Republica del Zulia

Julio Portillo: Necesitamos entonces promover el regionalismo como protesta al excesivo centralismo en todos los órdenes. Tenemos que despertar la conciencia política de la provincia.

domingo, 12 de febrero de 2017

El palito mantequillero del chavismo - Por: Alonso Moleiro

El chavismo ha encontrado la manera más eficiente para neutralizar temporalmente a la MUD: ha decidido esconder la pelota para que no haya juego.

Suspender el Revocatorio, la elección de gobernadores, y, por ahora, las elecciones mismas. Ahora, como si fueran motos sin placa, a los partidos les toca "legalizarse". Los chavistas aceptan eventualmente hablar de elecciones, si por ahí lo preguntan. De lo único que no van a precisar nada, al menos por ahora, es de fechas. Esconder las fechas electorales es esconder la esperanza popular.

Siendo la MUD, después de todo, y por voluntad de sus dirigentes fundamentales, un frente electoral, el chavismo ha juzgado entonces que lo que queda es negarles las elecciones.  Esconder la llave. No colocarle fecha a las elecciones ninguna elección, en este caso a la de Gobernadores, equivale a dejar a la sociedad  cerca de la salida, pero con la luz apagada.

Por supuesto, en cuanto más se enturbia el debate institucional venezolano, en la misma medida en que el comportamiento del Poder Electoral expresa estos niveles de sordidez, mayor es, en progresión, el tamaño del reto y la confusión política que exhibe la oposición.

Se supone que en cosas como esta es que reside la importancia de tener "una estrategia de poder".  La MUD ha hecho un interesante trabajo programático, y ha honrado sus pactos electorales con la ciudadanía con eficacia, obteniendo finalmente las victorias, pero no pasa de ser eso: un frente electoral. Un telegrafiado y predecible frente político.    Por varios motivos, algunos de ellos inherentes a la naturaleza misma de la oposición, la relación de la MUD con las masas está mucho más condicionada que exhibe el chavismo. La MUD tiene dificultades para acordar, pero también para activar, para movilizar, para colocarle cemento a sus iniciativas. Las convocatorias de la Unidad pueden ser multitudinarias, pero si pierden el foco, si queda desperdiciado el capital de apoyo, como sucedió en aquella del 1 de Septiembre, sobrevienen enormes hoyos de repliegue popular como el actual.

Parte importante de lo que está sucediendo es que la Mesa de la Unidad Democrática no está preparada, en términos orgánicos, para una situación extra constitucional como esta. Eso lo saben sus dirigentes. En este momento, de forma tardía, en la Mesa trabajan en la adecuación de sus estructuras.

Es cierto: la estrategia "pacífica, constitucional y electoral" planteada por los mandos opositores como norte, ha entrado en crisis. Llegarán formar de reconectarse con la indignación popular, pero es hora de trabajar más rápido.  Desde Octubre en adelante, al esconderle el chavismo y el CNE las elecciones, la MUD ha dejado de estar a la altura del problema que le colocaron.  Digamos que la deshonestidad institucional del chavismo y su apetito de poder la han puesto la cuesta más empinada. Son ciclos de gravedad, que han sobrevenido luego de los aciertos. También le sucedió a Aveledo en 2014.

La tesis de la "acumulación de fuerzas", de la obtención de espacios a partir de victorias electorales, ha prescrito: la carga de la batería ha quedado completada. Aún con sus insuficiencias y su crisis actual, la MUD tiene un estado de opinión consolidado, y una intención de voto claramente mayoritaria en Venezuela.

Cualquier cita electoral, lo sabemos, solventaría de forma automática, como un alka setzer, los dilemas existenciales de la oposición, y también la enorme carga de la crisis política y la tensión social existente, de paso. Para sobrevivir, claro, los métodos chavistas exigen esconder la llave. Correr por la casa, cantando un "tibio", "frio, o "caliente"; soltando disposiciones legales con Tania D´Amelio o el Tribunal Supremo de Justicia.

 Con una fecha electoral en el radar, la Oposición se sienta, acuerda sus planchas, sale a la calle y alivia sus tensiones, ante la expectativa de obtener otra clamorosa victoria electoral.

Ese es el escenario en el cual no se quiere ver el chavismo.

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