Promoviste y te calaste una Constitución que te hicieron otros, que no entendiste y que no te sirve. Por eso quisiste reformarla, y la violaste
No, nadie te va a matar. No tengas miedo. Trae especialistas iraníes o de alguno de esos países truculentos, con presidentes genocidas que bombardean a su pueblo, y a los cuales defiendes, para que entrenen a nuestra Fuerza Armada, de estirpe libertadora, para que mate locamente si se lo ordenas. Te armaste de tanques, aviones no tripulados, fusiles y toda la ferretería homicida de la cual eres coleccionista.
Para evitar muertes se estableció el derecho y se diseñaron convenios internacionales. Ellos son los cojinetes que aseguran la paz. La seguridad empieza por la seguridad de los derechos.
Entiendo que esas palabras (derecho, derechos) te sean desconocidas. Lo tuyo son armas, órdenes, amenazas. El tren de la civilización te pasó raudo por un lado. ¡Zuasss! Y no te diste cuenta.
Promoviste y te calaste una Constitución que te hicieron otros, que no entendiste y que no te sirve. Por eso quisiste reformarla, y la violaste, como un violador en serie, con leyes espurias por vía Habilitante. Eres un destartalado rey sin frenos. Hoy es delito acudir a una ONG que represente intereses ajenos a tu soberanía personal, que es la única soberanía que permites. Impídenos, ahora, la Corte Interamericana de los Derechos Humanos, ya que a quien no lame tus botas se lo come el gobiernacho de tus tres poderes.
Entre trampas y mentiras te hiciste una falsa imagen de legitimidad. Solo te faltaba salirte de la Corte Interamericana. El último bastión no conquistado porque su legitimidad está muy por encima de ti. ¡Grave error! Ella defendería tus derechos cuando pierdas el poder. Nadie, sino esa Corte, podría defenderte de padecer tratos inhumanos, de enterrarte 30 años en calabozos inmundos o salvarte de un proceso injusto sin jueces imparciales. Sabes que no pasará porque el próximo Gobierno será civilizado.
Pero como dice El Arte de la Guerra de Sun Tzu: "Todos los soldados capturados deben ser tratados con magnanimidad, tal que asimismo pueden tratarnos igual a nosotros". Y entonces, ¿quién podría defenderte? El Chapulín Colorado acaba de morir.