el próximo presidente.
De ser así, en el futuro se podrá contar la historia de ese hombre que inesperadamente pasó de bufón a presidente.
Bueno, en la letra pequeña del contrato está la clave. En sus declaraciones, Elliott Abrams aseguró que si Maduro o Guaidó quieren postularse, primero tendrían que dejar el cargo que ostentan (usurpador y presidente encargado, respectivamente) para evitar que haya peleas sobre si se manipuló la votación. Ahora sí. Sabiendo que esta es la cláusula que pone el principal aliado de esta lucha democrática, ¿por qué Stalin González hace esta afirmación? Elemental: si Guaidó renuncia a su cargo para ser candidato, al estar preso Zambrano, Stalin González será el próximo presidente.
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