La intensificación de los eventos de El Niño, impulsada por el cambio climático, está propiciando una caída sostenida en la diversidad y en las funciones ecológicas de los insectos en las regiones tropicales, según investigaciones recientes publicadas en Nature y The Conversation, reforzadas por nuevas advertencias de organismos ambientales de alcance internacional.
Mariposas, escarabajos y hemípteros, fundamentales para el equilibrio de los bosques, sufren un descenso persistente que amenaza la estabilidad de estos ecosistemas.
El Niño y el declive de la biodiversidad de insectos
El análisis de más de 80 estudios en bosques tropicales, entre ellos los realizados sobre la selva amazónica, el sudeste asiático y las selvas de África, muestra que El Niño provoca disminuciones rápidas y constantes en la biodiversidad y el funcionamiento de los insectos. “Estamos ante una reducción de la diversidad nunca antes registrada en tan poco tiempo”, advirtió Jane Hill, investigadora de la Universidad de York, al medio The Guardian.
En varios sitios, los científicos han presenciado colapsos de más del 30% en la abundancia de mariposas y hasta del 40% en escarabajos durante los años de mayor severidad del fenómeno.

Los efectos de El Niño han sido particularmente devastadores cuando se combinan con olas de calor y sequías: estudios en la Amazonia ecuatoriana y la selva de Borneo documentan episodios de mortalidad de insectos y una disminución de especies que impacta de forma directa a aves, reptiles y pequeños mamíferos.
“Los insectos no solo son vitales para descomponer materia orgánica, sino que de ellos dependen polinizadores y depredadores clave, generando un efecto dominó”, explicó Steve Bale, ecólogo de la Universidad de Exeter, al medio estadounidense Scientific American.
Una característica alarmante es la pérdida de sincronía en los ciclos de vida. El desarrollo larval, los períodos reproductivos y la migración de insectos como mariposas y polillas se han visto alterados por los cambios abruptos de temperatura y precipitación.
Esto provoca desajustes con las plantas de las que dependen y con las especies que se alimentan de ellos. Según datos de la Universidad de California, los brotes de hojas jóvenes o flores ya no coinciden con los picos de actividad de los insectos, reduciendo el éxito reproductivo de ambos.
Funciones ecológicas y riesgo para la seguridad alimentaria

El declive de insectos tropicales pone en jaque funciones cruciales. Polinización, descomposición y control biológico son algunos de los procesos más amenazados. En regiones agrícolas del sureste asiático, los agricultores han sufrido reducciones notables en la producción de cacao, café y frutas debido a la caída en la actividad polinizadora de abejas y mariposas. Incluso, datos de la FAO revelan que hasta un 75% de los cultivos a nivel global depende de la acción de polinizadores, cifra que destaca el impacto potencial sobre la seguridad alimentaria mundial.
Por otro lado, la reducción en la descomposición de hojas y material vegetal, evidenciada en estudios publicados por Nature, implica una acumulación de residuos y pérdida de nutrientes en los suelos, afectando de forma indirecta a la regeneración vegetal y a la productividad general de los bosques.
Proyecciones y advertencias internacionales
La Organización de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente y la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza han advertido que el declive de insectos no solo amenaza la biodiversidad, sino que podría incrementar la vulnerabilidad de los ecosistemas ante incendios y plagas, al alterar el reciclaje natural de materia orgánica y el equilibrio entre especies.
El ritmo acelerado del calentamiento global —con temperaturas medias que ya han subido más de 1,1℃ desde la era preindustrial, según datos del IPCC— sugiere que fenómenos extremos como El Niño serán más frecuentes e intensos en las próximas décadas.

Distintos modelos climáticos, citados también por The Wall Street Journal, predicen que el daño a la biodiversidad de insectos podría volverse irreversible si no se limitan las emisiones de gases de efecto invernadero. Además, la baja capacidad de recuperación, observada en cada ciclo de El Niño, anticipa extinciones locales y disminución de la riqueza genética necesaria para la adaptación.
Urgencia en la investigación y el monitoreo
Los expertos insisten en la importancia de reforzar el monitoreo a largo plazo, sobre todo en las regiones menos estudiadas como África central y el Pacífico sudoccidental.
Para Matt Shardlow, director de la organización Buglife del Reino Unido, la situación demanda acción urgente: “Estamos jugando a ciegas con los sistemas que permiten la vida en los trópicos. Monitorear y proteger a los insectos es una prioridad planetaria”, insistió. Sin una respuesta coordinada y sostenida, la ciencia advierte que podríamos perder especies y funciones esenciales antes de siquiera llegar a conocerlas.
La permanencia de los insectos tropicales, así como la resiliencia de los bosques y la vida que sostienen, dependerá de la rapidez y solidez de la acción científica y política ante un fenómeno que no conoce precedentes en la historia moderna.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario