La historia demuestra que, en numerosas ocasiones, los grandes cambios políticos han sucedido de forma inesperada, cuando la mayoría creía imposible que ocurrieran.

Ejemplos sobran: pocos imaginaron que los bolcheviques tomarían el poder en la Revolución de Octubre de 1917; que Hitler llegaría al poder en 1933; que Fidel Castro se impondría en Cuba en 1959; que el Muro de Berlín caería en 1989; o que Barack Obama en 2008 y Donald Trump en 2016 alcanzarían la presidencia de Estados Unidos. Igualmente sorprendió la irrupción de Bolsonaro en Brasil, Bukele en El Salvador, Milei en Argentina y tantos otros.

La lección es clara: aunque podamos intuir tendencias, nunca sabemos con certeza cuándo ni cómo se producirán los giros que cambian la historia.

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