Thays Peñalver |
Dos aspectos me parecen relevantes, el primero es que Chávez en los primeros siete años (1998-2004) no fue jamás un “fenómeno de masas”. En sus primeras dos elecciones no fue capaz de atraer a un tercio de los votantes y su partido es decir “el chavismo” a un 25%. Chávez llegó a ser presidente en esas dos primeras elecciones con menos votos que aquel a quien le dio el golpe -Carlos Andrés Pérez- diez años antes y el chavismo se llevó todas las gobernaciones y alcaldías en 2004 con menos votos que los que obtuvo Jaime Lusinchi.
Y es que hay que decirle muy alto y claro a algunos líderes que tratan de vender la “Cuarta República”, que Hugo Chávez y en especial el “chavismo” fueron su nefasta consecuencia. Porque a la “Quinta República” si hubiera que ponerle verdadera fecha de nacimiento sería la de diciembre de 1974, con el advenimiento de lo que fue el peor y más irresponsable gobierno que hubiera tenido el país –antes que esto- porque la “Gran Venezuela” fue un acto de chavismo salvaje, puro y duro, al igual que la forma en la que se manejó todo el esquema de nacionalización. A partir de allí y una vez terminado el acto más suicida de nuestra historia, antes del chavismo, Venezuela quedó pasmada para siempre. Desde 1979 hasta el Caracazo el país creció cero por ciento (Banco Mundial) y la economía fue arrasada por la improvisación de estos líderes cuyo mayor drama es que siguen sin tener un proyecto propio para el país, es decir que su único plan es esperar un golpe de suerte o el colapso total para volver.
Por eso es que llegadas las elecciones de 1998 el país no había crecido económicamente y tenía más de diez millones de bocas nuevas que alimentar, la guinda en la torta había sido una crisis bancaria, perfectamente evitable, que arrasó con un tercio de los ahorristas es decir a más de la mitad de lo poco que quedaba de la clase media.
Chávez ganó su primera elección porque ese mismo liderazgo opositor, como lo explico en mi libro, destruyó primero a Irene Sáez y después a Salas Römer ya que todos los recursos de las campañas fueron usados para demoler sus imágenes y beneficiaron a Chávez quien no hizo siquiera campaña. El asunto es tan increíble que en la segunda elección Chávez fue solo, pues competía con los suyos. Así que hablar de ese primer Chávez como “fenómeno de masas” es algo que no es cierto, porque el hecho de que usted acuda al hipódromo a competir con un burro, no hace del ganador un buen caballo.
Por todo eso es necesario comprender que Chávez, lejos de cautivar a las masas, no tenía un contendor real. AD se atomizaba en pequeños partidos regionales, Copei desaparecería y frente a él lo único que estaba era el viejo y desprestigiado aparato político, odiado por la inmensa mayoría, que había construido una Coordinadora. Un aparato lleno de líderes que a la vista de todos eran responsabilizados del descalabro económico, responsabilizado por las bases opositoras por haber sido quienes trajeron a Chávez y responsabilizado también por sus propios militantes por haber destruido internamente a los partidos.
Dos aspectos son relevantes a la hora de entender la “magia” posterior del chavismo. Cuando ocurrió el intento de golpe a Lusinchi en 1988, el país exportaba poco más de 1,3 millones de barriles (V mensaje a la nación), cuando se lo dieron a Carlos Andrés exportaba poco más de 1,8 millones de barriles (II mensaje a la nación). Por eso es que la segunda acotación importante es que desde 1986 hasta la primera elección de Chávez el barril había promediado menos de veinte dólares y el día de la elección el barril WTI cotizaba en 11,07 dólares (EIEA).
Chávez recibió un barril a ocho dólares, pero una producción de 3,3 millones de barriles. En un país desbastado después de veinte años de destrucción económica, de pronto ocurrió la “magia chavista”, para las elecciones regionales de 2004 vendía más de dos millones de barriles a 53 dólares, el día de las elecciones presidenciales del 2006 el petróleo cotizaba a 73 y a partir de allí la locura a cien dólares, cuando se convirtió en el comandante galáctico ultraterrestre y supra yacente mientras casi toda la clase media abordaba rumbo a Disney con cinco mil dólares de regalo en sus bolsillos por persona, con la clase media “popular” subvencionada a precios escandalosamente bajos y con los millones de pobres en listados de gratuidades nunca antes vistas, por eso fue que el chavismo se convirtió en un “fenómeno de masas” capaz de atraer al 41% de los electores.
Leer mas: http://www.abcdelasemana.com/2018/04/09/el-asesinato-del-chavismo/
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