LA REVOLUCIÓN NECESITA FINANCIAMIENTO / JUAN USLAR GATHMANN

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Nuevamente escuchamos a altos personeros del gobierno declarar sobre la necesidad de unificar el sistema cambiario y por lo tanto reducir los enormes subsidios que esto genera para ciertos sectores; lo que también se sumaría a la necesidad de "sincerar" el precio de la gasolina, de la electricidad, del agua y de tantos bienes que tienen precios de fantasía y que se sostienen mediante la emisión del dinero inorgánico que supone mantener en vida tantas empresas que funcionan a pérdida; y de muchas que ni trabajan. O sea que estamos hablando en verdad de disminuir el déficit del gobierno mediante una serie de medidas que enderezarían sus cuentas. Es lo único que puede afirmarse por lo pronto.

Estas noticias tienen mucha difusión en los medios especializados internacionales ya que los analistas ven con beneplácito cualquier medida que favorezca la capacidad de pago de los gobiernos con deuda internacional. Punto. Ahora que esto beneficie a los habitantes del país, es una cosa enteramente distinta, aunque también importante pues es lo que a la larga le brinda sostenibilidad a dichos cambios.

En efecto, en el caso concreto venezolano, no solo estamos hablando de un déficit de las cuentas fiscales de al menos 12 puntos del PIB, lo cual puede ocurrir en cualquier parte donde los gobiernos se dedican a financiar a pérdida actividades que les brinden votos; como pasó por tanto tiempo en Grecia por ejemplo; sino que en nuestro caso estamos hablando también de un plan de Gobierno que ha apuntado y sigue orientado a través del "Plan de la Patria" a sustituir el sistema económico capitalista (a la criolla es verdad) por uno socialista que hasta ahora se ha negado a funcionar en ninguna parte del mundo sin penuria desde dentro, y con apoyo desde fuera: como el otorgado por nosotros a Cuba hasta ahora; o la caridad internacional con envíos de comida a Corea del Norte, por ejemplo.

En otras palabras, que la factibilidad de materializar lo que parece proponer el ministro Ramírez pasa por dos enormes dificultades que son: 1. llevar a cabo ese recorte masivo de subsidios y mantener cierta popularidad por parte de la población, y 2. pasar al congelador al Plan de la Patria, porque de no hacerlo la economía seguirá igual de inviable ya que su financista interno, que es el petróleo, no va a poder lograrlo; y lo nadie va a financiar de fuera. Se necesitará de muchos diálogos y consensos.

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