Republica del Zulia

Julio Portillo: Necesitamos entonces promover el regionalismo como protesta al excesivo centralismo en todos los órdenes. Tenemos que despertar la conciencia política de la provincia.

lunes, 16 de junio de 2014

Lepenismo y Putinismo, por Fernando Mires

Cuando los partidos europeos de ulraderecha y de ultraizquierda aplaudieron la anexión de Crimea por parte de la Rusia de Putin no pocos pensamos que esa solo era una más de las tantas coincidencias que suelen darse entre los extremos.

Y cuando durante la campaña en contra del Parlamento Europeo los neo-nazis alemanes, siguiendo el ejemplo de sus correligionarios del partido húngaro Jobbic y del griego Aurora Dorada repartieron volantes con la foto de Putin, no pocos pensamos que esa era solo una ocurrencia de grupos políticos marginales.

Pero cuando después de su éxito electoral de Mayo del 2014, la líder del FN, Marine Le Pen, atacó a los EE UU y elogió a la política de Putin en Ucrania (Der Spiegel 01. 06. 2014) ya no cabía sino pensar en que se está gestando una alianza explícita entre el populismo proto-fascista emergente en Europa y el gobierno de Rusia.

Ya antes de las elecciones europeas, en Junio de 2013, M. Le Pen visitó Moscú aceptando una invitación de Sergei Narishkin, colaborador estrecho de Putin. Allí se reunió con el vice-primer ministro Dmitry Rogozin, con quien intercambió impresiones sobre Siria, la EU y el matrimonio gay. Según Antonio Díaz de la Cruz, director del Inter America Trends, “el FN de Le Pen propone reemplazar a la UE y a la OTAN por una asociación pan-europea de naciones independientes que incluiría a Rusia”. Esa “independencia” tendría lugar en contra de la Alianza Atlántica y de EE UU.

La ultraderecha fascista ha arrebatado a la izquierda europea la bandera del anti-americanismo, no hay duda. Pero esa no es ninguna novedad. Tanto Mussolini como Hitler fueron anti-norteamericanos. Hitler también buscó, en su momento, una alianza con Moscú, alianza no traicionada por Stalin sino por el mismo Hitler. Como afirma Fernando Claudín en su historia de la Komintern (La Crisis del Movimiento Comunista) la “traición” de Hitler a Stalin evitó, sin que Hitler se lo hubiera propuesto, que una “entente” ruso-alemana se hubiera apoderado del planeta. M. Le Pen solo continúa la tradición del fascismo europeo: acercamiento a Rusia y distanciamiento con respecto a EE UU. Razón tuvo Hannah Arendt cuando en sus Orígenes del Totalitarismo escribió que la línea divisoria entre nazismo y estalinismo era muy delgada.

La historia, por supuesto, no se repite. Ni Putin es Stalin, ni la Unión Euroasiática es la URSS, ni M. Le Pen es la versión francesa y femenina de Hitler. Sin embargo, el acercamiento entre la ultra-derecha europea, comandada en estos momentos por M. Le Pen, y Putin, podría traer graves consecuencias para la UE. Por de pronto, ambas partes, lepenismo y putinismo, tendrían algo que ganar con ese acercamiento.

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