Las autoridades de Estados Unidos no confían en Luisa Ortega Díaz, y por ello le negaron la entrada a ese país. (Wikimedia)
Desde que la fiscal general venezolana, Luisa Ortega Díaz, se apartó de la dictadura de Nicolás Maduro —hasta terminar en el exilio y amenazada con cárcel—, se ha especulado sobre sus verdaderas intenciones.
Muchos consideran que sí son legítimas, y que ahora enfoca todos sus esfuerzos en buscar un cambio de régimen en Venezuela. No obstante, una nueva información sugiere lo contrario: que solo se trata de ambiciones personales.
En un artículo del periodista de The Associated Press, Joshua Goodman, publicado en Fox News, se lee que, en cuanto Luisa Ortega Díaz se instaló en Bogotá, Colombia, empezó a colaborar, junto con otros trabajadores, con el Gobierno de Estados Unidos.
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No obstante, “Aunque la interacción con los estadounidenses ha sido frecuente, los funcionarios de Estados Unidos en privado, así como un exasistente de Ortega, arrojan dudas sobre la cantidad de evidencia que los fiscales lograron reunir”.
“También cuestionan la voluntad de Ortega de cooperar, asegurando que ella puede estar más motivada por las ambiciones de convertirse en la primera presidenta de Venezuela”, se lee en el artículo.
Las autoridades de Estados Unidos desconfían. Piensan que Luisa Ortega Díaz no está realmente interesada en revelar detalles importantes sobre la corrupción. Sobre todo tomando en cuenta que la fiscal general fue por muchos años una de las principales cabecillas del chavismo; pero ahora pretende brindar información tan contundente.
Es por esta razón. Por las dudas y la falta de confianza en Luisa Ortega Díaz, que el Departamento de Estado de Estados Unidos rechazó la solicitud de la fiscal general de viajar al país norteamericano. Le negaron la visa porque no confían en ella, de acuerdo con información proveída a AP por dos funcionarios bajo el anonimato.
Aunado a su comportamiento reciente, se le suma el discurso antinorteamericano que mantuvo por años mientras era una pieza fundamental del régimen autoritario; primero de Hugo Chávez y, luego, con Nicolás Maduro.
Aunque Luisa Ortega ha sostenido, en varias ocasiones, que no tiene
nada que ocultar. Asegura que todos los casos de corrupción del régimen
de Maduro, ella los trató de perseguir desde la Fiscalía General. Lo ha
dicho en varias ocasiones y a varios medios. Sin embargo, de acuerdo con
la nota de Goodman, Estados Unidos considera que ella podría ofrecer
mucha más información.
Actualmente la fiscal Luisa Ortega Díaz vive en Colombia, donde
trabaja en una oficina alquilada. El Gobierno de Juan Manuel Santos le
brindó asilo político y, además, seguridad: se mueve en dos camionetas
blindadas y es protegida por varios guardaespaldas.
Huyó a ese país en agosto de este año, luego de que el régimen de
Maduro la sacara a la fuerza del Ministerio Público y la amenazara con
cárcel. Desde entonces, se ha erigido como una presunta activista en
contra del autoritarismo en Venezuela.
Aunque fue desde el principio del chavismo una de las figuras
principales del régimen, este año, a finales de marzo, se apartó cuando
denunció la “ruptura del hilo constitucional”. Fue una reacción a la
decisión del Tribunal Supremo de Justicia chavista de secuestrar las
facultades de la Asamblea Nacional de Venezuela. En ese momento sus
palabras generaron un impacto decisivo en el desarrollo de la política
nacional.
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