Republica del Zulia

Julio Portillo: Necesitamos entonces promover el regionalismo como protesta al excesivo centralismo en todos los órdenes. Tenemos que despertar la conciencia política de la provincia.

domingo, 9 de marzo de 2025

Jorge Castañeda: Otros datos



Otros datos: los tenía López Obrador, los posee Trump, los comparte con frecuencia buena parte de la comentocracia mexicana, y ahora yo también. Ante el éxtasis por el gran logro del gobierno mexicano en retrasar de nuevo tres semanas la imposición de aranceles, me permito aportar tres elementos discrepantes. A cada quien le corresponde juzgar si contradicen la versión oficial o si esta última contradice la verdad.

En primer lugar, la decisión de la Casa Blanca de posponer hasta el 2 de abril los aranceles para productos intercambiados dentro del T-MEC fue anunciada —en realidad filtrada— por el secretario de Comercio norteamericano, Howard Lutnik, un par de horas antes de la conversación telefónica entre los presidentes Sheinbaum y Trump. Lo dijo en una entrevista a la cadena CNBC, y fue reproducido por todos los demás medios televisivos y de redes sociales en Estados Unidos. La decisión de Trump no fue resultado de su conversación con la presidenta mexicana; la había tomado en todo caso un par de horas antes y más bien desde la víspera. Que Trump mismo haya dicho que su decisión vino “después” del intercambio no significa gran cosa: sabemos ya que miente como respira.

En segundo lugar, la fina estrategia, primero de respeto y suaves maneras, después de cierto enfrentamiento, de Claudia Sheinbaum obtuvo exactamente los mismos resultados que… la burda y fallida estrategia de Justin Trudeau, primer ministro de Canadá. A ambos países Trump les suspendió la imposición de los aranceles hasta el 2 de abril, aunque ha vuelto a amenazar a la industria láctea canadiense. El caso de México fue anunciado primero; el de Canadá unas cuantas horas después. Se puede considerar que la estrategia de Sheinbaum —cualquiera que haya sido, más allá de lugares comunes— fue más acertada que la de Trudeau —primero acomodaticio, después confrontacional—, pero todo indica que ninguna de las dos pesó mucho en el ánimo de Trump. Decidió él por sus motivos posponer los aranceles. Pareciera que la pésima reacción de los mercados durante los primeros días de esta semana fue el verdadero origen del cambio de Trump. Pero no encuentro la manera de distinguir entre las consecuencias de la estrategia mexicana y la canadiense: el desenlace fue exactamente el mismo.

En tercer término, Trump y el comunicado oficial de la Casa Blanca del jueves en la noche señalan explícita y claramente que la no aplicación de los aranceles se refiere a productos que se comercian dentro de las disposiciones del T-MEC. Como se ha explicado en varios medios, sobre todo en Estados Unidos y en menor medida en México, muchos exportadores mexicanos, y algunos canadienses, no se acogen a los beneficios del T-MEC para exportar sin impuestos o aranceles a Estados Unidos.

La razón es sencilla. Para beneficiarse del T-MEC, es preciso cumplir con una serie de normas, principalmente llamadas reglas de origen de contenido de América del Norte. Esto vale tanto para la industria automotriz, que tiene su propia métrica, como para otros productos. En muchos casos el papeleo para demostrar el cumplimiento o el costo de cumplir es muy superior a la diferencia entre el arancel cero del T-MEC y el arancel que puede variar desde el 2.5 % hasta el 10 o 15 % de la cláusula de la nación más favorecida de la OMC. Esto es especialmente cierto para algunas automotrices, para equipo electrónico, y para otros bienes, por ejemplo, de equipo médico y algunos productos agrícolas

Por ejemplo, las tres grandes armadoras automotrices, General Motors, Ford y Stellantis (ex-Chrysler), se acogen todas al T-MEC y exportan a Estados Unidos sin arancel y con un 75 % de contenido de América del Norte. En cambio las europeas BMW, Audi y en parte Volkswagen; la coreana Kia, y las japonesas Mazda y en parte Nissan, no lo hacen, ya que no cumplen con la norma de origen de América del Norte. En principio, por lo menos hasta el mediodía del 7 de marzo, a los automóviles exportados por estas empresas se les aplicará el arancel de 25 %.

Expertos mexicanos por su parte, y norteamericanos por la otra, citados por The New York Times el 6 de marzo, sugieren que entre el 15 y el 50 % de las exportaciones mexicanas se hacen fuera de las disposiciones del T-MEC y por lo tanto se les aplicará el arancel de 25 %. El Wall Street Journal estimó la proporción en 50 %. Desde luego que Trump puede volver a cambiar de opinión y decida que siempre no se limita la exención de aranceles a los productos intercambiados dentro del T-MEC sino a todos ellos.

Acepto que es extraordinariamente difícil seguir paso a paso la volubilidad de Trump y la confusión que impera dentro de su equipo en Washington. Pero eso no debiera obstar para que se pudiera analizar con mayor cuidado lo que realmente está sucediendo. No para aguarle al gobierno mexicano su fiesta, sino simplemente para tratar de entender lo que sucede.

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