Ya los días donde el presidente se desgañitaba ante el podio de la ONU porque todo le olía a azufre, arrinconaba a Colombia engavillao con los camaradas del Alba y le tiraba línea sobre la democracia a todos los presidentes de Latinoamérica en el caso de Honduras, no volverán. Ahora Insulza no se cala más el remoquete de insulso y ha resuelto sentar en el banquillo de la OEA al que no oye no escucha ni atiende al 52% de los venezolanos, que le exigen que respete la voluntad democrática y permita que el pueblo legislador legisle y no él como habilitado legislador.
Quien desde el Rio Grande hasta la Patagonia no se ha cansado de repetir que la espada de Bolívar patea por América latina, no debe olvidar que el Artículo 153 de nuestra Constitución, entre otras cosas señala que: “Las normas que se adopten en el marco de los acuerdos de integración serán consideradas parte integrante del ordenamiento legal vigente y de aplicación directa y preferente a la legislación interna”. De tal manera, que en honor al que convocó el primer Congreso Anfictiónico latinoamericano, el que preside este gobierno “Bolivariano” está obligado a respetar y cumplir con el articulado que se establece en la Carta Democrática Interamericana, celebrada el 11 de septiembre de 2001 y de la cual nuestro país es firmante.
Decía Andrés Eloy Blanco que no hay nada que haga más ruido que un carro viejo y un diputado nuevo, y a decir verdad, Omar Barboza, Ismael García y Luis Moreno como recién estrenados parlamentarios venezolanos tuvieron que ir a pegar el grito allá en Washington y precisamente no por pitiyanquis, sino porque aquí en la patria de Bolívar hace mucho tiempo que se viene produciendo una alteración del orden constitucional que afecta gravemente el orden democrático y ya es tiempo de hacer que los países signatarios de la OEA volteen la mirada hacia este “proceso” y le pongan reparo a semejante entuerto institucional.
Así las cosas, el que habilitó a la Fiscal General y al TSJ para imputar y dejar en suspenso la inmunidad parlamentaria de los diputados Hernán Alemán, Biaggio Pilieri y José Sánchez Masuco, no le rendirá cuentas a la OEA y tampoco revocará su ley habilitante, pero con quien si tendrá que vérselas es con la gran mayoría de los venezolanos que hartos de tanto patrioterismo de utilería y socialismo autoritario, de seguro que en el 2012 lo dejará deshabilitado y sin poder; por haber incumplido lo que aquel 4 de febrero en pocos segundos y terciado con un brazalete tricolor le prometió al bravo pueblo del libertador.
zabala.douglas@gmail.com
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