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lunes, 28 de mayo de 2018

Presidenciales 2018: Henri Falcón y las sombras de su candidatura, por Luis Cermeno

En las elecciones del pasado 20 de mayo Maduro perdió ganando: quedo expuesto al perder 2 millones de su base y su movimiento Somos Venezuela no obtuvo ni el 5% de la votación chavista. Las elecciones no se legitimaron y ahora se enfrentará a una dura batalla dentro de sus filas, EEUU y la comunidad internacional.

Del otro lado, el candidato opositor Henry Falcón no pudo superar las limitaciones de su segundo adversario: la abstención. Dicha propuesta creció principalmente debido a la matriz de opinión generada en torno a su campaña, liderada ferozmente por los sectores tradicionales de la oposición que afirmaban que este estaría colaborando con el gobierno para modelar una elección competitiva que le diera finalmente la victoria a Maduro.

Sin embargo, dicha matriz de opinión aunque resulta valida en términos de lo que para el venezolano común representa la enorme crisis del país, no está absuelta de contradicciones por parte de los sectores de oposición que buscan apropiarse del resultado electoral.

A este respecto vale la pena poner en contexto algunas reflexiones sobre la propuesta del voto y como esta tenía sentido para algunos analistas y sectores políticos.

En principio, hay que tener en cuenta que la opción del voto es una propuesta que apoyó la misma oposición tradicional en condiciones mucho más adversas. Luego de las intensas protestas en 2017 y del plebiscito que movilizó a todo el país y a los venezolanos en el exterior, la oposición puso de lado el mandato de su base para participar en elecciones regionales a cambio de la pacificación de las calles y el establecimiento de una Mesa de Dialogo en momentos próximos a la elección de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), denunciada como fraudulenta por su mismo proveedor de sistemas, Smarmatic.

Dicha elección vino además condicionada a la legitimación de la ANC por los candidatos de oposición que fueron juramentados por este ente ilegítimo de base. Vale la pena preguntarse qué hizo el llamado a elecciones presidenciales ilegítimo de una elección a otra o qué factores hicieron el proceso más legítimo en las elecciones anteriores.

Por otro lado, analistas políticos de las principales encuestadoras como Datanalisis además daban alguna razonable ventaja a Henri Falcón sobre Maduro en un escenario de no abstención, quien estaba en los mismos niveles de intensión de voto que Leopoldo López y Henrique Capriles (aproximadamente 37%), se evidenciaba una caída abrumadora de apoyo a la mesa de la unidad de 60% a 27% (apenas 6 puntos más que el PSUV) y se precipitó entusiasmo en torno a la candidatura de un outsider independiente como Lorenzo Mendoza, quien no manifestó intenciones de ir a la contienda. Estos aspectos daban a la candidatura de Henri un potencial característico.

A su vez, la imagen de Henri Falcón es competitiva en términos de su buena gestión de gobierno en el Estado Lara, su movimiento independiente que además lo llevó a ser presidente del comando de campaña de Henrique Capriles en las elecciones presidenciales de 2013 y su posición de ex militante del partido de gobierno que potencialmente atraería el voto chavista que aún genera simpatías en un 50% del electorado.

Como indicaba Luis Vicente León, su campaña no buscaba legitimar a Maduro o ignorar la falta de condiciones electorales, la estrategia era generar un ‘momentum’ que permitiría movilizar a la gente en torno a la opción del voto y a la defensa de ese voto, lo que haría irreversible el resultado. No reconocer los resultados era una opción de alto costo para el gobierno dada una alta movilización en la calle y la presión internacional que tendría un elemento de mucho mayor peso que deslegitimar vía boicot y ventajismo electoral.

En un contexto donde el mensaje pierde consistencia y se contradice era aceptable esperar que parte de los venezolanos cuestionaran el llamado de la oposición y decidieran tomar vías alternas

La alternativa del voto era una estrategia de objetivos claros. Henri Falcón pudo haber sido una figura que promueva un proceso de transición pacifico que normalice la institucionalidad democrática, revertir el colapso económico y liberar a los presos políticos que eventualmente pudieran haber participado con éxito en procesos electorales competitivos y justos.

*Lea también: Tiempo de reencuentro, por Alberto Lovera

Sin embargo, la segunda vía se impuso, dando paso a la continuidad de las sanciones económicas y la intervención sin ninguna garantía de tiempos, de éxito y que además son acciones que no dependen de la oposición. No existe un ejemplo representativo de algún país que haya experimentado transición política bajo la vía de las sanciones económicas. En muchos casos tienden más bien a anclar sus regímenes al poder.

Por otro lado, las intervenciones militares han tenido efectos catastróficos con la consecuencia del empeoramiento de la conflictividad interna y de anarquía política posterior a la transición de poder. Las sanciones personales pudieran tener un impacto mucho más efectivo y que pudiera generar presión interna. Sin embargo nuevamente, un gobierno atrincherado, sin salidas ni fronteras genera más radicalismo que transición.

Frente a este resultado vale la pena preguntarse qué motivó a la oposición a tomar el camino más largo. En mi opinión es el egoísmo político lo que tiene a la oposición absolutamente fracturada y que refleja no solo su posición de no unificarse en torno a la candidatura de Falcón, sino que además se refleja en el fracaso de sus estrategias durante casi toda la era Chávez-Maduro, teniendo al país en crisis y de su lado. Ese es casi literalmente, su principal limitación.

Si comparamos con las elecciones presidenciales de 2013, los que votaron por las alternativas de oposición Falcón-Bertucci, representaron 40% del voto opositor que apoyó a Capriles Radonski en 2013. Un diferencial de esta magnitud podría representar una victoria absoluta e irreversible frente al contendor. En este sentido, la oposición no debe ignorar el mensaje de esos 3 millones de personas que votaron por una alternativa de país. Pretender capitalizar el hambre tampoco suma ya que parte de los que se abstuvieron están en ese grupo más no necesariamente en apoyo a la oposición.

En política las coaliciones son necesarias, cuando una visión de país se sobrepone las vías para alcanzar los objetivos son claras y mucho más eficaces. El liderazgo se gana haciendo política de buena fe y poniendo de primero al país.

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1 comentario:

  1. Anónimo12:34 p.m.

    Frente a este resultado vale la pena preguntarse qué motivó a la oposición a tomar el camino más largo. En mi opinión es el egoísmo político lo que tiene a la oposición absolutamente fracturada y que refleja no solo su posición de no unificarse en torno a la candidatura de Falcón, sino que además se refleja en el fracaso de sus estrategias durante casi toda la era Chávez-Maduro, teniendo al país en crisis y de su lado. Ese es casi literalmente, su principal limitación.

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