Republica del Zulia

Julio Portillo: Necesitamos entonces promover el regionalismo como protesta al excesivo centralismo en todos los órdenes. Tenemos que despertar la conciencia política de la provincia.

domingo, 9 de noviembre de 2025

EL MONUMENTAL Por Douglas Zabala



AL GAITERO EN SU DIA

 

Hoy vengo a parafrasear a Rafael Rincón González con su “Yo nací en los Biombos, soy del Saladillo y en la Flor del Zulia yo jugaba cuando niño”.  Porque yo también nací en los Biombos y allá de niño en la V.O.C siempre veía a Ricardo Aguirre y sus amigos gaiteros, entonar sus gaitas. 

 

Ricardo Aguirre murió trágicamente el 8 de noviembre del año 1969 en un accidente automovilístico a la edad de 30 años. Su muerte fue un golpe devastador en aquella Ciudad que andaba alborotada porque se acercaba el día de la Chinita.

 

Ese día lloviznaba mucho y mi calle los Biombos se transformó en un solo dolor y llanto porque a dos casas de la mía vivía Papapa, el tamborero, tres casas más arriba vivía Ciro Colleyo el Furrero y en la esquina Leandro Soto, todos gaiteros  y hermanos de farra y gaita de Ricardo.

 

En una oportunidad conversando con el Charrasquero de Cardenales, Quintiliano Sánchez nos contó que:

 

 “El día 07 de noviembre los Cardenales tuvimos una presentación en la Fonoplatea De Los Éxitos. Ricardo no se apareció a esa presentación.

 

“Un Furrero lo vio, hacia las seis de la tarde, jugando billar con Alcibíades Villalobos. Le preguntó por qué no se había uniformado si teníamos que ir a tocar en la Fono Platea. A lo que Ricardo le contestó: “Yo hoy no quiero cantar. Yo quiero andar con mis amigos”.

 

Siguió comentando Quintiliano que ese día “Hicimos la presentación sin Ricardo; y Pedro Suarez, quien era dueño de los Cardenales, al terminar de tocar nos convocó a una reunión y allí nos señaló, que lo hecho por Ricardo no se debía hacer, porque todos estaban pidiendo sus éxitos”.

 

Lo contado por Alves Aguirre, es que los hermanos Aguirre, después de una presentación del Saladillo, se fueron pá Loco Lindo y Ricardo llegó con Luis Esteban, su hermano mayor y otros más. De ahí salieron a “La Rumbera” y las últimas cervezas fueron en el “Café Roosevelt” de Atilio Cepeda, en Las Veritas, cerquita del Cine Tropical y la Funeraria Chávez.

 

Ricardo Aguirre dijo: Bueno, se acabó la parranda. De allí llevó a todo el mundo; por último, a Alves Aguirre y siguió solo hasta que se marchó El Monumental.

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