
El chavismo admitió que Nicolás Maduro envió una carta a Donald Trump a inicios de septiembre, ofreciéndole una “comunicación directa” para “preservar la paz”. La propuesta contrasta con el despliegue simultáneo de soldados, drones y defensas antiaéreas en varias regiones, y con el entrenamiento militar de civiles que acompaña al discurso belicista del oficialismo.
Caracas. Apenas cuatro días después del primer ataque estadounidense contra una lancha venezolana acusada de transportar drogas, Nicolás Maduro envió una carta al presidente de Estados Unidos (EE. UU.), Donald Trump, en la que ofreció abrir un canal de diálogo para una “comunicación directa y franca”.
El gesto, revelado la tarde de este domingo, 21 de septiembre, por la vicepresidenta Delcy Rodríguez en Telegram —una aplicación de mensajería muy usada en Venezuela para difundir comunicados oficiales—, se da en medio de la mayor escalada militar en el Caribe desde 1989 y en un contexto de acusaciones internacionales contra la cúpula chavista.
Rodríguez explicó que la decisión de difundir la misiva completa respondió a que había sido filtrada “de manera parcial” en la prensa norteamericana. La funcionaria defendió que el documento busca “elevar la verdad irrefutable de Venezuela” y demostrar con datos avalados por organismos internacionales que el país “es un territorio libre de actividades ilícitas”.
Consultado sobre la carta, el día anterior, Trump eludió confirmarlo ante corresponsales de diversos medios en una de sus paradas durante una gira política.
“Bueno, no lo quiero decir, pero ya veremos qué pasa con Venezuela”,
declaró en Arizona.



Una carta de negaciones y promesas
En el texto fechado el 6 de septiembre, Maduro rechazó con firmeza las acusaciones de narcotráfico que lo rodean a él y a sus principales funcionarios. Las calificó como “el peor de los fake news —noticias falsas intencionalmente fabricadas o manipuladas— lanzados contra nuestro país para justificar una escalada a un conflicto armado”.
“Presidente, espero que podamos juntos derrotar estos fake news que llenan de ruido una relación que tiene que ser histórica y pacífica”, escribió, tras insistir en su disposición a hablar “de manera directa y franca” con Washington, a través del entonces enviado especial Richard Grenell —un diplomático y político estadounidense cercano a Trump—.
Maduro sostuvo que solo un 3 % de la droga colombiana intenta atravesar territorio venezolano y que más del 70 % de esa fracción fue incautada y destruida por sus fuerzas de seguridad. También afirmó que han neutralizado 402 aeronaves ligadas al narcotráfico en la última década.
Sin embargo, el texto no responde a las acusaciones específicas sobre el “Cártel de los Soles”, una presunta red de altos mandos militares venezolanos acusada de traficar drogas.
Tampoco se hace referencia a la recompensa de 50.000.000 de dólares ofrecida por el Departamento de Justicia de EE. UU., bajo órdernes del propio Trump, por información que permita la captura de Maduro.

Escalada militar en el Caribe
La carta se envió en las primeras dos semanas del despliegue militar estadounidense que creció con rapidez desde finales de agosto. El 29 de ese mes, el crucero USS Lake Erie —un buque de guerra especializado en defensa antimisiles— ingresó al Caribe como parte de una operación “antinarcóticos” ordenada por Trump.
Días después, el 2 de septiembre pasado, el presidente estadounidense confirmó un ataque aéreo contra una embarcación venezolana, un acto que el chavismo tachó de “agresión”, luego de negar el bombardeo por más de una semana.
El 5 de septiembre pasado, dos F-16 venezolanos —cazas ligeros de fabricación estadounidense que Caracas adquirió en los años 1980— realizaron un vuelo considerado “provocador” por el Pentágono cerca de un buque estadounidense en aguas internacionales.
En respuesta, Trump ordenó enviar diez cazas F-35 —aviones de combate furtivos de última generación— a Puerto Rico junto con siete buques y un submarino.
La tensión se intensificó con la movilización de 15.000 soldados venezolanos a la frontera con Colombia. A esto se sumó el inicio de ejercicios militares bajo el nombre “Caribe Soberano 200”. Estas maniobras incluyeron buques, drones, aviones y defensas antiaéreas en la isla La Orchila, un islote del Caribe venezolano que funciona como base militar estratégica.
Cuatro lanchas
La ofensiva estadounidense ha hundido ya cuatro embarcaciones sospechosas de narcotráfico en el Caribe. En el caso más reciente, la Dirección Nacional de Control de Drogas de República Dominicana (DNCD) confirmó la recuperación de 377 paquetes de presunta cocaína de una embarcación tipo “Go Fast”.
La nave fue destruida el viernes, 19 de septiembre, por EE. UU. a 80 millas náuticas al sur de Isla Beata.
El ataque, que mató a tres tripulantes, marcó la primera operación conjunta en la historia entre la DNCD y el Comando Sur estadounidense, con apoyo de la Agencia de Control de Drogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés).
De acuerdo con el gobierno dominicado, evidenció que la ruta del cargamento —1000 kilos en total— buscaba usar territorio dominicano como puente hacia Estados Unidos.

Militarización comunal
Entre los posicionamietos internacionales más contundentes, ha destacado el de China, cuyo gobierno condenó el operativo el 15 de septiembre. En comunicado, China acusó a Washington de violar la soberanía venezolana. También algunos gobiernos latinoamericanos han expresado preocupación por una escalada bélica en la región.
En paralelo a la tensión internacional, el chavismo activó este fin de semana la campaña “Los Cuarteles van al Pueblo” en más de 5000 circuitos comunales, donde soldados instruyeron a civiles en el uso de armas y tácticas de defensa. La estrategia combina entrenamiento militar con propaganda política.
“El que se meta con Venezuela nos va a encontrar unidos”, afirmó Diosdado Cabello la tarde del sábado, 20 de septiembre, en un acto en Petare. Asimismo, aseguró que “la dignidad del pueblo” es el arma más poderosa ante EE. UU.
En otro acto, el ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, declaró que “la fortaleza de Venezuela no se mide solo en cañones, sino en voluntad combativa y conciencia patriótica”. Del mismo modo, denunció que Washington pretende “volvernos a la esclavitud”.

Realidad versus propaganda
Para la líder opositora María Corina Machado estas jornadas representan tanto un ejercicio de propaganda interna como una estrategia de control político. De esta forma se intenta consolidar la narrativa de resistencia frente a las amenazas externas.
Maduro cerró su carta a Trump con un recordarorio de la proclama de Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), un bloque regional creado en 2010, que declaró a América Latina y el Caribe como “Zona de Paz”.
“Lo invito, presidente, a preservar la paz con diálogo y entendimiento en todo el hemisferio”, escribió.
Pero el contraste no podía ser más evidente. Mientras Maduro habla de paz en su carta, en La Orchila los soldados desplegaron defensas antiaéreas bajo el sol caribeño, muy cerca de donde se instalaron los buques de guerra extranjeros.
Esta dualidad captura la contradicción esencial de la crisis chavista: retórica pacífica versus despliegue militar. Todo supeditado a la respuesta de Trump.
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