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domingo, 9 de noviembre de 2025

Trinidad y Tobago abandona su neutralidad sobre Venezuela y afianza su alianza con EE UU: ¿Cuáles son los motivos?


Trinidad y Tobago abandonó su tradicional política de neutralidad para convertirse en un actor principal en la tensa geopolítica del Caribe. Este giro en su política exterior, impulsado por su nueva primera ministra, Kamla Persad-Bissessar, la llevó a tensar las relaciones con Venezuela y a afianzar su alianza estratégica con Washington.

La proximidad de Trinidad y Tobago a Venezuela, separada únicamente por el Golfo de Paria, otorga al país un valor geográfico inestimable, al servir como el puente que une al Caribe con América del Sur.

Analistas como Imdat Oner, exdiplomático acreditado en la región, señalan a CNN que el país "combina geografía, industria y estabilidad como pocos países", dándole una fuerza única para posicionarse ante Occidente. Esta fortaleza se basa principalmente en su sector energético plenamente desarrollado, que exporta gas natural licuado, amoníaco y metanol.

Con este apoyo a las acciones marítimas estadounidenses y su posterior cooperación con ejercicios militares a pocos kilómetros de la costa venezolana, el gobierno de Persad-Bissessar dejó la mediación geopolítica y “puso fin, en la práctica, a la cautelosa neutralidad que antes permitía a Trinidad y Tobago servir de puente entre Washington y Caracas”, dice Oner.

El desarrollo del yacimiento Dragón, que posee miles de millones de pies cúbicos de gas, se había retrasado por las sanciones de EE UU. Sin embargo, a fines de septiembre, Washington renovó la licencia para su desarrollo, aunque condicionada a que el proyecto no beneficie "significativamente al régimen de Maduro", evidenciando la instrumentalización del recurso en el juego geopolítico.

Acercamiento a Trump

El cambio de timón en Puerto España se consolidó con la llegada de la primera ministra Kamla Persad-Bissessar en mayo, quien redefinió la política exterior que antes priorizaba la cooperación caribeña (Caricom).

La principal motivación declarada para este acercamiento a la agenda estratégica de EE UU es la seguridad interna y la lucha contra el crimen organizado. Robert Wood, subdirector del Economist Intelligence Unit (EIU) para la región, apunta que Persad-Bissessar busca proyectar una "mano dura con la seguridad" ante la gran preocupación ciudadana por la criminalidad. La primera ministra argumentó que países pequeños como el suyo "no cuentan con los recursos financieros ni militares para enfrentarse a los cárteles de la droga".

Esta necesidad de apoyo externo se tradujo en un respaldo explícito a las acciones militares marítimas de EE UU en el Caribe, incluso elogiando una operación antinarcóticos que causó 11 muertos. Este apoyo, sumado a la realización de ejercicios militares con el destructor estadounidense USS Gravely a pocos kilómetros de la costa venezolana, fue calificado por Caracas como una "provocación militar".

Consecuencias del fin de la neutralidad

Este claro alineamiento con EE UU fracturó la histórica cautelosa neutralidad de Trinidad y Tobago, cerrando su rol como posible puente entre Washington y Caracas.

El costo de este giro es inmediato, según Oner: las relaciones con Venezuela se encuentran en uno de sus puntos más bajos, marcadas por una retórica de enfrentamiento sin precedentes por parte del gobierno de Maduro.

Más allá de lo simbólico, las repercusiones son económicas y prácticas. El nuevo posicionamiento "paralizó años de delicadas negociaciones sobre proyectos conjuntos de gas", esenciales para aliviar la escasez energética de Trinidad y Tobago. Este desafío en el sector energético será una de las consecuencias directas que la isla deberá afrontar tras priorizar su alianza con Estados Unidos.

Lea la nota completa en CNN

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