"Estamos frente a un gobierno que confunde ciencia con ideología; educación con adoctrinamiento; sincretismo religioso con fe cristiana y Economía global con sociología rural". Neuro J. Villalobos.
Ubicándonos dentro del esquema marxista, utilizando algunas de sus categorías conceptuales y desde su enfoque del materialismo histórico, existen períodos en los cuales si bien alguna categoría de la superestructura puede ser dominante, como la religión o la política, por ejemplo, la determinante en última instancia siempre será la estructura económica.
De allí que cobra importancia fundamental el concepto de propiedad. Una de las grandes equivocaciones ha sido pensar que el Estado, y en consecuencia el Gobierno que lo dirige y más concretamente la camarilla en el poder, puede resolver todas las necesidades sociales e individuales asumiendo el control de la propiedad de todos los medios de producción, y con ello el control de la producción, distribución y consumo de los bienes y servicios. El desplome económico ha sido una constante como tragedia para los pueblos sometidos al régimen comunista.
Estas pesadas consideraciones sirven para ilustrar el mal camino que Venezuela emprendió hace ya 15 años. Los resultados de ese trágico experimento mal llamado socialismo del siglo XXI, está creando urticaria en el cuerpo social venezolano. La omnipresencia del Estado ha robado espacios de libertad a los ciudadanos y ha puesto de manifiesto lo que es característico de los regímenes totalitarios, la presencia de las tres (i): ignorancia; improvisación e incompetencia, creando así las "condiciones reales y objetivas" para un cambio de rumbo en el país.
El peor enemigo del Gobierno y el mayor flagelo del pueblo venezolano es la inflación y el desempleo que actúan como un "cáncer inoculado" que destruye el ingreso real de todos y especialmente de los que menos ganan o tienen. La inflación interanual hasta el mes de mayo pasado alcanza el 35.2 por ciento; en el grupo de alimentos se remontó a 48.1 por ciento; salud, 22.9 por ciento; educación 22.4 por ciento y transporte 33.9 por ciento. El bolívar de hoy (¿fuerte?) vale 26.3 céntimos de un bolívar de diciembre de 2007. En esas condiciones nos aguardan dos escenarios posibles: la total degradación moral muy típica también de estos regímenes socialistas: alcoholismo, drogadicción, aumento de muertes por desnutrición; vandalismo y otros males sociales, o la inminente reacción frente a este estado de cosas. No se necesita ser profeta, la economía será determinante, ¿no es así, Marx?
La Verdad.com
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