Estados Unidos acelera su despliegue militar en dos aeropuertos de República Dominicana, nuevo enclave de la Operación Lanza del Sur después de que el secretario de Guerra, Pete Hegseth, y el presidente Luis Abinader acordaran unir lazos en contra de los carteles de droga en el mar Caribe.
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«Como también se dijo el día en que se firmó, el pasado miércoles, tiene una duración hasta abril, o sea que es temporal, hasta abril del próximo año», puntualizó Abinader en días pasados a los medios de comunicación cuando le consultaron sobre la duración del préstamo de la Base Aérea de San Isidro y el Aeropuerto Internacional de Las Américas (AILA).
«Es para combatir el narcotráfico, especialmente la interdicción aérea y marítima», argumentó entonces el mandatario dominicano.
Desde el acuerdo oficializado la semana pasada, el Comando Sur ha enviado múltiples aviones de carga militar C-130 Hércules y C-17 Globemaster III, así como aviones cisterna KC-135 Stratotanker, con un alcance de hasta 9 mil kilómetros y un diseño especializado para el reabastecimiento en vuelo de otras aeronaves.
La mayoría había despegado previamente desde la Base Aérea de MacDill, ubicada en Tampa, Florida.
Por si fuera poco, este domingo aterrizó en la Base Aérea de San Isidro un avión estadounidense C-5M Super Galaxy procedente de Vieux Fort, Santa Lucía, lo que marca un hito en el alcance del despliegue en República Dominicana.
La Base Aérea de San Isidro fue inaugurada en el año 1953 y desde entonces se convirtió en el epicentro de la mayoría de activos de la Fuerza Aérea Dominicana. Cuenta con una pista de 2.134 metros de largo, lo suficiente para el aterrizaje de los aviones de carga norteamericanos.
Diversas unidades EMB 314 Super Tucano, de fabricación brasileña, se encuentran estacionados en dicha base, listos para atacar a narcotraficantes en la isla.
A su vez, el Aeropuerto Internacional de Las Américas, ubicado en Santo Domingo, cuenta con una pista principal de asfalto de unos 3.355 metros de largo. Es el segundo más visitado del país y uno de los centros de carga más activos del Caribe y Centroamérica.
En primera instancia, este despliegue no incluye cazas ni bombarderos, aunque podría considerarse en caso de una «emergencia» regional.
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