
Daniel Lacalle desgrana en su libro El nuevo orden económico mundial (Deusto, mayo 2025) las claves de lo que está pasando en Occidente. Alienta al lector a oponerse al “Estado depredador”. Su mensaje, en 320 páginas, se puede resumir así: “La libertad es el estado natural del ser humano”
En la tormenta que agita la vida política española y sus conexiones con el régimen bolivariano venezolano, además de la organización corrupta desde el PSOE, las tensiones con la inmigración ilegal, los nexos del presidente Sánchez con el negocio de la prostitución en manos de su suegro, el enjuiciamiento de su esposa y su propio hermano, aparece este libro que pone el foco en cómo el progresismo trabaja para que creas que serás libre sin libertad real.
Su subtítulo enfoca el entorno: “EE UU, China, Europa y el descontento global”. Se puede destacar el capítulo 12, en el que define a la Agenda 2030 como “caballo de Troya del totalitarismo”. Así como el 15, sobre “Latinoamérica y el avance de la libertad en Argentina”. El 20, “Tecnología para la libertad o para el control social”. El 22, “España en el nuevo orden económico mundial”. El libro establece una alerta sobre lo que se fragua contra el mundo heredado del siglo XX y que él define como una neoinquisición.
A continuación, algunas frases a manera de resumen e invitación a leer este manual de resistencia contra la implantación en nuestras vidas del neoestado depredador de la economía y la libertad individual. Lo que reseña Daniel Lacalle es un refinado mundo orwelliano, que se nos echa encima:
–¿Qué beneficio puede tener en este nuevo orden mundial debilitar económicamente al país que gobiernas? La razón hay que buscarla en el interés último del gobernante, que no es otro que mantener su posición de poder sin riesgo de competencia.
–La inflación no es una casualidad, es una política. La promesa socialista de robo y redistribución no busca acabar con la élite económica, sino hacerte dependiente para que la élite política se enriquezca. El estado de bienestar es consecuencia del capitalismo, de la riqueza y de un Estado burocrático pequeño, facilitador y responsable.
–El Estado depredador es equivalente al sistema fascista, donde el individuo libre es el enemigo, el pueblo es el Estado y el Estado es el gobernante, sólo que ahora se presenta a sí mismo como ejemplo de lucha contra el fascismo. Por supuesto, si defiendes la libertad individual, el libre mercado y la libertad de expresión, eres fascista, según la definición de los comisarios políticos del Estado depredador. Ya sabemos que no hay mayores fascistas que los que se autodenominan antifascistas y que el comunismo y el fascismo son equivalentes porque rechazan la naturaleza humana, al individuo libre, se centran en la ingeniería social y para ello usan la violencia y la miseria. (…) su objetivo es crear una clase dependiente y secuestrada incapaz de rebelarse contra los gobiernos, por eso viene escondido dentro del caballo de Troya del estado de bienestar.
Puntualiza Lacalle cómo se interconecta el nuevo orden mundial. Intervienen Estados Unidos, como independiente en energía y mirarse hacia dentro. Los gigantes tecnológicos, independientes de los Estados, levantando las fronteras tradicionales. El fenómeno China, un capitalismo de Estado férreo unipartidista, controlando la represión estatal. El fracaso del modelo económico de la Unión Europea. Todos esos elementos generan un plan de propaganda y cimientan las mentiras oficiales. Eso sin olvidar el Grupo de Puebla y otros, “organizaciones aterradoras, que reúnen a los que blanquean y defienden las dictaduras de Cuba, Venezuela y Nicaragua”. Y agrega:
–En España vemos con resignación cómo el gobierno acapara cada vez mayores espacios y dinamita las instituciones independientes, demoliendo los contrapesos y colocando a comisarios políticos en los puestos clave que limitan las intenciones de poder autocrático del gobierno.
No deja de citar Ludwig von Mises al referirse al estatismo como una extensión del socialismo. “El marxismo se basa en el juicio infalible de un proletariado lleno de espíritu revolucionario; el estatismo en la infalibilidad de la autoridad reinante. Ambos coinciden en creer en un absolutismo político que no admite la posibilidad de error”. El estatismo es, en realidad, la manifestación práctica de un socialismo que es igualmente válido para la izquierda y la derecha política. Intercambiable.
Este libro, dada la ola de la Agenda 2030 que se cierne sobre el mundo occidental, analiza y recomienda a la sociedad civil que se ponga en pie, en alerta contra ese excesivo control de esta nueva forma de Estado controlador, que está desmontando, desde dentro, la democracia de los tres poderes tradicionales y aquel cuarto de la prensa vigilador de ellos.
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